El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)
Capítulo 27
La fauna marina
JUAN JESÚS CANTILLO Y MILAGROSA SORIGUER
INTRODUCCIÓN
Si para la fauna marina documentada en el Abrigo de Benzú las dificultades técnicas derivadas a la hora de acometer la excavación del sedimento fuertemente cementado y en consecuencia el estudio del conjunto malacológico ha sido elevado (Capítulo 11), el caso de la cueva ha sido completamente distinto, pues la carga sedimentológica de su interior ha estado compuesta en su totalidad por una matriz arenosa en los dos estratos de los que se compone, por lo que su excavación se pudo desarrollar con técnicas y metodologías más convencionales. En este sentido, la excavación arqueológica se efectuó sobre la base de un sistema de coordenadas cartesianas (X, Y y Z) que conllevó la división del área en cuadrículas de 1 metro cuadrado a partir de un reticulado ortogonal, procediendo a excavar mediante complejos de unos 10 centímetros de potencia. Este sistema ha permitido ubicar tridimensionalmente cada producto arqueológico documentado, entre ellos la malacofauna marina, y a posteriori inferir áreas de actividad. Desde el punto de vista estratigráfico, la Cueva de Benzú está compuesta por dos estratos, ambos pertenecientes a una misma ocupación de formaciones sociales tribales comunitarias. Para el análisis arqueomalacológico respetaremos los dos estratos, aunque en el balance final realicemos una valoración global de la cueva tomando la secuencia estratigráfica como un todo, dada la similitud cronológica de ambos en el contexto normativo del Neolítico. En esta valoración incidiremos en el análisis de los moluscos obtenidos tanto en el estudio de la primera campaña de excavación (año 2002), cuando fueron estudiados por un equipo del área de biología de la Universidad de Cádiz (Zabala et alii, 2003; Soriguer et alii, 2006), como del resto de campañas, que han sido estudiados en el marco de la tesis doctoral de uno de nosotros (Cantillo, 2012). En relación al método de análisis empleado para el estudio de los restos de fauna marina procedentes de la cueva remitimos al Capítulo 11, donde hemos expuesto ampliamente el corpus metodológico usado para este tipo de registros malacológicos.
REPRESENTACIÓN TAXONÓMICA Y SISTEMÁTICA DE LOS MOLUSCOS DE LA CUEVA DE BENZÚ
La identificación taxonómica del conjunto descrito en la Cueva de Benzú ha contado con la aparición de especies tanto de origen marino como dulceacuícola, registrándose bivalvos marinos, bivalvos de agua dulce, gasterópodos marinos y crustáceos. La sistemática de género y especie ha sido la siguiente:
BIVALVOS MARINOS
■ Chlamys sp. (Linné, 1758). Familia Pectinidae. Comúnmente conocido como zamburiña. Concha con unos 3-4 centímetros de longitud. Escultura del disco formada por 25-35 costillas radiales muy estrechas y elevadas, las cuales suelen tener escamas prominentes, bastante apartadas unas de otras. El margen dorsal proyectado en aurículas de tamaño muy desigual, siendo la anterior el triple de grande que la posterior. Color externo variable. Habita en fondos duros o de cascajo del infralitoral, entre 20 y 60 metros de profundidad, por el Atlántico, desde Noruega hasta Marruecos y Mediterráneo.
■ Mytilus sp. (posiblemente M. galloprovin cialis, Lamarck, 1819). Familia Mytilidae. Común - mente conocido como mejillón mediterráneo. Concha alargada de hasta 8 centímetros de longitud, con el umbo puntiagudo. Equivalva. Borde posterior redondeado. De coloración oscura, normalmente de violeta a negro azulado, muy uniforme e interior de color blanquecino. Habita sobre el substrato rocoso del mesolitoral y en aguas someras del infralitoral, donde existan condiciones adecuadas de salinidad. Actualmente se distribuye por el Atlántico y Mediterráneo.
