El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Bibliografía

Capítulo 29

Materias primas de los productos arqueológicos

SALVADOR DOMÍNGUEZ-BELLA, EDUARDO VIJANDE Y JOSÉ RAMOS

INTRODUCCIÓN

Como se ha indicado en varias partes de este libro, la región histórica del entorno del estrecho de Gibraltar constituye un lugar estratégico también para comprender las relaciones y contactos de las sociedades tribales en el Holoceno (Ramos, coord., 2008; Vijande 2010 y 2011; Ramos, 2012). Recordamos en este sentido que para este tipo de estudios hemos desarrollado una serie de proyectos desde hace algunos años. Ya en los 90 del siglo pasado el Proyecto La ocupación prehistórica de la campiña litoral y Banda Atlántica de Cádiz, con autorización y financiación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la dirección de José Ramos (Ramos, coord., 2008; Ramos y Pérez, 2008), permitió avanzar en la identificación de materias primas de diferentes sociedades, planteando esta problemática de posibles relaciones y contactos entre los grupos humanos de ambas orillas, comprendiendo para esto la importancia de las técnicas arqueométricas.

En la siguiente década, el Proyecto Benzú, desarrollado en el Norte de África, con la codirección de José Ramos y Darío Bernal, ha permitido continuar el estudio de esta problemática. Como también se ha indicado en esta obra, la financiación se ha producido en el marco de un convenio de colaboración entre la Ciudad de Ceuta y la Universidad de Cádiz. Así, sus estudios se han integrado en una investigación interdisciplinar sobre el estudio de las sociedades tribales-comunitarias de la región del estrecho de Gibraltar (Ramos, Bernal y Castañeda, eds., 2003; Ramos y Bernal, eds., 2006; Ramos et alii, 2007 y 2008b; Ramos y Bernal, 2009; Ramos et alii, coords., 2011; Vijande, 2010 y 2011; Vijande et alii, 2008a). Estos trabajos se han realizado con la autorización de los permisos de excavación por parte del Ministerio de Cultura. La experiencia de trabajos en el norte de África, obtenida en otros proyectos enmarcados en colaboraciones internacionales, como las establecidas entre investigadores de la Universidad Abdelmalek Essaadi, el Museo de Tetuán, el Museo de Tánger, el INSAP de Rabat, el Instituto de Estudios Ceutíes y la Universidad de Cádiz, ha permitido alcanzar un proyecto de investigación continuado en la región. Así, se han llevado a término, junto con el Proyecto Benzú, otros proyectos de investigación en la zona tales como:

■ A/2893/05 y A/6317/06. Materias primas en la Prehistoria del estrecho de Gibraltar. Los investigadores responsables fueron Salvador Domínguez-Bella y Ali Maate, financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI-PCI).

■ A/6867/06. Estudio de los fondos del Museo arqueológico de Tetuán (I). Inicio del inventario general y análisis de algunas colecciones temáticas. Los investigadores responsables han sido José Ramos y Mehdi Zouak.

■ A/5790/06. Contribución a la elaboración de la Carta Arqueológica del norte de Marruecos (región de Tánger-Tetuán). Análisis de la viabilidad y diseño del proyecto. Los investigadores responsables fueron Darío Bernal y Baraka Raissouni.

■ A/010823/07. Estudio de los fondos del Museo arqueológico de Tetuán (II). Inicio del inventario general y análisis de algunas colecciones temáticas. Los investigadores responsables han sido José Ramos y Mehdi Zouak.

■ A/017232/08. Arqueomineralogía y Patrimonio Histórico: estudio de las colecciones prehistóricas del Museo de Tetuán. Los investigadores responsables eran Salvador Domínguez-Bella y Ali Maate.

