El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)
Capítulo 10
El registro de fauna terrestre (mamíferos)
En el presente capítulo se analizan los restos óseos pertenecientes a la fauna de macromamíferos excavada en el yacimiento arqueológico de época paleolítica del Abrigo de Benzú (Ceuta). En total se analizan más de tres mil restos óseos de dichos mamíferos, obtenidos a lo largo de las diferentes campañas de excavación realizadas.
Estos restos corresponden en casi su totalidad a esquirlas de hueso, con una media de tamaño inferior a los 3 centímetros de longitud. Un escaso porcentaje de tales restos —apenas un 1%— son identificables, aunque tan sólo han podido ser determinados taxonómicamente unos pocos fragmentos óseos y elementos dentales pertenecientes a individuos del grupo de los bóvidos, cuyo peso oscilaría en su casi totalidad dentro de un rango inferior a los 300 kilogramos.
GENERALIDADES
El potencial paleontológico del yacimiento del Abrigo de Benzú es alto, aunque si bien la abundancia de restos fósiles de mamíferos poseería el interés intrínseco propio de las poco conocidas faunas del Pleistoceno norteafricano, la elevada fragmentación de los restos reduce considerablemente su importancia.
Como cualquier registro fósil, el de los mamíferos del Pleistoceno de los depósitos sedimentarios del Abrigo de Benzú constituye el resultado de los complejos procesos tafonómicos sufridos por los restos óseos tras su deposición, así como de las particulares condiciones geológicas impuestas por el sistema kárstico en el cual se originó el proceso de su fosilización.
El estudio y publicación de los restos fósiles de macromamíferos se comenzó en la primera mitad de la pasada década (Arribas, 2003; Arribas et alii, 2006; Cáceres, 2003; Ramos et alii, 2006; Ramos y Bernal, eds., 2006), y aún no ha finalizado. En los Estratos 5 y 6 de la cuadrícula CVII del Abrigo de Benzú podemos destacar la presencia de un significativo número de restos óseos de mamíferos ungulados de mediano tamaño, constituidos por esquirlas y fragmentos de diáfisis de húmero, fracturados de forma intencional y con evidencias de haber sido quemados (Ramos et alii, 2005: 184; Arribas et alii, 2006).
Además del hecho de que el conjunto fósil esté prácticamente integrado por restos óseos muy fragmentarios (casi exclusivamente esquirlas de un tamaño no mayor de 5 centímetros), procedentes en su mayoría de la fractura de huesos largos, se da la circunstancia de que están incluidos dentro de una brecha muy consolidada, en la cual no se han observado restos fósiles de micromamíferos.
Figura 10.1. Fragmento de M/3 izquierdo de Bovidae Gen. Indet. En vista oclusal
Es fundamental señalar que el pequeño tamaño de las esquirlas óseas extraídas de la brecha, no aportan datos suficientes que posibiliten su identificación anatómica y/o taxonómica, permitiendo tan solo atribuirlas al resultado de la fragmentación de las diáfisis de huesos largos de unos animales cuya masa corporal iría desde los 5 kilogramos a los 300 kilogramos de peso.
Muchos de los citados fragmentos óseos presentan un tipo de fractura muy característica, propia de la rotura en huesos frescos por percusión o presión (espiral Tipo II), la cual frecuentemente se atribuye al resultado de la acción antrópica sobre huesos largos de mamíferos, aunque también pueden atribuirse a la rotura por la presión ejercida por los dientes de carnívoros.
Junto a tan fragmentado material, aparecen algunos elementos dentales aislados, pertenecientes a artiodáctilos. Tras el tratamiento químico en el laboratorio, dentro de las muestras analizadas destaca la identificación de un diente diagnóstico de mamífero procedente del Estrato 7 de la cuadrícula CIII, un molar inferior (M3) izquierdo con la porción distal fragmentada, correspondiente a un bóvido de gran talla. Aunque la ausencia de la porción distal del diente impide verificar una determinación a nivel genérico, la existencia de estilos bien marcados, una columnilla interlobular en el trigónido y unas fosetas amplias y simétricas (una de ellas con un pliegue distal), son características que excluyen de la determinación a los géneros Bos o Bison, presentando ciertas afinidades anatómicas con el tercer molar inferior del género Bubalus. La clasificación provisional de este resto fósil fue presentada por Arribas como Bovidae genindet. (Arribas, 2003) —FIGURA 10.1
CARACTERÍSTICAS DEL REGISTRO FÓSIL
En los sitios arqueológicos del Pleistoceno con una ocupación humana más o menos prolongada — como es el caso del Abrigo de Benzú— el registro fosilífero está a menudo netamente influenciado por la actividad consecuente a dicha presencia. Los factores causantes de la influencia antrópica sobre el registro fósil están directamente relacionados con el comportamiento alimentario de los homínidos, los cuales acumularon los restos óseos de grandes mamíferos siguiendo unas determinadas pautas de selección y adquisición de sus presas, las cuales finalizaron con la deposición de los restos esqueléticos de los cadáveres en el Abrigo.
