El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Bibliografía

Capítulo 23

La evidencia antracológica. paisaje vegetal, recursos y aprovechamiento durante la ocupación holocena

LA CUEVA HOLOCENA

Se trata de una cavidad ubicada en el extremo suroeste del complejo arqueológico, de pequeñas dimensiones (5,4 × 4,6 metros) y con un relleno sedimentario de edad holocena (Ramos, Bernal, Castaneda, eds, 2003; Ramos y Bernal, eds., 2006). La estratigrafía se presenta de la siguiente manera:

■ Nivel superficial.

■ Estrato II Neolítico, fechado en 7136 ± 486 BP (TL).

■ Estrato I de tradición epipaleolítica, estimado algo más antiguo, si bien está desprovisto de datación.

RESULTADOS

En lo referente a la cueva, los datos antracológicos han sido más informativos permitiéndonos elaborar una reconstrucción de las comunidades vegetales del entorno, de los recursos leñosos disponibles y de la gestión realizada por los grupos humanos en una primera fase (Estrato I) de tradición epipaleolítica, y posteriormente (Estrato II con una fecha TL de 7136 ± 486 BP), ya neolítica.

Los datos muestran (TABLA 23.1 y FIGURA 23.1) una gran variedad florística donde las coscojas, alcornoques y quejigos seguidos de fresnos, sauces y algarrobos constituyen las principales especies del estrato arbóreo. Madroños, brezos, lentisco y las Leguminosas caracterizan el estrato arbustivo. A nivel cuantitativo destaca la fuerte componente arbustiva del espectro antracológico, con un dominio absoluto de las Leguminosas y de los Madroños, seguidos de Lentisco y Brezos, cuyos valores se aproximan a los de Coscojas, Alcornoques y Algarrobos.

La variedad florística así como el número de restos aumentan en el paso de la ocupación Estrato-I a la del Estrato-II. Todo ello nos indica el paso hacia una ocupación más intensa de este territorio propiciado por unas condiciones ambientales favorables que revierten en una mayor explotación de los recursos vegetales, en nuestro caso, de la leña necesaria para el mantenimiento de los hogares domésticos.

Estas características coinciden con las estimaciones efectuadas por el estudio polínico del asentamiento holoceno (Ruiz Zapata y Gil García, 2006 y en este volumen). Tendríamos un aprovechamiento alternativo de leña de diversa procedencia. Por un lado, tanto de las formaciones de coscojar y alcornocal así como de formaciones riparias que se disponen entre las laderas y el valle según el tipo de substrato. Las especies de sotobosque de estas formaciones así como

Tabla 23.1. Datos antracológicos de los niveles holocenos de la Cueva de Benzú

el matorral, son intensamente explotadas teniendo en cuenta el alto índice de inflamabilidad y gran poder calorífico de todas ellas. Estos resultados guardan una estrecha relación con las características paleoecológicas del período Boreal-Atlántico (8-7 Ka. BP) deducidas de las secuencias polínicas continentales de las montañas del Rif occidental en torno a la región de Chaouen (Reille, 1977) y de fondos marinos, en particular el sondeo SU 8113 efectuado en el golfo de Cádiz (Parra, 1994; Carrión et alii, 2000). El contenido polínico de este sondeo revela una procedencia tanto del suroeste peninsular como del noroeste africano teniendo en cuenta la circulación de las masas de aire en la región mediterránea (Magri y Parra, 2002). A nivel etnoarqueológico y teniendo en cuenta factores naturales (topografía y configuración del territorio considerado), así como factores humanos, las especies leñosas determinadas sugieren una procedencia mediata-inmediata estrechamente dependiente del tipo de economía, tecnología, movilidad llevado a cabo por los ocupantes de esta cavidad durante el Holoceno Medio

Figura 23.1. Histogramas con la presencia antracológica en los dos niveles holocenos de Cueva de Benzú

DISCUSIÓN PALEOECOLOGÍA

Los datos polínicos del inicio del Holoceno apuntan una sucesión Pinus-Cedrus que cede a favor de la extensión de Quercus tanto caducifolios como perennifolios los cuales tienden a estabilizarse entre 8-7 Ka. BP (Parra, 1994; Reille et alii, 1996) coincidiendo más o menos con el denominado «óptimo climático» de otras zonas del sur de Europa.

Los datos polínicos continentales (Reille, 1977) se localizan a más de 1.000 metros de altitud en los macizos medios de la dorsal caliza rifeña, por tanto la posición geográfica más interior así como altitudinal (> 1.000 metros de altitud) de estos sondeos sería responsable de ciertos desfases cronológicos en la instalación de las quercíneas (por ejemplo la relación Quercus caducifolios-perennifolios favorable a los primeros durante el período Atlántico) en relación a la zona de estudio que nos ocupa.