■ Ostrea sp. (Posiblemente O. edulis, Linné, 1758). Familia Ostreidae. Comúnmente conocido como ostra. Concha compuesta por varias láminas calcáreas superpuestas, poseyendo valvas desiguales (inequivalva). La izquierda, abombada y fija sobre el substrato, mientras que la derecha es plana, sin ningún tipo de costilla. De coloración blanco sucio con zonas de color violeta. Posee un tamaño medio de unos 7 centímetros, y la particularidad de poder cambiar de sexo en varias ocasiones a lo largo de su vida, según temperatura y condiciones alimentarias. Vive en aguas someras costeras hasta aproximadamente 20 metros de profundidad, sobre todo tipo de substratos, distribuyéndose geográficamente por todo el Mediterráneo, incluyendo el Mar Negro.
■ Panopea glycimeris (von Born, 1778; FIGURA 27.1). Familia Hiatellidae. Comúnmente conocida como arola gigante. Concha generalmente de grandes dimensiones (hasta 30 centímetros), con forma subcuadrangular, y abertura tanto en la parte anterior como posterior. Vive enterrada en fondos de arena o fango desde 5 a 80 metros de profundidad, encontrándose en el Atlántico, desde el norte de España a las costas de Namibia y en algunos puntos del Mediterráneo.
GASTERÓPODOS MARINOS
■ Columbella rustica (Linné, 1758). Concha sólida de unos 2-5 centímetros de alto, con 7-9 vueltas. Abertura estrecha y alargada con dientes laterales y canal sifonal corto. Posee una rica y variable coloración. Vive en el piso infralitoral, sobre sustratos duros o bajo piedras. Es una especie abundante en el Mediterráneo, aunque también se distribuye en el Atlántico, desde Portugal a Marruecos.
■ Conus mediterraneus (Hwass en Bruguière, 1792) (FIGURA 27.2). Comúnmente conocida como cono mediterráneo. Concha de 3-4 centímetros de alto, con la última vuelta en forma de cono invertido. Abertura larga y estrecha y coloración verdosa. Vive en los fondos rocosos de la parte más alta del infralitoral, en el Atlántico, desde Portugal a Marruecos, y más frecuentemente distribuido por el Mediterráneo.
■ Nassarius pfeifferi (Philippi, 1844) (FIGURA 27.2). Familia Nassariidae. Concha sólida y pequeña (aprox. unos 12 milímetros), con vueltas poco convexas y lisas, salvo la primera, con pliegue axial. Labio ligeramente hacia fuera. Vive en aguas someras del intermareal, en costas rocosas, distribuyéndose principalmente por el Atlántico.
■ Patella caerulea (Linné, 1758). Familia Patellidae. Comúnmente conocida como lapa. Gasterópodo no espiralado con concha bastante plana, con unas costillas radiales más marcadas que otras, y contorno ovalado o pentagonal. Suele medir entre 2 y 6 centímetros. Habita en la zona mesolitoral rocosa, hasta unos pocos metros de profundidad. Se distribuye sobre todo por el Mediterráneo.
■ Patella ferruginea (Gmelin, 1791). Familia Patellidae. Comúnmente conocida como lapa ferruginosa o lapa gigante. Gasterópodo no espiralado con concha bastante consistente y un tamaño que suele oscilar entre los 4 y 8 centímetros y ocasionalmente hasta los 10 centímetros. Le caracterizan además sus fuertes costillas radiales, que se prolongan en el margen. Vive en la parte alta de la zona mesolitoral, adherida a sustratos rocosos, en zonas moderadamente expuestas. Es una especie típicamente mediterránea.
■ Patella sp. (FIGURA 27.3). Los restos documentados en la Cueva de Benzú y englobados bajo este apelativo han sido aquellos que, por su particular estado de conservación, tan sólo hemos podido afinar hasta el grado de género, sin poder precisar la especie a la que pertenece. Con todo, han sido catalogados genéricamente como lapas.
■ Siphonaria pectinata (Linné, 1758). Familia Siphonariidae. Está provista de una concha con dimensiones entre 1 y 3 centímetros, de contorno cónico y perfil bajo, muy similar a las especies del género Patellidae. El exterior se caracteriza por unas finas costillas radiales, algunas de las cuales se presentan más fuertes. Habita en la zona mesolitoral, fija a sustratos duros, por el Atlántico, desde Portugal a las Islas Canarias, aunque también suele ser frecuente en el Mediterráneo, sobre todo en el Mar de Alborán.
