El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Bibliografía

Capítulo 30

Los productos arqueológicos de los niveles neolíticos

EDUARDO VIJANDE

INTRODUCCIÓN

La Cueva de Benzú presenta un gran interés para abordar el estudio de los inicios de las formaciones sociales tribales en la orilla sur del estrecho de Gibraltar ya que, a pesar de presentar unas reducidas dimensiones, ha permitido la recuperación de un variado registro arqueológico. El estudio de los productos arqueológicos es de suma importancia, ya que éstos esconden aspectos económicos, sociales e ideológicos de las formaciones sociales que los fabricaron para su posterior utilización. Para llegar a estos aspectos se hace necesario un análisis de los mismos a lo largo de todo su proceso de trabajo, desde la localización de las materias primas hasta su posterior uso como útiles en la vida cotidiana (Vila, 1985).

LOS PRODUCTOS LÍTICOS TALLADOS

Todos los productos líticos contienen una información histórica que se puede inferir mediante la observación de los mismos en el lugar donde fueron documentados y en conexión con el resto de productos arqueológicos localizados. Los útiles en piedra son realmente una parte (la parte activa) de una herramienta mayor de la que su sistema de enmangue o sujeción (de tipo orgánico) rara vez se conserva (Piel-Desruisseaux, 1989). La fabricación de un útil de piedra se integra en un proceso de trabajo que viene determinado por la tecnología. De ahí la importancia de un estudio exhaustivo de la industria lítica, ya que nos va a posibilitar una aproximación a los niveles de desarrollo logrados por sus creadores. Asimismo, como producto arqueológico que es, se integra en los procesos de distribución y consumo y, como instrumento de trabajo, nos proporciona información relativa a las fuerzas productivas (Bate, 1978: 63; Ruiz et alii, 1986: 64). En relación a las materias primas debemos tener presente la existencia en las inmediaciones de Benzú de varios afloramientos silíceos: unidades de Ued Zarján, Hafa ed Dohor, Hafa Queddana y Yebel Dersa. En el propio Yebel Musa (muy próximo al yacimiento) se localizan radiolaritas de color rojizovioláceo asociadas con calizas nodulosas del Toarciense-Aaleniense, y radiolaritas verdes atribuidas al Dogger-Malm (Chamorro y Nieto, 1989; Chamorro, 2004; Domínguez-Bella, 2004a). Las radiolaritas (rojizas y verdes) tienen su origen en las formaciones cercanas del Yebel, mientras que las areniscas coinciden con los materiales de los flyschs de Beni Yunes —a menos de 1 kilómetro—

(Domínguez-Bella et alii, 2006). De gran interés resulta el reaprovechamiento de la industria lítica tallada de época musteriense localizada en la superficie del Abrigo por parte de estas formaciones sociales tribales (Vijande, 2010). Del total de los 690 productos (FIGURA 30.1) se observa un claro predominio de la arenisca, con 435 ejemplares (63,04%), seguido de materias primas silíceas (básicamente sílex y radiolaritas) con 249 ejemplares (36,09%), y de manera residual la cuarcita, con tan sólo 6 elementos (0,87%) (Vijande, 2010). Hemos estudiado el total de la industria lítica documentada en las campañas de excavación de 2002, 2003 y 2004 correspondientes a la Prehistoria Reciente (Vijande, 2010). Esto supone un total de 690 ejemplares (TABLA 30.1). Hemos documentado 29 núcleos (5,70%), 314 lascas y láminas (57,32%) y 268 productos de desecho (26,04%). A partir de dichas lascas y láminas se han elaborado 79 productos retocados (10,94%). Esto nos da una proporción de 12,08 lascas y/o láminas por cada núcleo, lo que nos indica un agotamiento significativo de los mismos. La alta presencia de restos de talla es indicativa de procesos de talla in situ en el interior de la cavidad.