Esta acción antrópica dio lugar a la progresiva concentración de restos óseos en el suelo del Abrigo, dentro de la cual predominaron determinados tamaños de presa, siempre de acuerdo con su disponibilidad en el entorno, en función de los grados de presencia de las poblaciones de cada uno de los diferentes ungulados. Paralelamente, los restos fósiles específicamente acumulados en el yacimiento sufrieron diferentes procesos tafonómicos derivados de la propia presencia de los homínidos, al ser sometidos al pisoteo propio del transito por el suelo que ocuparon, además de la destrucción ocasionada sobre los huesos largos como resultado de las labores emprendidas para una obtención óptima del tuétano de las diáfisis y la grasa de las epífisis. Por tanto, las citadas acciones son las responsables de que en el registro osteológico in situ predominen los elementos fósiles de un tamaño medio y —fundamentalmente— pequeño, con una longitud máxima de entre 3 y 1 centímetros.
En el caso del Abrigo de Benzú, además del efecto de la selección de presas, el pisoteo y la fractura sistemática, los restos óseos han sufrido las consecuencias del proceso de brechificación sistemática de las diferentes unidades litoestratigráficas detríticas, en cuya matriz calcárea quedaron englobados tras su fosilización. Dado que, en general, la brechificación resulta de los procesos físico-químicos asociados a un contexto kárstico, y debido a que ésta ha evolucionado como consecuencia de las oscilaciones climáticas a lo largo del tiempo, las sucesivas deposiciones de restos óseos se han ido conservando en la matriz calcárea, por lo que los restos fósiles resultantes son extremadamente difíciles de recuperar durante el proceso de la excavación, circunstancia especialmente agravada por la ya citada elevada presencia de elementos fragmentarios.
La dificultad impuesta durante la extracción y posterior consolidación de los restos fósiles de mamíferos del Abrigo de Benzú, ocasionó eventualmente la destrucción de sus dimensiones originales y la alteración de las superficies de los elementos, e incluso su destrucción física. El registro fósil aparece contenido en una matriz sedimentaria altamente brechificada por cementos de naturaleza carbonatada, haciendo que la muestra osteológica extraída sea muy poco o nada resolutiva en lo referente a la caracterización anatómica de los elementos óseos y al establecimiento de la categoría taxonómica de los mamíferos a los que pudieron pertenecer (FIGURA 10.2).
Dado el interés intrínseco de los registros de Benzú, su posición geográfica, su cronología y su registro arqueológico, y tenidos en consideración los aspectos previamente mencionados sobre la presencia de sesgos en la muestra paleontológica, se consideró necesario un específico y laborioso trabajo de laboratorio para llevar a cabo la extracción de la matriz, el remontaje de los elementos y la consolidación de aquellos restos fósiles que puedan ser diagnósticos desde las perspectivas anatómica y taxonómica (Monclova et alii, 2011a y 2011b).
Una vez analizadas las características de la matriz en cuestión, los trabajos de laboratorio para la recuperación de los restos fósiles requieren tanto la aplicación de técnicas físicas (percutores, ultrasonidos, chorro de arena, etc.), como de técnicas químicas controladas (disoluciones sucesivas en distintos ácidos en proporciones no destructivas, con neutralizaciones intermedias). El control de las variables químicas específicas requeridas por cada uno de los elementos fósiles a recuperar, hace que estos tratamientos sean laboriosos y dilatados en el tiempo, por lo que aún no se ha completado el análisis.