■ Trivia monacha (da Costa, 1778; FIGURA 27.2). Familia Triviidae. Comúnmente conocido como porcelanita. Concha de pequeñas dimensiones, globosa y cordones que cubren la totalidad del dorso de la concha, con algunas manchas oscuras. Habita en fondos rocosos del infralitoral, más común en el Mediterráneo, aunque también es frecuente su presencia en las costas atlánticas.
CRUSTÁCEOS
■ Brachyura sp. (FIGURA 27.4). Los decápodos de este infraorden suelen englobar a la práctica totalidad de cangrejos. A pesar de disponer de un exoesqueleto sólido, suele ser frecuente la documentación en contextos arqueológicos de las pinzas (quelas). Habitan todos los pisos litorales, sin embargo su presencia en el intermareal suele ser más frecuente, y por tanto más accesible para los grupos humanos.
BIVALVOS DULCEACUÍCOLAS
■ Melanopsis sp. (Linné, 1758). Familia Mela nopsidae. Concha espiralada ovada de pequeñas dimensiones (unos 2-3 centímetros), lisa, labio exterior delgado y color exterior oscuro. Vive sobre rocas y arena en ríos, manantiales o estanques de Andalucía, Alicante, Murcia y norte de África, fundamentalmente Marruecos.
EL REGISTRO ARQUEOMALACOLÓGICO DE LA CUEVA DE BENZÚ ESTRATO
II Estimadores de abundancia El conjunto documentado en el Estrato II formó parte de un estudio previo correspondiente a la campaña de excavación del año 2000 (Zabala et alii, 2003; Soriguer et alii, 2006) (TABLA 27.1) que fue ampliado a posteriori con el registro del resto de campañas (Cantillo, 2012; TABLA 27.2). En relación al estudio de la primera campaña, en total se analizaron restos correspondientes a un número mínimo de 87 individuos, de los cuales 70 pertenecían a gasterópodos terrestres, 2 a gasterópodos dulceacuícolas, 6 a gasterópodos marinos y 9 a bivalvos marinos (Zabala et alii, 2003; Soriguer et alii, 2006). Desde el punto de vista cuantitativo, en los moluscos de origen marino se detectó un ligero predominio de los bivalvos (52,94%) frente a los gasterópodos (35,29%) y moluscos dulceacuícolas (11,76%). Por especies, el gasterópodo marino Patella sp., con un 23,52%, es el que presentó mayores índices de recolección (TABLA 27.1), junto a la especie dulceacuícola Melanopsis sp., con un 11,76%. El resto de especies apenas poseían unos valores cuya presencia en el yacimiento fue considerado como testimonial y residual (TABLA 27.1).
En cuanto al análisis del resto de campañas, en total se han registrado 17 restos pertenecientes a un número mínimo de 16 individuos. Por grupos, la mayor representatividad cuantitativa pertenece a los gasterópodos, donde se han documentado 15 restos de 14 individuos, seguido en este caso de bivalvos y crustáceos, ambos con tan sólo un resto. Dentro de los gasterópodos, es Patella sp. la que copa cuantitativamente el registro, con 8 restos de al menos 7 individuos, seguido de Nassarius pfeifferi y Trivia monacha, ambos con 2 ejemplares, mientras que Conus mediterraneus, Siphonaria pectinata y Patella caerulea están representados por tan solo un individuo (TABLA 27.2). En relación a los índices de valoración de dominancia y constancia, Patella sp. acapara ambos registros (43,75% y 26,31% respectivamente), reflejado en una valoración global de 1.1511,06. Estos índices indican una probabilidad de encontrar gasterópodos media-baja (C= 36,84%), y baja para bivalvos (C= 5,26%) y crustáceos (C= 5,26%). Por especies, excepto la señalada Patella sp., el resto de taxones registrados adquieren una dominancia y una constancia relativamente baja, constituyendo Nassarius pfeifferi y Trivia monacha los que presentan mayores índices (C= 10,52%).