En lo que a los núcleos se refiere, hemos localizado un total de 26: 10 poliédricos, 7 levallois, 2 ejemplares con un plano de golpeo, 2 núcleos del inicio de la talla, 1 ejemplar con un único plano de golpeo, 1 prismático, 1 núcleo para hojas, 1 núcleo sobre lasca y 1 diverso. Se han documentado 314 ejemplares de lascas y láminas, lo que supone un 46,17% del total de la industria lítica tallada. Lo más significativo es la existencia de una clara sintonía entre las lascas y láminas y los núcleos, evidenciándonos un desbaste in situ. El análisis laminar nos ofrece, de un total de 314 ejemplares, 289 lascas frente a tan sólo 25 láminas. Lógicamente, esto nos da un claro predominio de los productos retocados elaborados sobre lascas (70,89%) frente a los elaborados sobre láminas (29,11%). Realmente interesante resulta este predominio

entre los geométricos (85,71%), que puede quedar explicado por la escasa variedad tipológica de los mismos, representados casi exclusivamente por los denominados «romboidales», que poseen como soporte lascas internas. La técnica de microburil sólo es apreciable en el único trapecio documentado. El análisis de los talones nos ofrece una escasa presencia de facetados, una moderada presencia de talones abatidos, un registro testimonial de los puntiformes y corticales, y un predominio de los talones lisos.

Las fracturas representan el 16,54% del total del conjunto (65 ejemplares). La técnica de la fracturación de lascas se vincula a las láminas de borde abatido. Asimismo, es interesante la ausencia de fracturas retocadas, que suponen la base para la elaboración de microlitos mediante la técnica del microburil. El estudio tipométrico nos ofrece un predominio destacado de tipos de pequeño tamaño, una moderada presencia de tipos de mediano tamaño y gran tamaño, una muy débil presencia de tipos de muy pequeño tamaño, y una escasa presencia laminar en el estricto análisis de Bagolini (1968). Los productos retocados constituyen el 11,62% (79 ejemplares) distribuidos de la siguiente manera: 11 raederas (su elevada presencia se debe al reaprovechamiento de la industria lítica musteriense del Abrigo), 2 raspadores, 1 perforador, 1 buril, 9 lascas y láminas de borde abatido (FIGURA 30.2), 27 muescas y denticulados, 7 microlitos geométricos (6 «romboidales» y 1 trapecio) (FIGURA 30.3), 17 diversos (3 denticulados y 14 retoques de uso) y 4 retoques abruptos.

La secuencia estructural quedaría de la siguiente manera: A/1 S/1 B Este conjunto de productos líticos tallados de la Cueva de Benzú es propio de comunidades con un incipiente modo de vida agrícola y ganadero, pero donde la caza y la recolección siguen ocupando un papel fundamental en la economía. Este análisis lítico en claro contraste con los estudios funcionales (Capítulo 31) nos revela la presencia de productos retocados propios de los momentos iniciales del periodo normativo Neolítico. Defendemos la importancia de las tipologías normativas, pero obviamente estrechamente vinculadas a los estudios funcionales, espaciales, de procedencia de las materias primas, etc. con el objetivo de acercarnos a la definición de las fuerzas productivas y a los modos de vida.

LA CERÁMICA

El estudio de la cerámica es de gran importancia en la Prehistoria Reciente, ya que nos ofrece una elevada información. Aporta datos relativos a la cronología, tecnología, distribución, etc. (Orton, Tyers y Vince, 1997). Además, sus excelentes condiciones de conservación a través de siglos y milenios lo han convertido en el material más abundante en cualquier yacimiento arqueológico, aunque no es el caso concreto de la Cueva de Benzú. El estudio de la cerámica debe complementarse con el resto de elementos del registro arqueológico, obteniendo de este modo inferencias económicas, sociales e ideológicas de las sociedades que la fabricaron.

La mayor o menor elaboración de estas cerámicas es proporcional al grado de desarrollo tecnológico de la comunidad que las fabrica. Además, y junto al resto de productos arqueológicos, se enmarca en un proceso de distribución y de consumo (Bate, 1978: 63; Ruiz et alii, 1986: 64). El estudio de la cerámica de la Cueva de Benzú se ha efectuado sobre un total de 71 fragmentos, de los que 7 se han localizado en superficie y 64 en clara posición estratigráfica (Vijande, 2010). La mayor parte corresponden a amorfos (56) aunque las formas se hayan medianamente representadas, con 13 bordes y 2 fondos. El registro por campañas es el siguiente:

Para la elaboración de estos recipientes se utilizaron arcillas no muy depuradas a las que se añadieron desgrasantes fundamentalmente inorgánicos principalmente cuarzo y calcita (FIGURAS 30.4 y 30.5). Las cerámicas documentadas se han elaborado a mano, presentando unos modelados ciertamente deficientes, a excepción de unas pocas que presentan tratamientos bruñidos.

El tratamiento exterior e interior de estas cerámicas es mayoritariamente alisado (FIGURAS 30.6 y 30.7). Debieron fabricarse en hornos muy primitivos, observándose un predominio de las pastas de color rojo-anaranjado y de una cocción continua y regular (FIGURAS 30.8, 30.9 y 30.10) (Vijande, 2010).