■ AP/040139/11. Propuesta de remodelación de contenidos del Museo Arqueológico de Tetuán. Los investigadores responsables han sido José Ramos y Ali Maate. Los proyectos de carácter eminentemente geoarqueológico que se vienen realizando desde 2006 hasta el presente, se iniciaron con el Proyecto A/2893/05, y supusieron la consecución de una gran parte de los objetivos planteados inicialmente. Trabajando dentro de una línea de geoarqueología y arqueomineralogía, es decir, la aplicación de las ciencias geológicas a la Arqueología, todo un conjunto de estudios relacionados con diferentes disciplinas geológicas (mineralogía, sedimentos, geoquímica de suelos y otros objetos, petrología, yacimientos minerales, micromorfología de suelos, etc.). Igualmente con la arqueometría: aplicación de las ciencias (físico-químicas, geológicas y biológicas) a la Arqueología, la Historia y el Arte. A través del uso de estas técnicas arqueométricas y geoarqueológicas estamos estudiando las materias primas minerales en el Sur de la Península Ibérica y el Norte de África, trabajando en la caracterización de dichos materiales y determinando sus áreas fuente, dentro del marco de los proyectos de investigación ya citados, y que venimos desarrollando en la región del estrecho de Gibraltar, y entre los cuales los estudios sobre la Cueva de Benzú han sido parte importante. Hemos podido también realizar un proyecto del Ministerio de Cultura, dentro de las Actividades Arqueológicas en el Exterior:

■ Proyecto Carta Arqueológica del norte de Marruecos. Región Tánger-Tetuán, Marruecos. Códigos: DRCTT/08/328; DRCTT/09/267; DRCTT/; DRCTT/09/279; DRCTT/10/314. Hemos tenido que acudir a la financiación de la AECI, PAI-HUM 440 de la Junta de Andalucía, Plan Propio UCA. La duración inicial del proyecto ha sido de enero de 2008 hasta diciembre de 2012. Los investigadores responsables del mismo han sido Mehdi Zouak, Abdelaziz El Khayari, Baraka Raissouni, Darío Bernal y José Ramos.

■ Proyecto Sociedades neolíticas y uso de materias primas líticas en la región del estrecho de Gibraltar, Código: HAR2008-06477-C03-02-HIST, financiado por la DIGICYT del Ministerio de Ciencia e Innovación. La duración de este proyecto ha sido de enero de 2009 hasta marzo de 2012. El investigador responsable del mismo ha sido Salvador Domínguez-Bella.

METODOLOGÍA EN EL ESTUDIO DE LAS MATERIAS PRIMAS MINERALES

El enmarque geológico regional que ayuda a comprender el estudio geoarqueológico y arqueométrico se presenta en el Capítulo 2. Como ya se explicó en dicho apartado de esta obra, en los últimos veinte años hemos venido desarrollando una metodología de trabajo de enfoque multidisciplinar para el estudio de las materias primas minerales en arqueología. Así, una parte importante en la interpretación arqueológica de sitios como el Abrigo y la Cueva de Benzú ha sido resultado de los estudios geoarqueológicos y arqueométricos (Chamorro, 2004; Chamorro, Domínguez-Bella y Pereila, 2003; Domínguez-Bella et alii, 2006). Estas disciplinas cuentan con varias decenas de años de tradición (Rapp, 2009), e incluyen estudios de Geología del Cuaternario y Geomorfología, además de otras disciplinas geológicas —mineralogía, petrología, sedimentología, geoquímica de suelos y de otros objetos, yacimientos minerales, micromorfología de suelos, etc.— (Kempe y Harvey, eds., 1983; Pollard, 1999).

El continuo desarrollo en las últimas décadas de nuevas tecnologías analíticas tales como la WDFRX, ICP-MS, EDS, PIXE, etc., ha determinado la posibilidad de obtener mayores fiabilidades y precisiones analíticas en los estudios arqueomineralógicos y geológicos en general (Domínguez-Bella, 2012). Como resultado de estos avances, la aplicación de estas técnicas físico-químicas a la Arqueología está aportando interesantes datos sobre las materias primas que utilizaron las comunidades humanas, las relaciones entre la tecnología y las litologías empleadas y finalmente, las áreas fuente de captación de dichas materias primas minerales (Domínguez-Bella y Morata, 1995; Domínguez-Bella et alii, 2004; Domínguez-Bella, 2012).