Figura 10.2. 1. CV-5B-182 (~ 30 mm.) Fragmento de hueso largo brechificado. 2. CV-5A-213 (> 40 mm.), fragmento de hueso largo brechificado con industria lítica. 3. CV-4A-228 (> 40 mm.), fragmento de hueso largo brechificado (posiblemente costilla). 4. CV-5A-152 (~ 30 mm.), fragmento de hueso largo brechificado (posiblemente costilla). 5. CV-5B-173 (> 40 mm.), fragmento de hueso largo brechificado con rotura antigua. 6. CV-4A-228 (~ 30 mm.), fragmento de hueso brechificado (diente). 7. CV-4A-228 (~ 20 mm.), fragmento de hueso brechificado (diente). 8. CVI4B-191B (~ 40 mm.), fragmento de hueso largo brechificado. 9. CVI-4B-196 (~ 30 mm.), fragmento de hueso brechificado (falange) Las siglas iniciales corresponden a las unidades de excavación en las que aparecieron los diferentes fragmentos. Extraído de (Monclova et alii, 2011a)
Las anteriores técnicas han de ser aplicadas optimizando los recursos económicos. No todos los bloques brechificados son susceptibles de contener registro con información significativa, por lo que para optimizar los recursos se procedió a la aplicación de tratamientos específicos de laboratorio solamente a aquellas muestras que presentaban a priori restos fósiles con un potencial de información paleontológica singular. Tras una excavación sistemática de unidades litoestratigráficas altamente brechificadas, solo la aplicación del método antes expuesto permitió que desde una perspectiva científica pudiesen analizarse unos restos fósiles de tan compleja obtención.
DISPERSIÓN Y FRACTURA DE LOS RESTOS ÓSEOS
El estudio de los restos óseos de la fauna terrestre hallados en sedimentos que están ubicados en áreas de influencia antrópica constituye un importante aporte informativo para la interpretación de los enclaves arqueológicos de los que forman parte. Exceptuando aquellos casos en los cuales mamíferos de diversos tamaños ocupan los abrigos rocosos —aprovechando su no ocupación por los homínidos— la presencia de los restos óseos de tales animales suele estar asociada a las actuaciones antrópicas derivadas del acarreo de las canales completas o restos parciales de los animales obtenidos de la caza o del carroñeo, con el objeto de su posterior consumo alimentario (Reitz y Wing, 1999; Orton, 2012). Este último es el caso del Abrigo de Benzú.
Las características tafonómicas presentes en los huesos procedentes de una excavación arqueológica permiten reconstruir qué agentes y de qué forma actuaron para causarlas, destacando entre tales características las huellas dejadas por las fracturas, tanto su forma como el grado de las mismas (Braun et alii, 2008). Estas últimas constituyen una parte significativa de los rasgos físicos presentes en casi todos los restos óseos de los diversos elementos de la fauna hallados en el Abrigo de Benzú, y son una consecuencia de las acciones realizadas por los homínidos (Monclova et alii, 2011a y 2011b).
El elevado número de restos óseos objeto de fractura, así como su asociación con las industrias líticas en diferentes niveles de habitación, han permitido plantear la existencia de una relación directa entre la actividad humana y la presencia de los restos óseos en el Abrigo de Benzú. Aunque, por el contrario, han dificultado e incluso impedido la identificación taxonómica de la mayoría de tales restos (Davis,1989; O’Connor, 2000; Church y Lyman, 2003; Chaix y Méniel, 2005).
El estudio de la proporción de los diversos tamaños de fragmentos óseos, indicativos de la intensidad del proceso de fractura, así como su grado de dispersión y de su presencia en relación con la de determinados elementos líticos —atribuidos al procesado de alimentos cárnicos— permiten a los investigadores establecer aspectos relativos a los hábitos de alimentación y a las relaciones sociales que rodearon a los moradores de Benzú.
RESTAURACIÓN Y TRATAMIENTO DE LOS RESTOS ÓSEOS
El informe de la restauración de los restos óseos del Abrigo de Benzú ha sido realizado en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (Solé y Vilalta, 2007).
Sólo parte de los restos fósiles llegaron al laboratorio de restauración en forma aislada, provenientes del proceso de triado y flotación llevado a cabo en la propia excavación, con o sin restos de sedimento adheridos.