Las formas documentadas corresponden a: cuencos de borde entrante (FIGURA 30.11: 1 y 4), vasos de paredes verticales (FIGURA 30.11: 2), ollas con labio indicado (FIGURA 30.11: 3), cuencos hemiesféricos (FIGURA 30.12: 1), cuencos semiesféricos (FIGURA 30.12: 2), escudillas (FIGURA 30.12: 3), vasos con fondo plano (FIGURA 30.12: 4) y fondos cónicos (FIGURA 30.12: 5) (Vijande, 2010). En resumen, estamos ante recipientes que dada sus características técnicas (tosquedad de las pastas, porosidad, desgrasantes inorgánicos, etc.) y morfológicas son reflejo de unas actividades vinculadas a la producción y consumo de alimentos a escala doméstica, lo que explicaría en cierto modo la ausencia de decoraciones (Vijande, 2010).

LOS ELEMENTOS DE ADORNO

El estudio de los elementos de adorno es de gran importancia ya que, además de su uso con fines ornamentales, presentan una función comunicadora en tanto que pueden informar del estatus social del individuo, de aspectos ideológicos, sobre la pertenencia a un determinado grupo, etc. (Alday, 1987: 103; Eiroa et alii, 2007: 97). La mayoría de estos elementos de adorno se documentan en contextos funerarios, constituyendo un nexo entre los que los detentan y quienes los han ofrecido o impuesto (Alday, 1987: 104). En la Cueva de Benzú hemos localizado cuentas de collar y colgantes. Su característica común es estar perforadas. Dicha perforación, independientemente de su tipología, se localiza siempre en el centro de la cuenta, buscando el centro de gravedad, excepto en los colgantes, en los que la perforación suele ser excéntrica.

Denominaremos colgantes a aquellos elementos naturales (conchas) que no han sido transformados por el hombre (a excepción de la perforación correspondiente), y que sin duda alguna fueron seleccionados gracias a sus atractivas formas. Así quedan diferenciados de las cuentas de concha o serpentina que sí se han visto sometidas a un proceso de manufactura más elaborado. Se han localizado en total 21 elementos de adorno de los cuales 14 corresponden a cuentas de collar de serpentina (67%), 3 a cuentas de collar de malacofauna (14%) y 4 a colgantes de concha (19%) (FIGURA 30.13) (Vijande, 2010).

Las cuentas de collar de serpentina son los elementos de adorno más abundantes. Es lógico si tenemos en cuenta la existencia de un afloramiento de dimensiones considerables, conocido como El Sarchal, a unos escasos 8 kilómetros del yacimiento (FIGURA 30.14). En total se han hallado 14 cuentas de collar de serpentina, con una tipología similar (cilíndrica/discoidea) a excepción de una cuenta de morfología cónica de bronce o cobre (FIGURA 30.16: 14). Todas las cuentas han podido ser clasificadas tipológicamente al documentarse completas. Entre las cuentas de serpentina, las discoidales son las mayoritarias, con un total de 7 ejemplares (50%), se

guidas por las cilíndricas que presentan 6 ejemplares (42, 85%), y por último y de forma meramente testimonial, constatamos la presencia de un único ejemplar cónico (7,14%) (FIGURA 30.15). Las medidas de estas cuentas son muy parecidas: longitud entre 0,75 y 0,5 centímetros y anchura entre 0,30 y 0,45 centímetros. Todas presentan los lados o bordes largos paralelos y rectos y los lados o bordes cortos convexos (FIGURA 30.16). Los elementos de adorno en concha los dividimos en dos tipos: a) Colgantes de concha. Corresponden a especies marinas, algo normal dada la proximidad del litoral.

Hemos localizado las siguientes especies: Patella sp (FIGURA 30.17: 1), Nassarius pfeifferi (FIGURA 30.17: 2), un gasterópodo indeterminado (FIGURA 30.17: 3) y Trivia monacha (FIGURA 30.17: 4). La doble perforación de la Trivia monacha descarta cualquier duda sobre una posible perforación natural. b) Cuentas de collar. Hemos documentado hasta un total de 3 piezas de tipología discoidal. Estamos ante pequeñas cuentas cuyas medidas varían poco: longitud entre 0,7 y 0,6 centímetros, y anchura entre 0,10 y 0,12 centímetros. Todas presentan los lados o bordes largos paralelos y rectos, y los lados o bordes cortos convexos (FIGURA 30.18)

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