En nuestros trabajos sobre los materiales líticos de la Cueva de Benzú, se comenzó realizando una caracterización colorimétrica mediante observaciones de visu y con las tablas —Munsell Soil Color Charts 1994—. En una segunda etapa de estudio, se elaboraron láminas delgadas de los materiales geológicos del entorno regional susceptibles de haber sido utilizados como materias primas, así como de alguno de los materiales arqueológicos recuperados, que estaban fracturados y permitían hacer este tipo de analíticas.

Posteriormente, según el caso, se utilizaron algunas de las técnicas experimentales ya descritas, como la Difracción de Rayos X (método de polvo policristalino) en los Servicios Centrales de Ciencia y Tecnología de la UCA), la cual se llevó a cabo con un equipo Bruker-AXS D-8 Advance, trabajando con radiación de Cu Kα. Esto ha permitido conocer y/o confirmar la mineralogía de las muestras en la industria lítica tallada y pulimentada, que estaban en estudio. Los diagramas de Rayos X muestran un predominio del cuarzo, como fase mineral presente en las radiolaritas y las areniscas compactas, la composición de calcita en las cuentas de concha y de diferentes minerales ferro-magnesianos en las serpentinitas y peridotitas, entre otros.

Como complemento a estas determinaciones de fases minerales, se realizaron, sobre una selección de muestras, análisis químicos elementales de elementos minoritarios y algunas trazas, dentro de un trabajo de caracterización geoquímica, mediante Espectroscopía por Fluorescencia de Rayos X —XRF, en los Servicios Centrales de Ciencia y Tecnología de la UCA—, tras la exposición directa de aquellas muestras con tamaños menores a los 40 milímetros. Esta técnica no es destructiva y por tanto, muy adecuada para los materiales arqueológicos, al objeto de contrastar las posibles áreas fuente de dichas materias primas y determinar cuáles fueron las estrategias económicas de captación de estos recursos líticos, por parte de las comunidades neolíticas que frecuentaron la cueva.

LA CUEVA DE BENZÚ

Al suroeste del Abrigo y a escasos metros del mismo, localizamos la Cueva de Benzú. Al igual que el Abrigo se sitúa en un relieve carbonatado karstificado. Es precisamente este proceso de karstificación el que favorece la apertura de muchas grietas, generándose numerosas estructuras endocársticas como la Cueva de Benzú.

La Cueva posee una entrada estrecha y en suave pendiente, con fácil acceso. Sus escasas dimensiones la hacen pasar prácticamente desapercibida, lo que ha ayudado a su preservación y dificultado el expolio de la misma (FIGURA 29.1). Como se ha indicado en esta obra, el interior presenta reducidas dimensiones, con una superficie próxima a los 25 metros cuadrados (5,4 metros de longitud por 4,6 metros de anchura) y con una techumbre de escasa altura. Presenta dos salas (con niveles de arenas de clara adscripción holocénica) comunicadas por un pequeño pasillo (Ramos, Bernal y Castañeda, eds., 2003; Bernal, Domínguez y Raissouni, 2007; Vijande, 2010). Justo enfrente del yacimiento podemos apreciar también la unidad estructural de Beni Yunes.

Estos flyschs, en contacto con las Dolomías de Benzú (FIGURA 29.1.B), presentan una alternancia rítmica de estratos decimétricos de areniscas groseras, compactas o silicificadas y de matriz parda, y niveles pelíticos de menor espesor. En el año 1963, Durand-Delga y Villiaumey encontraron en ellas, cerca del poblado de Beni Yunes, fragmentos de Microcodium que permitieron datarlas en el Eoceno inferior (Chamorro y Nieto, 1989; Chamorro, 1995; Durand-Delga, Esteras y Olivier, 2007). La mayor parte de la superficie del entorno del yacimiento de el Abrigo y la Cueva de Benzú se encuentra ocupada por materiales de la zona interna, apareciendo también materiales de la zona externa y de la dorsal caliza, pero de forma testimonial.

