El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Bibliografía

Capítulo 9

La evidencia antracológica. paisaje vegetal, recursos y aprovechamiento en el el abrigo pleistoceno

INTRODUCCIÓN

Los estudios antracológicos llevados a cabo en el complejo arqueológico de Benzú proceden de los dos yacimientos evidenciados: el abrigo que ha librado una larga secuencia estratigráfica comprendida entre el Pleistoceno medio y superior (250-70 Ka. BP), y la pequeña cavidad situada al sureste donde se detectó la ocupación holocena adscrita al Neolítico (ca. 7000 años BP).

En ambos depósitos se desarrollaron las técnicas de recuperación integral de restos orgánicos conforme exige la disciplina antracológica (Uzquiano, 1997). Sin embargo los resultados obtenidos en los dos depósitos han sido muy diferentes. El Abrigo apenas ha librado información antracológica debido a la fuerte pendiente en que se encontraba el área de excavación, a que el paquete sedimentario se hallaba a su vez muy concrecionado y por último a la práctica ausencia de evidencias de combustión (hogares).

La información antracológica sí ha resultado satisfactoria y bastante informativa en la ocupación neo - lítica, lo que nos ha permitido establecer correlaciones con las otras disciplinas afines que se integran en este volumen y con los datos paleobiogeográficos de depósitos continentales y marinos del área del estrecho de Gibraltar.

Presentamos en esta primera parte los datos biogeográficos del yacimiento previos al estudio antracológicos efectuado en el abrigo pleistoceno.

EL MARCO GEOGRÁFICO DE LA ZONA DE ESTUDIO

Todo este entorno corresponde a las estribaciones montañosas septentrionales de la dorsal caliza rifeña: Djebel Mussa y Djebel Fahíes, que discurre con una orientación noreste-suroeste (Chamorro, Domínguez-Bella y Pereila, 2003). Geográficamente se la conoce como Sierra Bullones o de Beni Yunes y se caracteriza por una serie de elevaciones comprendidas entre los 300-600 metros de altitud media con una fuerte pendiente, y por una serie de valles sinuosos que se disponen de manera perpendicular a la costa, originando con ello una fuerte compartimentación del espacio útil. El Djebel Mussa con sus 839 metros constituye la cota altitudinal máxima de esta zona.

A pesar de los afloramientos calizos que emergen a modo de islotes, la existencia en proximidad de terrenos ácidos (esquistos, areniscas…) que se disponen a lo largo de los valles, en las partes bajas de las laderas y en las zonas costeras, tendrá consecuencias importantes para la distribución de las comunidades vegetales.

Desde un punto de vista hidrológico (Chamorro, Domínguez Bella y Pereila, 2003) los afloramientos calcáreos karstificados tanto del lugar que ocupa el yacimiento como de sus alrededores conllevan una importante circulación subterránea de agua, con la existencia de una serie de surgencias que pudieron favorecer no solamente la ocupación humana de Benzú sino la de otros asentamientos humanos en toda esta zona de montañas costeras, dada la existencia de numerosas cavidades con restos arqueológicos en los valles paralelos al del Algarrobo. La existencia de agua en el subsuelo también tiene consecuencias favorables para la regeneración de la biomasa vegetal de todo este entorno.

La posición del yacimiento en la mitad de la ladera noroeste controlando la entrada del valle y su cercanía a la costa, le permite tener un control visual tanto del valle del Algarrobo como de toda la bahía de la Ballenera.

CLIMA Y VEGETACIÓN

El clima es mediterráneo de variante californiana, con un máximo pluviométrico invernal y una estación seca. La influencia marina es importante, originando altos niveles de humedad ambiente y donde las criptoprecipitaciones suelen ser frecuentes. El régimen de vientos condiciona el aspecto y el porte de la vegetación (Ugarte, Ruiz y Martínez-Medina, 2003).

Esta zona se encuentra bioclimáticamente dentro del piso termomediterráneo de ombroclima seco a subhúmedo, con 600 milímetros de precipitación media anual. Desde un punto de vista fitosociológico, nos encontramos en el Dominio Mediterráneo-Atlántico, Sector Ibérico, Sub-sector Tingitano (Benabid, 1984; Barbero, Quézel y Rivas Martínez, 1981; Rivas Martínez, 1987).

El yacimiento se localiza en el área del Coscojar termomediterráneo sub-húmedo (Quercus coccifera) sobre calizas, muy degradado, con matorrales bajos de porte ralo en las zonas con ausencia de horizontes edáficos desarrollados y con elevada exposición a los vientos dominantes. Esta formación supone desde el punto de vista altitudinal la transición entre las formaciones de Araares (Tetraclinis articulata) y los Encinares de Quercus ilex (Ugarte, Ruiz y Martínez-Medina, 2003; Charco, 1999).