El resto, por su escasa representatividad, poseen una importancia testimonial en el conjunto taxonómico descrito. En cuanto a los valores de NRI, la práctica totalidad de especies indican un índice de 1,00. Tan sólo Patella sp., presenta un valor de 1,14 restos por individuos, indicativo del escaso margen representado entre el NR y el NMI de especies documentadas, quizás como consecuencia de la escasez de conchas documentadas en el estrato. Análisis tafonómico El proceso tafonómico más acusado en el Estrato II ha sido la fragmentación, destacado sobre todo en la especie Patella sp., que presenta unos índices de fragmentación altos, con predominio de restos apicales y fragmentos. También se ha detectado en el fragmento de Panopea glycimeris y en el crustáceo. Por contra, especies de menor tamaño como Nassarius pfeifferi o Trivia monacha no han evidenciado este proceso, recuperándose sus restos completos.
Los agentes que han influido en la aparición de este proceso de fragmentación han debido ser antrópico y/o animales, a tenor de las actividades desarrolladas en el interior de la cueva, como tendremos oportunidad de ver a continuación. En relación a los grupos tafonómicos, en el conjunto taxonómico hemos detectado varios grupos con fines dispares donde encuadrar los moluscos recuperados. De esta forma, especies como Patella sp. han constituido un importante elemento como parte del sustrato bromatológico de los grupos humanos tribales. Otros, como Nassarius pfeifferi o Trivia monacha han cumplido una función eminentemente ornamental.
Por último, dos ejemplares de Patella sp. han cumplido la doble función de servir de alimento y posteriormente como elemento de adorno-colgante, pues en una de ellas, a su destacado tamaño se une una perforación antrópica en la zona apical, mientras la otra adquiere la función de cuenta de collar (FIGURA 27.5).
Zonas de recolección
Se han detectado especies que habitan en fondos rocosos del infralitoral, como son el caso de Conus mediterraneus y Trivia monacha, si bien es posible que su recolección se efectuase en la playa cuando el animal ya estaba muerto, para un uso encaminado hacia la decoración personal. Por el resto de material recuperado se advierte una preferencia de los ambientes rocosos de los estratos más bajos del mesolitoral, donde habitan particularmente las especies del género Patella. El único bivalvo documentado (Panopea glycimeris) vive enterrado en fondos arenosos y fangosos desde 5 a 80 metros de profundidad. En síntesis, en el Estrato II de la Cueva de Benzú se observa una clara preferencia por explotar las especies cuyo hábitat se desarrolla en los ambientes rocosos (FIGURA 27.6) del mesolitoral (FIGURA 27.7) de la costa abierta (FIGURA 27.8).
ESTRATO I
Estimadores de abundancia
En relación a los índices de abundancia nos encontramos con un registro muy escueto, donde predominan las especies del género Patella, con 4 restos de 4 individuos (TABLA 27.3). Por su parte, los pequeños ejemplares del gasterópodo indeterminado y Trivia monacha están representados cuantitativamente por un ejemplar cada uno (TABLA 27.3). En lo que constancia y dominancia se refiere, es Patella sp. la especie que mayores índices refleja, acaparando el 50% de la dominancia y un valor de 10,52 en relación a la constancia, un dato éste, sin embargo, que señala una probabilidad baja de documentarla en proporción al área excavada. El resto del conjunto posee unos valores realmente bajos (TABLA 27.3).
Análisis tafonómico Al igual que ocurre en el estrato superior, el proceso más destacado ha sido la fragmentación, especialmente acusado en las especies Patella sp. y Patella ferruginea. Sin embargo, no ha sido detectado en las conchas de los taxones más pequeños, caso del gasterópodo indeterminado y de Trivia monacha. De nuevo, los agentes biológicos, fundamentalmente los seres humanos y animales han podido distorsionar el depósito. En relación a los grupos tafonómicos, cabe diferenciar la asignación de Patella sp. y Patella ferruginea al grupo de restos cuyo fin ha debido ser alimenticio, mientras que el gasterópodo indeterminado y Trivia monacha, tanto por su escasa entidad como por las perforaciones que presentan, han formado parte de elementos de adornos-colgantes en los enterramientos.