INDUSTRIA LÍTICA TALLADA

Los instrumentos de piedra forman la parte activa de una herramienta mayor, en la que rara vez se conserva su sistema de enmangue o sujeción, por lo general de naturaleza orgánica. Los criterios utilizados para el análisis de la industria lítica tallada de la Cueva de Benzú son similares a los empleados en los yacimientos de Embarcadero del río Palmones (Ramos y Castañeda, eds., 2005) y El Retamar (Ramos y Lazarich, eds., 2002a y 2002b), ambos yacimientos correspondientes a los momentos de transición de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades tribales, encuadrados en la problemática normativa de los estudios de las etapas conocidas como Epipaleolítico-Neolítico. Hemos separado dos grandes grupos de materiales: la industria lítica tallada y la industria pulimentada. La primera representa realmente la mayor parte de los registros, siendo los segundos, fundamentalmente, elementos de adorno.

Las pequeñas dimensiones de la cueva y su escasa potencia quizás expliquen la escasez de productos líticos localizados (tanto restos de talla como productos retocados). El total del registro estudiado asciende a 690 productos líticos tallados, que fueron recuperados en las campañas de 2002, 2003 y 2004. Se ha realizado una revisión de todos los productos documentados en la excavación mediante lupa binocular, comparándose sus características petrográficas con las de muestras existentes en la Litoteca del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cádiz. En la FIGURA 29.2 aparecen reflejadas las estadísticas de presencia de litologías en los productos líticos de los niveles neolíticos de Cueva de Benzú.

En todos ellos se observa un predominio de las areniscas compactas sobre las radiolaritas, de casi dos tercios del total. Las primeras presentan colores variados del gris al pardo oscuro, rojizo y verdoso (FIGURA 29.3). Generalmente son de grano medio, con alguna de grano fino. Realizamos un balance general sobre las materias primas utilizadas para la confección de las herramientas de trabajo de los niveles neolíticos de la Cueva de Benzú (FIGURA 29.2). Sobre el total de 690 productos tallados, se observa un claro predominio de la arenisca, con 435 ejemplares (63,04%), seguidos del sílex y radiolaritas con 249 ejemplares (36,09%); y de manera residual la cuarcita, con tan sólo 6 elementos (0,87%). En líneas generales, se presenta una ligera supremacía, en lo que a los BN1G-núcleos se refiere, de la arenisca, con 14 productos (53,85%) sobre el sílex, con 11 ejemplares (42,31%), y frente a un testimonial elemento en cuarcita (3,85%).

Frente a este ligero predominio del empleo de la arenisca como materia prima en los núcleos, observamos una gran preponderancia del uso de esta materia prima, en la elaboración de BP-lascas y láminas, alcanzando los 242 ejemplares (77,07%). El sílex y la radiolarita quedan reducidos a tan sólo 71 ejemplares (22,61%), mientras que la cuarcita continúa con una presencia testimonial, con un único ejemplo (0,32%). En relación a los ORT-otros restos de talla (desechos y esquirlas), documentamos un ligero predominio de la arenisca con 146 elementos (54,48%), frente a los 119 ejemplares en sílex-radiolarita (44,40%) y 3 elementos testimoniales en cuarcita (1,12%). De este modo, el total de los restos de talla viene dado por la presencia de 402 ejemplares en arenisca (66,12%), frente a los 201 en sílex-radiolarita (33,06%), y a la cifra anecdótica de 5 ejemplares en cuarcita (0,82%). El uso mayoritario de la arenisca frente al sílex entre los restos de talla no tiene su continuidad en los productos retocados.