El sondeo marino SU 8113 (Parra, 1994; Carrión et alii, 2000) nos ha aportado más analogías dada la proximidad geográfica (golfo de Cádiz) y altitudinal. Quercus ilex-coccifera, Q. suber y Q. de hoja caduca están presentes desde el Pleniglaciar superior y Tardiglaciar (19-12 Ka. BP). Los valores de Quercus perennifolios son superiores a los de las especies caducifolias, manteniéndose más o menos estables entre 12-10 Ka. BP y durante el Holoceno. El polen de Olea ha quedado registrado antes de 10 Ka. BP y presenta una curva continua con unos valores sumamente discretos a lo largo del Holoceno.

El estudio polínico efectuado en la cueva (Ruiz Zapata, Gil García, 2006 y en este volumen), ha registrado pólenes de Cedrus y en menor medida Pinus que reflejan la vegetación regional. A nivel local se desarrollan Quercus perennifolios y caducifolios, Algarrobos (Ceratonia), Acebuches (Olea) y elementos de ribera como Alisos, Sauces y Olmos (Alnus, Salix, Ulmus). El estrato arbustivo se encuentra constituído por t. Chamaerops humilis, Ericaceae, Juniperus, Cistaceae, Rosaceae, Tamarix, Nerium, Pistacia lentiscus, Myrtus. La vegetación herbácea está representada por elementos de carácter xérico (Artemisia, Asteraceae y Chenopodiaceae) y por los Nitrófilos Apiaceae, Fabaceae y Boraginaceae. Esta composición define unas condiciones de carácter mediterráneo seco con una vegetación de monte bajo y donde la existencia de cauces de agua más o menos permanentes favorecen el desarrollo de los taxones de ribera. De manera diacrónica la palinología detecta una primera fase de escasa diversidad florística (Estrato I), un rasgo local heredado de condiciones ambientales poco favorables relacionadas con el evento 8.2 Ka. Cal. BP. Seguidamente en la fase posterior (Estrato II) asistimos a un aumento en la biodiversidad como consecuencia de una mejoría climática y ambiental junto a unas condiciones hídricas óptimas. Todo ello condujo a una explotación intensa de las comunidades vegetales del entorno de Benzú por parte de grupos humanos neolíticos. El elemento arbustivo presenta unos valores claramente superiores al estrato arbóreo tal y como habíamos señalado a nivel antracológico. La proximidad del mar junto con los vientos dominantes, constituyeron sin duda un factor limitante que condicionó el porte de la vegetación arbórea generando un medio abierto con la consecuente diversificación del estrato arbustivo y de especies de matorral.

PROCEDENCIA Y APROVISIONAMIENTO DE LEÑA COMBUSTIBLE

Los datos biogeográficos norteafricanos son bastante reveladores ya que refuerzan la presencia y distribución de los taxones determinados a nivel antracológico a la vez que nos han permitido afinar a nivel específico. De este modo Quercus ilex-coccifera puede corresponder a las formaciones de coscojas que debieron desarrollarse en las laderas calizas del mogote, sin descartar la posible presencia de encinas pero la presencia de éstas sería menos relevante debido al desarrollo de los suelos del mogote de Benzú, mucho más favorables para la coscoja (Ugarte, Ruiz y Martínez, 2003). Quercus de hoja caduca podría estar en relación con el quejigo moruno Quercus canariensis que en esta zona (Charco, 1999) se asienta sobre los substratos ácidos de la costa (región de Tánger), así como en valles y arroyos con idéntico substrato como el valle del Algarrobo (J.L. Ruiz, com. pers.). Una distribución y procedencia análogas (zona costera) proponemos para Juniperus determinado a nivel antracológico, que correspondería a la Sabina negral costera (Juniperus phoenicea ssp. turbinata) especie que prolifera en los terrenos arenosos de la costa norteafricana. La presencia de ejemplares de Sabina costera fue documentada en los terrenos arenosos del bajo valle del Algarrobo cercanos a la cantera. Estos han desaparecido como consecuencia del fuerte impacto ambiental ocasionado por la cantera, la infraestructura de la verja fronteriza y las edificaciones (J.L. Ruiz, com. pers.). Las formaciones de sabinares costeros más próximas las encontramos más al oeste, en punta Cires junto a Juniperus oxycedrus ssp. macrocarpa, la variedad costera del Enebro de la miera (Charco, 1999).