El coscojar como formación ha desaparecido de las laderas del mogote de Benzú. Algunos ejemplares de coscoja perviven aún en la parte más alta con orientación sur-sureste y también dentro del sotobosque del Alcornocal, y su lugar ha sido ocupado por espartales, tomillares y pastizales junto a Chamaerops humilis, Pistacia lentiscus, Rhamnus lycioides, Calicotome villosa, Ulex parviflorus, Erica erigena, Telline linifolia, Lavandula dentata; especies endémicas como Rupicapnus africanae subsp. decipiens, Buplerum balansae, Bois, Ptilostemon abylensis, Stachys fontqueri, Pau; o ibero-mauritánicas como Iberis gibraltarica, L, Biscutella baetica. En el límite sur del afloramiento se encuentra un pinar de repoblación (Pinus canariensi.

El Alcornocal (Quercus suber) es la otra formación característica de Sierra Bullones, mucho más extendida ya que se asienta sobre los terrenos ácidos que rodean los afloramientos calcáreos. Las continuas talas de alcornoques destinadas a leña y carboneo, tareas que persisten hoy día dentro de territorio marroquí, han ocasionado la práctica desaparición de Quercus suber de todo su área potencial, perviviendo en pequeñas manchas discontinuas localizadas en las vaguadas. El sotobosque del alcornocal se encuentra mucho más extendido sobre las laderas de esquistos de toda esta zona: Quercus coccifera, Arbutus unedo, Erica arborea, E. scoparia, E. australis, Myrtus communis, Pistacia lentiscus, Chamaerops humilis, Cistus albidus, C. salviifolius, Daphne gnidium, etc. (Charco,1999)

La flora de barrancos y arroyos se caracteriza por la presencia de Salix pedicellata, Populus alba, P. nigra, Tamarix africana, Viburnum tinus, Arbutus unedo, Laurus nobilis, Alnus glutinosa, Fraxinus angustifolia, Quercus canariensis o Myrtus communis.

MATERIALES Y MÉTODOS

Los restos antracológicos analizados se recogieron sistemáticamente mediante la combinación de las técnicas de flotación manual en barreños, cribado del sedimento con agua en columna de cribas de diferente grosor atendiendo a la fracción del sedimento, y posterior triado y selección de materiales (Uzquiano, 1992, 1997 y 2006). La recuperación fue exhaustiva ya que se procesó la totalidad del sedimento excavado (ver Introducción, figura 6).

Sin embargo la aplicación de todas estas técnicas a la totalidad de los sedimentos recogidos en el abrigo no ha dado resultados satisfactorios por las razones mencionadas en la Introducción. La ocupación holocena por el contrario sí ha librado un conjunto de restos antracológicos bastante completos, a pesar de que el sedimento no era particularmente rico en carbones. La variedad taxonómica obtenida nos ha proporcionado una información florística muy diversa, teniendo en cuenta la vegetación potencial actual de toda esta zona como referencia.

EL ABRIGO PLEISTOCENO

Diez niveles estratigráficos han librado una secuencia comprendida entre el Pleistoceno Medio y Superior (ca. 250-70 Ka BP). Los escasos datos obtenidos proceden del nivel 2 (254 Ka. BP) y del nivel 4 (<173 Ka BP).

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

En ambos niveles se han determinado taxones arbustivos: Erica sp., aparece en el nivel 4 y Fabaceae en el nivel 2 (TABLA 9.1). Desde un punto de vista cuantitativo la escasez de muestras nos impide hacer una valoración fiable acerca de la vegetación existente en las inmediaciones del yacimiento. No obstante a nivel cualitativo estos datos resultan significativos teniendo en cuenta que la exposición de toda esta zona a los vientos dominantes condiciona en la actualidad el porte bajo de la vegetación. Por tanto y con la debida prudencia ante la escasez de información, el matorral arbustivo debió caracterizar toda esta zona a lo largo del Pleistoceno, sobre todo si tenemos en cuenta como veremos más adelante, su abundancia durante el Holoceno. Desde un punto de vista etno-botánico ambos taxones poseen buenas propiedades inflamables, por tanto pudieron ser empleados como combustibles durante las ocupaciones humanas desarrolladas en estos dos niveles.

Tabla 9.1. Presencia de taxones arbustivos en el Abrigo de Benzú

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