Todo lo contrario, observamos un predominio en la utilización del sílex y la radiolarita, con un total de 48 ejemplares (60,76%), frente a los 31 elementos en arenisca (39,34%), lo que nos marca una clara selección de esta materia prima a la hora de confeccionar las herramientas. Es por tanto más destacada la presencia de productos en sílex y radiolarita entre los productos retocados que entre lascas y núcleos. Finalmente, señalar la aparición de 3 soportes susceptibles de ser empleados como BN1G-núcleos, con 2 ejemplares de arenisca (66,67%) y uno de cuarcita (33,33%).

En cuanto al rodamiento, podemos concluir de modo general que es escaso, teniendo la casi totalidad de productos líticos aristas vivas y filos cortantes. Todo el conjunto de sílex y radiolarita está poco rodado.

MATERIAS PRIMAS MINERALES Y PROCEDENCIA DE LAS MISMAS

Las materias primas y las áreas de captación de las mismas han sido estudiadas con diferentes analíticas, encuadradas en los proyectos de investigación del MICINN y de cooperación interuniversitaria financiados por la AECID, desarrollados entre los Departamentos de Ciencias de la Tierra y Geología de las Universidades de Cádiz y Abdelmalek Essaadi de Tetuán, y con la colaboración del Instituto de Estudios Ceutíes.

El objetivo principal y de mayor amplitud en esta línea de trabajo está siendo el estudio de las materias primas minerales de ambas orillas del estrecho de Gibraltar, en la provincia de Cádiz (sur de España) y de la península Tingitana (norte de Marruecos). Para aproximarnos a la determinación de cuáles fueron los patrones de movilidad de estos grupos humanos (límites de ocupación del territorio, kilómetros recorridos para la obtención de las materias primas, estrategias de aprovisionamiento, rutas seguidas, comprobar la existencia o no de distribución de estas materias primas entre comunidades más o menos lejanas e, incluso, situadas al otro lado del estrecho de Gibraltar, etc.) es necesario poder determinar la procedencia de las materias primas minerales que utilizaron y por tanto analizar el entorno geológico del entorno de la Cueva de Benzú (Domínguez-Bella et alii, 2006).

Tras el estudio de los materiales líticos tallados, recuperados en la excavación de la Cueva de Benzú, se observa un predominio compartido de dos litologías, las areniscas compactas y las radiolaritas. Se trata de materiales muy abundantes también en el Abrigo de Benzú, procedentes en ambos casos de los afloramientos de estas rocas asociados a las calizas del Jurásico, que afloran en la ladera norte

y noreste del macizo del Jebel Mousa (radiolaritas rojizas y verdes), justo enfrente del Abrigo y Cueva de Benzú (Domínguez-Bella y Maate, 2007 y 2008; Domínguez-Bella y Maate, eds., 2009). Cantos de estas litologías se pueden encontrar aun hoy en día en la playa de Beni Yunes, por lo que se trata de otra materia prima de origen local, con una fácil captación por parte de estas sociedades. Las areniscas coinciden con los materiales de los flyschs de Beni Yunes, a menos de 1 kilómetro de la cueva (Domínguez-Bella et alii, 2006). Así pues, la población que frecuentó la Cueva de Benzú en época neolítica conocía perfectamente los suministros silíceos y de areniscas del entorno, utilizándolos para la fabricación de sus herramientas. Es también posible que la industria lítica tallada de modo 3 que debido a la acción de los agentes erosivos aparece en la superficie del Abrigo (a escasos metros de la Cueva), fuese usada como «fuente de aprovisionamiento». La presencia de estos productos retocados de modo 3 en los niveles neolíticos (fundamentalmente raederas) avala esta hipótesis. La dureza de la roca ha sido una de las cualidades buscadas por estas sociedades para la confección de sus herramientas. La roca debía ser dura para obtener objetos duraderos, y lo suficientemente frágil para poder ser trabajada y al fracturarse, generar bordes cortantes. Esto solo es posible si la sustancia mineral presenta una fractura concoidea, es decir, una fractura de plano convexo. Estas características se encuentran en los materiales silíceos que afloran en los alrededores de Benzú, tales como los sílex y las radiolaritas y, de hecho, son las rocas más utilizadas para la manufactura de utensilios. Aún así, hemos localizado otros materiales en la región con características similares (composición silícea y textura homogénea, que se encuentran presentes en la Cueva de Benzú —areniscas compactas o silicificadas y cuarcitas— (Chamorro, Domínguez-Bella y Pereila, 2003: 184).