Por el contrario, la gran parte de los restos llegaron como parte de bloques brechíferos de tamaño medio o de pequeñas porciones de sedimento muy fragmentadas como consecuencia del proceso de recuperación, requiriendo ser extraídos por medios físicos y químicos. Al llegar al laboratorio, el estado de conservación de los huesos y los dientes procedentes del Abrigo de Benzú era favorable, aunque en casos concretos presentaban falta de cohesión y una cierta tendencia a disgregarse.
Cuando los restos fósiles forman parte de bloques brechíferos de tamaño medio su recuperación es mucho más efectiva, pero cuando se presentan en pequeñas porciones de sedimento carbonatado y muy fragmentado, las posibilidades de recuperación disminuyen, al fragmentarse aun más las porciones de sedimento e imposibilitar la separación del hueso del sedimento.
Desafortunadamente, la mayoría del material corresponde a fragmentos de hueso clasificables como astillas, integrando un conjunto de fragmentos pequeños de pocos milímetros de grosor, que están incluidos en pequeñas porciones de sedimento carbonatado.
Figura 10.3. A. Histograma de registro de complejos procesados y restaurables. B. Histograma de trabajo de desencostrado. C. Histograma con representación de restauración de restos óseos. D. Histograma con restauración de la industria lítica tallada documentada
En el laboratorio se ha partido de bloques de tamaño medio y reducido, troceándose los nódulos de sedimento, para lo cual —dependiendo de su estructura calcárea— se han utilizando pequeños martillos compresores de marmolista, cincel y martillo o —de una forma más precisa— distintas tenazas.
Posteriormente se han aislado y separado los restos fósiles. Para eliminar todo el sedimento adherido, los materiales más concrecionados se han tratado con ácido clorhídrico (HCl) al 5%, neutralizándolo posteriormente durante 24 horas con agua desionizada.
En casos muy puntuales los materiales se han consolidado aplicando Paraloid B-72 al 5% o al 10% en acetona, uniéndose los fragmentos mediante pegamento nitro celulósico Imedio.
Aunque se ha revisado todo el material, solo se ha procesado aquel que por sus características y por las del sedimento, permitían una extracción exitosa de los restos. Dado que éstos no se hallaron de forma individualizada, los materiales recuperados y tratados se han documentado por unidad de registro, quedando detallados en la base de datos adjunta (FIGURAS 10.4, 10.5A y 10.5B).
Teniendo en cuenta que de 148 unidades principales, en 29 casos no se ha identificado ningún objeto ni subunidad restaurable. Entre el resto (n = 119), en 33 unidades, se ha considerado que no era factible la intervención (no necesitaba restauración), mientras que en las 86 unidades restantes se han intervenido total o parcialmente (FIGURA 10.3A).
De las 119 unidades intervenidas, 82 han sido parcial o totalmente desencostradas (FIGURA 10.3B). De todas ellas, en 61 de estas unidades se han individualizado o procesado restos óseos (FIGURA 10.3C). En 44 casos se ha individualizado o procesado industria lítica. Entre las cuales en 10 unidades ha sido aplicado un tratamiento con ácido (FIGURA 10.3D).
Figura 10.4. Distribución de restos óseos de macromamíferos analizados en las cuadrículas BVI, BVII, CVII, CVI, CV y DV
Figura 10.4. Distribución de restos óseos de macromamíferos analizados en las cuadrículas BVI, BVII, CVII, CVI, CV y DV
Figura 10.4. Distribución de restos óseos de macromamíferos analizados en las cuadrículas BVI, BVII, CVII, CVI, CV y DV
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Durante las campañas de excavación desarrolladas en el Abrigo de Benzú se registró una presencia significativa de restos de mamíferos (Arribas, 2003; Arribas et alii, 2006; Cáceres, 2003 y 2004; Monclova et alii, 2011a y 2011b), entre los que abundan, en general, las esquirlas de hueso, junto a un significativo número de fragmentos de diáfisis de extremidades, pertenecientes a cérvidos, cápridos y bóvidos, los cuales muestran fracturas intencionadas y evidencia de haber sido sometidos a la acción del fuego.
La identificación del material óseo obtenido en la excavación del sitio arqueológico se ha visto obstaculizada por la práctica carencia de rasgos determinantes que permitiesen establecer las categorías taxonómicas a las cuales corresponden cada uno de ellos. Dentro de este elevado número de pequeños restos óseos sin identificar se incluyen muchos fragmentos tanto de costillas, diáfisis y otros huesos de muy dudosa asignación taxonómica.