El Algarrobo Ceratonia siliqua ha quedado registrado a nivel antracológico y su procedencia vendría del valle epónimo donde todavía pervive en la actualidad, una presencia reducida a tan solo dos ejemplares (J.L. Ruiz, com. pers.).

La presencia de Olea en el espectro antracológico no es relevante tal vez porque las condiciones ambientales en torno a 7 Ka. BP no fueran todavía lo suficientemente propicias para su desarrollo. La presencia de este taxón se encontraría no obstante en este mismo valle entre las formaciones de Algarrobos. Su desarrollo sería bastante posterior (Reille, 1977; Reille et alii, 1996; Carrión et alii, 2000) y estaría en consonancia con el aprovechamiento de su leña. Los datos antracológicos de época fenicia de la ciudad de Ceuta (Uzquiano, 2010) han revelado unas frecuencias de Olea mucho más importantes.

Fresnos y Sauces han quedado registrados tanto a nivel polínico como antracológico, y estarían ubicados en el fondo de este mismo valle. Fraxinus angustifolia, Populus alba, P. nigra y Salix pedicellata son característicos de los arroyos, cauces fluviales y barrancos ceutíes junto a otros arbustos como Laurus nobilis, Arbutus unedo, identificados a nivel antracológico, Alnus glutinosa, Ulmus minor, Myrtus communis y Tamarix que sí aparecen a nivel polínico.

Por último las frecuencias importantes de Chamaerops humilis y sobre todo los altos valores de las Fabáceas que dominan con diferencia todo el espectro, sugieren una explotación inmediata e intensiva de las laderas del mogote. Estas últimas son especies de ignición utilizadas en las hogueras de pastores y han sido documentadas en otros análisis antracológicos de la Península Ibérica (Uzquiano, 1992 y 2002; Uzquiano y Zapata, 2000). Su utilización masiva tendría una doble significación tanto ecológica (abundancia en el entorno inmediato), como etnobotánica (propiedades combustibles) y económica. La presencia del fresno especie forrajera que en los contextos antracológicos del oeste europeo se asocia a su vez con prácticas pecuarias (Thiébault, 1988; Uzquiano, 2000) unido a la ausencia de restos carpológicos relacionados con la agricultura, nos indicaría que el tipo de gestión económica de estos grupos humanos sería eminentemente ganadero. El ámbito geográfico ceutí no presenta tampoco unas características propicias para el desarrollo de prácticas agrícolas (F. Villada, com.pers.).

CONCLUSIONES

La mejoría climática y ambiental posterior al evento 8.2 Ka cal BP fue responsable del desarrollo de la ocupación humana neolítica en esta zona así como de la explotación múltiple de todo su entorno circundante (Mercuri, Sadori y Uzquiano, 2011).

La cercanía del mar y la exposición de este yacimiento a los vientos dominantes sería a su vez responsable del carácter abierto de la vegetación, ideal para el desarrollo de prácticas pecuarias, caza, pesca y marisqueo tal y como apuntan los estudios de la fauna (ver capítulos correspondientes en este volumen).

De este modo, los grupos humanos que se asentaron en la zona de Benzú ca.7 Ka. BP gestionaron de manera múltiple las diversas comunidades vegetales mencionadas, por encontrarse geográficamente próximas debido a la discontinuidad de substrato. Esta proximidad geográfica unida a la posición del yacimiento a media ladera y cercano a la costa, garantizaría un abastecimiento diario de leña combustible inmediato con distancias muy cortas (1-2 kilómetros). De este modo tendríamos un aprovechamiento intensivo de las laderas calizas del mogote alternando con el bajo valle y la zona costera. El control visual del valle permitiría a su vez trayectos valle arriba aprovechando los movimientos itinerantes de los animales (estrategias de caza, prácticas pecuarias), con la consecuente explotación de laderas de substrato diverso. La búsqueda de materias primas o la recolección de otros recursos, permitiría asimismo el acceso a zonas más al abrigo y a otros terrenos más alejados. La proximidad del mar supone una frecuentación y aprovechamiento de la bahía de la Ballenera a través de la cual es fácil acceder al vecino valle de Beni Yunes (Uzquiano, 2008).

Una situación similar tanto a nivel de ecología como de gestión de la leña ya había sido igualmente observada en asentamientos neolíticos más o menos contemporáneos ubicados en la parte septentrional del estrecho de Gibraltar. Es el caso del asentamiento al aire libre de El Retamar (bahía de Cádiz), con una ocupación neolítica datada en 6780 ± 80 BP por TL (Uzquiano y Arnanz, 2002).

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Bibliografía