Estos materiales se documentan en la propia Dorsal Caliza en las siguientes unidades (Chamorro, Domínguez-Bella y Pereila, 2003):

■ Ued Zarján: Aparecen cantos de sílex en el conglomerado basal.

■ Hafa ed Dohor: Unidad geológica con hasta cinco niveles de rocas con sílex, de los que tan sólo dos pudieron utilizarse por su tamaño para la confección de herramientas líticas. El primero es un nivel de calizas conglomeráticas verdosas en las que se hallan nódulos de sílex negro; y el segundo un nivel de conglomerado claro, con clastos de sílex amarillento y negro.

■ Hafa Queddana: Presenta un nivel de calizas estratificadas con sílex. Se documentan sílex rojizos y en menor medida de color negro parduzco.

■ Yebel Dersa: Es una Unidad con un único nivel de sílex translúcido y opalescente, de coloración pardo acaramelada. También es conocida la existencia de otros materiales silíceos en la dorsal externa, como un nivel con sílex microcristalino gris oscuro, aunque este material creemos que no sería muy apropiado para la fabricación de útiles, y otro «sílex» (realmente una mezcla de calcita microcristalina y calcedonia), de color pardo rojizo, que parece más apto para ser trabajado. Por último, tienen una gran importancia los afloramientos constatados en las formaciones del Yebel Musa (El Hatimi y Duee, 1989), ya que son los más próximos al yacimiento. Resulta significativa la presencia de una radiolarita rojizo-violácea asociada con las calizas rojas nodulosas del ToarcienseAaleniense (límite Dogger-Lías, 187-173 Ma) y radiolaritas verdes, atribuidas al Dogger-Malm (157 Ma). Vemos que tanto en el Abrigo paleolítico como, miles de años después, en los materiales de la Cueva de Benzú, existe un predominio de las materias primas silíceas, siendo éstas relativamente abundantes y de muy buena calidad. Hay también una clara selección en el uso de determinadas materias primas en relación con productos líticos trabajados (Ramos et alii, 2005a: 1026), como ya se ha visto en el Capítulo 12 de esta obra. Como conclusión, podemos decir que se emplearon materias primas autóctonas, propias de las proximidades de Benzú, sin descartar una posible reutilización de materias primas de la industria lítica procedente de los niveles paleolíticos del Abrigo de Benzú, contiguo a la cueva, usados como área de aprovisionamiento en época neolítica. En concreto, las áreas de captación de recursos líticos están bien definidas en relación a los tipos de afloramientos y al potencial de las unidades geomorfológicas, así como en depósitos erosivos. Hemos documentado materias primas utilizadas por las sociedades prehistóricas en:

■ Zonas de la dorsal calcárea, con sílex incrustado en forma de nódulos o niveles finos, en las calizas del Jurásico.

■ Zonas de glacis, como amplias áreas de arenas y limos, con abundantes guijarros, con presencia de sílex y areniscas compactas y rocas metamórficas.

■ Terrazas fluviales y playas cuaternarias, con presencia de cantos rodados y bloques de diferentes litologías.