Del total de 3.300 fragmentos óseos extraídos durante la excavación del Abrigo, tan solo un 1% ha podido ser identificado, obteniéndose un número de restos determinados (NRD) total de 33, quedando todos los demás en la categoría de número de restos sin determinar (NRSD).
El Número Mínimo de Individuos (NMI) ha sido prácticamente imposible de determinar dada la naturaleza de los fragmentos anatómicos identificados, correspondientes principalmente a huesos largos difícilmente asignables a individuos diferentes, siendo aún más difícil si cabe la determinación de la talla, edad o sexo de tales individuos.
Se han hallado esquirlas y fragmentos de restos óseos pertenecientes a mamíferos de tamaño mediano, y fragmentos de diáfisis de húmeros de cérvidos, cápridos y bóvidos (Bovidae gen. Indet.), así como alguna pieza dental de estos últimos, especialmente en los estratos 5 y 6 de la cuadrícula CVII.
La presencia de fracturas realizadas de forma intencional en los restos óseos de mamíferos hallados en el Abrigo de Benzú, así como la evidencia de que fueron quemados, ha permitido relacionar espacio-temporalmente su presencia con la de los grupos humanos. Por otro lado, la propia fractura de los huesos ha imposibilitado que el estudio zooarqueológico de los tales restos identifique taxonómica la mayoría de los fragmentos, aunque el estudio de las fracturas, marcas de carnicería y tratamiento recibido por los huesos aportará en un futuro mucha información para interpretar la forma en que llegaron los animales al Abrigo, así como para conocer el proceso que siguieron hasta su consumo, permitiendo establecer aspectos relativos a la paleoeconomía, modos de vida y de trabajo de las sociedades cazadoras-recolectoras que habitaron el lugar.
Las pruebas indican que los homínidos que ocuparon el Abrigo de Benzú en el Pleistoceno Medio y Superior cazaron animales de mediana y gran talla, aprovechando los recursos cárnicos que les ofrecía la heterogeneidad medioambiental del entorno del Abrigo de Benzú. Aunque de reducida extensión temporal y datación poco precisa, el análisis polínico llevado a cabo en la secuencia sedimentaria del Abrigo de Benzú indica la predominancia de unas condiciones cálidas, con ciclos de fluctuaciones en la tasa de humedad (Ruiz Zapata y Gil García, 2003a). En el entorno del Abrigo de Benzú, el paisaje del periodo acontecido a partir de hace 250.000 años estuvo caracterizado por la alternancia de bosques templados mediterráneos con abundancia de arbustos y herbáceas, y los momentos de pérdida de la diversidad de taxones templados y la reducción del arbolado.
Las muestras de polen analizadas representan los momentos de vegetación correspondientes a varios periodos interestadiales de las dos últimas glaciaciones. La vegetación en las cumbres de las sierras de Haus y del Yebel Musa estuvo dominada por bosques abiertos de cedros y en menor medida tejos, acompañados de una importante presencia de brezales (Erica), mientras que las áreas más bajas y secas estuvieron ocupadas por pinares. El paisaje de las alturas intermedias —más cercanas al Abrigo de Benzú— estuvo dominado por la presencia de encinas, alcornoques, algarrobos y acebuches, junto a la presencia —en zonas cercanas a los cauces de agua— de taxones ribereños, tales como sauces, olmos, alisos y castaños.
Por último, las zonas más bajas, estuvieron ocupadas por vegetación herbácea no muy densa y de aspecto estepario (Ruiz Zapata y Gil García, 2003a; Ruiz Zapata et alii, 2005). La proximidad del Abrigo a una zona fluvial y a poca distancia de los empinados riscos de las sierras de Haus y del Yebel Musa (Rodríguez Vidal y Cáceres, 2005; Chamorro et alii, 2011), constituyó un biotopo idóneo para la existencia de los ungulados constatados en la excavación del sitio.
Figura 10.5a. Base de datos de la restauración de los restos óseos. Campaña 2003
Figura 10.5a. Base de datos de la restauración de los restos óseos. Campaña 2003
Figura 10.5b. Base de datos de la restauración de los restos óseos. Campaña 2005
Figura 10.5b. Base de datos de la restauración de los restos óseos. Campaña 2005