Zonas de recolección Por el registro malacológico documentado, la zonación costera explotada ha sido, de nuevo, ilustrada por especies cuyo hábitat se desarrolla en la parte más alta de los ambientes mesolitorales, fijos a sustrato duros rocosos de la costa abierta, biotopo preferido de Patella sp. y Patella ferruginea, esta última en zonas poco expuestas por el batido de las olas. Por lo tanto, una zonación de fácil accesibilidad en mareas bajas para su recolección. A ello hay que unir Trivia monacha, que aunque habita en los fondos rocosos del infralitoral, su recolección posiblemente debió efectuarse en la playa, llegado por arrastre de las mareas una vez que el animal había muerto.
ANÁLISIS MICROESPACIAL DE LOS MOLUSCOS MARINOS EN LA CUEVA DE BENZÚ
A partir del análisis microespacial llevado a cabo con los productos arqueológicos en la Cueva de Benzú, se evidenciaron al menos tres áreas de actividad desarrolladas en la cueva durante su ocupación (Vijande, 2010: 284; Capítulo 32 de la presente obra). Una primera actividad, encaminada hacia la producción y consumo de alimentos quedaría atestiguada por la documentación de determinados fragmentos de recipientes cerámicos cuya morfología nos infiere este tipo de usos. Esta área estaría próxima a la entrada de la cavidad (Vijande, 2010: 285). Por otro lado, el registro de numerosos huesos humanos de pequeñas dimensiones (falanges y dientes, principalmente), así como elementos de adornos en forma de cuentas de collar avalan un uso de la cavidad como área funeraria. A partir del registro de este tipo de manifestación se infiere la hipótesis de la realización de enterramientos primarios en la cavidad (Vijande, 2010: 285). Por último, la documentación de coprolitos de hiena al fondo de la cavidad evidencia el uso de la misma como cubil, y subraya el carácter temporal de su ocupación por parte de las formaciones tribales (Vijande, 2010: 286).
Con esta base, hemos abordado un análisis espacial del registro arqueomalacológico con el fin de ratificar o refutar esta hipótesis de partida. Para llevar a cabo el mismo se ha tenido en cuenta el carácter funcional del material, distinguiendo entre restos con un fin claramente ornamental como elementos de adornos-colgantes o cuentas de collar, y aquellos cuya función en la cavidad estaba destinada a cubrir parte de la dieta alimenticia (FIGURA 27.9). La elaboración de este mapa contextual ha permitido ratificar la propuesta exegética planteada por E. Vijande en su trabajo de tesis (Vijande, 2010). Se ha detectado una acumulación de moluscos con marcado carácter ornamental en las cuadrículas -B XVII-XVIII, -B XVIII-XIX, -A XVI-XVII y -C XVIII-XIX. Por su parte aquellos restos malacológicos potencialmente comestibles han sido hallados en las cuadrículas -C XVII-XVIII, -C XVIII-XIX, -B XIX-XX, -A XVI-XVII, A XVIII-XIX y A XIX-XX.
De todo ello se extrae un uso de la cueva como lugar de producción y consumo que cubriría mayormente el margen derecho del área de la cavidad, donde tendría lugar el consumo de los moluscos, mientras el margen izquierdo adquiriría un uso como recinto funerario, cubriendo un área donde se han recuperado en su mayoría restos de moluscos con un claro fin ornamental, formando parte de los ajuares funerarios de los individuos allí depositados.