INDUSTRIA PULIMENTADA. LOS ELEMENTOS DE ADORNO

Dentro de los elementos de adorno, entrarían todos aquellos elementos que se utilizan con el objetivo de embellecer o adornar personas o cosas (Alday, 1987: 104). Los que comúnmente se denominan «colgantes y cuentas de collar», hacen referencia a elementos de exorno que podrían ir situados en la zona del cuello, pero también en los tobillos, muñecas e incluso en la vestimenta del difunto. Los elementos de adorno hallados en la Cueva de Benzú corresponden en su totalidad a cuentas de collar y colgantes.

Su característica común es la de estar perforadas. Dicha perforación, independientemente de su tipología, se localiza siempre en el centro de la cuenta, excepto en los colgantes en los que la perforación suele ser excéntrica. Las materias primas empleadas para la manufactura de estos objetos son muy diversas, aunque por lo general se trata de materiales susceptibles de ser alterados mediante mecanismos de fricción. Se han considerado como colgantes aquellos elementos naturales (conchas) que no han sido transformados por el hombre, frente a las cuentas de concha que sí se han visto sometidas a un proceso de manufactura. Del total de 21 elementos de adorno localizados en la cueva, 14 corresponden a cuentas de collar de serpentinita (67%), 3 a cuentas de collar de malacofauna (14%) y 4 a colgantes de concha (19%) (FIGURA 29.4). Para elaborar una cuenta de collar, son posibles dos tipos de procesos.

Por una parte, los que afectan a la forma exterior de la pieza y, por otra, el que afecta al interior. Este último está condicionado por la perforación de la cuenta, al objeto de que pueda engarzarse y unirse a otras cuentas para formar el collar o colgante (Eiroa et alii, 2007: 97). El proceso de manufactura consta de varias fases:

a) Obtención de la materia prima.

b) Búsqueda de la medida apropiada de la preforma, mediante percusión en un proceso de desbaste inicial y de fraccionamiento (Ramos y Giles, eds., 1996: 136).

b) En el caso concreto de la Cueva de Benzú, obtener la materia prima ha debido ser relativamente sencillo, dado que muy cerca de la cueva está el afloramiento de serpentinas de El Sarchal, dentro de la actual ciudad de Ceuta. Por otro lado, en relación con la búsqueda de la medida apropiada para la elaboración de una cuenta, el proceso de desbaste inicial y fraccionamiento no sería excesivamente prolongado, ya que, como hemos comprobado experimentalmente, la propia acción del oleaje ha generado en la playa del Sarchal pequeños cantos rodados de serpentinita y peridotita, con medidas bastante apropiadas (FIGURA 29.5 A-C). Para las cuentas de concha (FIGURA 29.6) y de malacofauna la captación de la materia prima debió ser igualmente inmediata, en la costa próxima a la cueva, dado que las especies utilizadas son típicas de la zona.

c) Proceso de pulido de la cuenta; mediante la utilización de una piedra abrasiva, como podría ser una litología sedimentaria del tipo arenisca, abundante en la zona, se le da a la cuenta su forma externa redondeada definitiva.

c) Aunque para algunos autores se sugiere la posibilidad de utilización de ocre de hierro como material abrasivo en las fases de pulimento (Alday, 1987: 105) y en la Cueva de Benzú se ha documentado la existencia de pequeños fragmentos de ocre (Vijande, 2010), no se ha confirmado ningún resto de este material sobre las cuentas que pudiera avalar su uso en el proceso de elaboración de las mismas. d) La etapa de la perforación de la cuenta de collar sería la fase más delicada de todo el proceso de manufactura. La mayor o menor precisión y efectividad a la hora de perforar la pieza depende en gran medida de la dureza de la materia prima a horadar.

d) En el caso de la Cueva de Benzú aparecen cuentas de concha y serpentinita, ambas con superficies relativamente blandas en las piezas a trabajar, lo que permitiría su perforación mediante la utilización de una pequeña pieza de sílex sujetada directamente con las manos (perforador), o broca enmangada siguiendo su eje (taladro).

No podemos tampoco descartar la utilización de la denominada «técnica del arco», que consiste en el empleo de un pequeño arco de madera con una cuerda tensa, y en cuya zona media presenta una pieza larga y recta (de madera o hueso) con un taladro de sílex situado en su extremo. d) Un examen mediante lupa binocular de las perforaciones permite determinar si ésta se realizó desde una o ambas caras. Si se observan secciones cónicas en la perforación, se trata de una perforación realizada desde una sola cara (el agujero se estrecha hacia el lado opuesto de donde se inicia el trabajo), mientras que las bicónicas corresponderán a dos perforaciones con un mismo sentido pero de direcciones opuestas y convergentes. Finalmente en el caso de las cuentas cilíndricas, las perforaciones, ya sea por una o las dos caras, requieren de una gran pericia técnica (Edo et alii, 1995: 137-138; Alday, 1987: 296-297; Ramos y Giles, eds., 1996).

De las 17 cuentas documentas en la Cueva (FIGURA 30.16), un total de 6 (35,29%) fueron perforadas únicamente por uno de sus laterales, mientras que otras 11 (64,70%), recibieron perforaciones desde ambas caras. Todas las cuentas de concha (4) presentan perforación por un único lateral, lo que es lógico si consideramos el escaso espesor a perforar (0,1 centímetro) y la baja dureza del material (0,1 centímetro) (FIGURA 29.7.A). Las cuentas de collar de serpentinita constituyen el elemento de adorno mayoritario, lo que no es de extrañar considerando la proximidad de un afloramiento geológico de peridotitas-serpentinitas (a unos escasos 8 kilómetros del yacimiento), de dimensiones reducidas, conocido como El Sarchal. Este afloramiento está situado en la costa sur del istmo de Ceuta, formando un acantilado y la playa del mismo nombre (FIGURA 29.6.A).

La serpentinita (FIGURA 29.6 B y D) es un producto de la meteorización de las peridotitas —las peridotitas son lherzolitas, rocas de alta presión que contienen abundante olivino, piroxenos y espinela— (FIGURA 29.6.C; Chamorro, 2009; Chamorro, Domínguez-Bella y Pereila, 2003: 201). Se trata de una materia prima de dureza media-baja, que permite su pulimento mediante mecanismos de fricción.

El total de las 14 cuentas de collar pudieron ser clasificadas tipológicamente al documentarse completas. Entre las cuentas de serpentinita, las discoidales son las mayoritarias, con un total de 7 ejemplares (50%), las cilíndricas que representan el (42,85%), con 6 ejemplares y solo una presenta morfología cónica (7,14%) (FIGURA 30.16.14; FIGURA 29.7.B). Esta cuenta es de naturaleza metálica, pero no lítica, posiblemente de cobre o bronce y evidencia una ocupación posterior a etapas neolíticas de la Cueva de Benzú. Las medidas de las cuentas varían poco: longitud entre 0,75 y 0,5 centímetros, y anchura entre 0,30 y 0,45 centímetros. Todas presentan los lados o bordes largos paralelos y rectos, y los lados o bordes cortos convexos, con formas abarriladas y aplastadas (TABLA 29.1).

Finalmente, dentro de los productos arqueológicos vinculados a sociedades tribales neolíticas documentados en el entorno de la Cueva de Benzú, debemos comentar la aparición de varios pulimentos como el del hacha pulida (FIGURA 29.8.A), elaborada en una roca metamórfica, clasificable como un gneis. Este tipo de rocas, de la Zona interna Bético-Rifeña con edades paleozoicas, aparecen en la geología de Ceuta, en afloramientos situados más al este de la Cueva, que ya hemos incluido en nuestra litoteca, como la muestra que aparece en la FIGURA 29.8.B, perteneciente al territorio de Ceuta.

Así pues, estas rocas metamórficas fueron usadas como materias primas en la elaboración de pulimentos, tal y como hemos comprobado en Ceuta y en otros puntos de la península Tingitana (Domínguez-Bella y Maate, eds., 2009).

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Bibliografía