EL CONJUNTO ICTIOARQUEOLÓGICO DESCRITO EN LA CUEVA DE BENZÚ
En la Cueva de Benzú se han logrado documentar restos de ictiofauna en un deficiente estado de conservación, por lo que su adscripción taxonómica ha resultado ser compleja. Fueron recuperados y estudiados en el marco de la primera campaña de excavación (Zabala et alii, 2003; Soriguer et alii, 2006). En total han sido registrados 4 restos de vértebras correspondientes a un número mínimo de 3 individuos. Por su tamaño parecen corresponderse con ejemplares de medio tamaño, posiblemente espáridos (familia Sparidae) (Zabala et alii, 2003), muchas de cuyas especies viven en la zona litoral y son fácilmente accesibles sin necesidad de grandes medios (Soriguer et alii, 2006; Cantillo et alii, 2010; Cantillo y Soriguer, 2011b).
BALANCE FINAL
Dado el carácter homogéneo que presenta el registro arqueológico documentado en la Cueva de Benzú, creemos oportuno abordar un balance general de la aportación de los recursos malacológicos en el conjunto general que forma la secuencia estratigráfica, aunando los estudio previos (Zabala et alii, 2003; Soriguer et alii, 2006) con los que hemos tenido oportunidad de llevar a cabo con posterioridad (Cantillo, 2012). La ocupación de esta pequeña cavidad por formaciones sociales tribales debió ser temporal, con carácter estacional. Partimos de la hipótesis de la utilización de la cavidad como refugio por pastores que, durante un tiempo determinado y de manera puntual, efectuaron actividades propias de la vida cotidiana (Vijande, 2010), entre ellas el consumo de moluscos de manera puntual.
Este hecho condicionaría la ausencia acumulativa de este tipo de desechos en la cueva, pues a diferencia de otros pequeños enclaves de similares dimensiones, como por ejemplo La Fragua, en la región cantábrica, donde ha sido documentado un vasto conchero (González Morales, 2000; Gutiérrez Zugasti, 2009), la escasa detección de unos pocos indicios del consumo de este recurso en la Cueva de Benzú estaría condicionada al uso estacional dado. Desde el punto de vista de la representatividad, la escasez de restos se debe principalmente al uso dado a la cavidad como lugar de enterramiento (Vijande, 2010). Se aprecia un predominio de especies del género Patella, como recurso bromatológico, si bien se han documentado algunos restos que apriorísticamente fueron usados como elementos de adornos-colgantes, quizás formando parte de algún ajuar funerario.
En este sentido, hemos documentado Patella sp., Trivia monacha o Nassarius Pfeifferi perforados, algunos de ellos con perforación doble, caso de Trivia monacha. Entre el conjunto bromatológico destaca el registro de bivalvos como Ostrea sp., Mytilus sp., Chlamys sp. o Panopea glycimeris; de gasterópodos marinos como Patella sp., Patella vulgata, Patella ferruginea y Siphonaria pectinata, así como el molusco dulceacuícola Melanopsis sp. También se ha documentado un resto de dactilopodio de crustáceo, del Orden Brachyura, procedente del Estrato II. Desde el punto de vista del hábitat natural, la zona de recolección permite establecer unos patrones muy homogéneos para llevar a cabo esta actividad, ya que la práctica totalidad de las especies registradas en la cueva para el consumo son características de la zona intermareal rocosa, y por tanto, de fácil accesibilidad en mareas bajas (Soriguer et alii, 2006; Ramos y Cantillo, 2009; Cantillo et alii, 2010, Cantillo y Soriguer, 2011; Cantillo, 2012).
Muchos de estos restos debieron cumplir la doble función de servir como alimento y posteriormente como ornamento. Otros, sin embargo, fueron recolectados en la playa cuando el animal ya se encontraba muerto, y fueron usados exclusivamente como adornos personales. Además, la presencia de Trivia monacha, del ejemplar juvenil de Conus mediterraneus o incluso del gasterópodo indeterminado, todos ellos sin manipulación antrópica, podría estar en relación a su uso como reserva de materia prima para una futura confección de elementos de adorno. La aparición de ictiofauna también demuestra a utilización de recursos muy variados. Por último queda indicar la realización de análisis funcionales sobre parte del conjunto conchífero, a cargo del doctor David Cuenca, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria, a quien agradecemos desde aquí su disponibilidad. Sin embargo, los resultados de la observación macro y microscópica no permitieron documentar ninguna alteración generada por el uso de estas conchas en actividades productivas.

