El abrigo y la cueva de Benzú memoria de los trabajos arqueológicos de una década en Ceuta (2002-2012)
Capítulo 32
Análisis microespacial del registro de los niveles neolíticos
METODOLOGÍA
Abordar el estudio microespacial de la Cueva de Benzú ha sido realmente complejo dadas las exiguas dimensiones de la cavidad. A ello debemos añadir el desarrollo de diversas actividades tanto humanas como animales en un espacio muy reducido y en un tiempo relativamente corto, lo que puede haber originado el desplazamiento involuntario de numerosos productos arqueológicos respecto a su posición originaria. Pese a estos inconvenientes que pueden producirse en el estudio de las cuevas, defendemos una lectura optimista del registro. La aplicación de una metodología microespacial puede aportar numerosos datos referentes a las actividades sociales, domésticas o productivas realizadas por estas formaciones sociales. Sin embargo, no podemos obviar los procesos tafonómicos, por lo que se hace necesario un estudio riguroso de los procesos postdeposicionales y de abandono de los yacimientos (Schiffer, 1988). Igualmente debemos abordar interpretaciones de tipo geológico y de la propia formación del depósito, con objeto de discernir la presencia o no de palimpsestos.
Tenemos como objetivo principal conocer los modos de vida y las relaciones sociales de producción y de reproducción de la comunidad que se asentó en la Cueva de Benzú. Para ello utilizamos una metodología bien definida, en la que el estudio microespacial resulta fundamental para contextualizar los productos en el espacio (Schiffer, 1972) con objeto de determinar las actividades desarrolladas en la cavidad así como las relaciones sociales que operan entre los individuos. Para llevar a buen puerto este estudio microespacial hemos subdividido el espacio a excavar en 21 cuadrículas de 1 metro cuadrado aproximadamente, proyectando el sistema de coordenadas establecido en el Abrigo dentro de la cavidad. Hemos ubicado con gran exactitud todos los productos arqueológicos documentados gracias a un sistema tridimensional de coordenadas, que nos permite correlacionar estos productos entre sí y con posibles estructuras.
Defendemos la conceptualización como «producto» (Ruiz et alii, 1986) de los objetos ya que permite su contextualización y el empleo de categorías de mayor contenido histórico (Ramos et alii, 2002). Hemos desarrollado análisis estadísticos entre los diferentes productos arqueológicos y los diferentes espacios de la cavidad, que nos han permitido obtener informaciones sobre los diferentes usos de la Cueva de Benzú. Obviamente, el desarrollo de una actividad concreta en un espacio determinado genera asociaciones dimensionales y recurrencias de productos que pueden ser valoradas como modelos sociales de patrones de conducta (Ramos et alii, 2002)
A través del registro de estas recurrencias de productos y asociaciones dimensionales pretendemos establecer posibles áreas de actividad que nos permitan emitir hipótesis relacionadas con las relaciones sociales de producción y con la propia división del trabajo (Ramos et alii, 2002).
LA DISTRIBUCIÓN DE LOS «HALLAZGOS ESPECIALES»
Hemos llevado a cabo un registro microespacial selectivo, situando tridimensionalmente los «hallazgos especiales», es decir, productos arqueológicos que por sus características consideramos significativos. La distribución espacial que observamos en la FIGURA 32.1 nos muestra la existencia de dos zonas de concentración de productos claramente diferenciadas. La primera de ellas tendría como eje central a las cuadrículas -BXVIII y -CXVIII, y la segunda vendría dada por las cuadrículas AXIX-XX y -AXIXXX. En ambos sectores se concentraron las actividades desarrolladas en la cueva, ya que se corresponden con los dos divertículos más cómodos y aptos para el desarrollo de cualquier tarea. El resto de cuadrículas presentan una mayor dispersión de los productos arqueológicos, coincidiendo fundamentalmente con las cuadrículas próximas a las paredes, donde la altura de la cavidad es mucho menor y donde el desarrollo de cualquier actividad sería realmente incómoda.
El estudio minucioso de los hallazgos especiales en estas dos zonas nos evidencia el desarrollo de dos tipos de labores. Así, la presencia de cerámica de consumo y almacenamiento e industria lítica nos permite inferir el desarrollo de actividades domésticas en un sector de la cavidad, mientras que la presencia de restos óseos humanos junto a numerosas cuentas de collar de serpentina y concha nos indican el desarrollo de prácticas funerarias en otro sector diferente. Por último, resulta sorprendente la documentación de coprolitos de hiena rayada (Hyaena hyaena) en el fondo de la cavidad (cuadrícula -DXVIII-XIX), lo que unido a la presencia de numerosas esquirlas de huesos nos testimonia el uso como cubil de la cavidad por parte de estos carnívoros.
LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DEL TOTAL DE LA INDUSTRIA LÍTICA TALLADA
Nuestra metodología de trabajo microespacial ha permitido únicamente el registro tridimensional de los denominados «hallazgos especiales». Sin embargo, la excavación por cuadrículas de 1 metro cuadrado y complejos artificiales de 20 centímetros supone en sí un control microespacial para el total de los productos arqueológicos documentados.
Un primer balance de los productos líticos tallados por cuadrículas arroja resultados preliminares de gran interés. De un total de 20 cuadrículas, existen 3 en las que no se ha computado ningún producto arqueológico lítico tallado (15%). Hay 10 en las que se han contabilizado entre 1-30 productos (50%). Entre 31 y 60 hay 6 cuadrículas (30%), y con más de 61 productos hay únicamente 2 cuadrículas (10%). Esta primera presentación simple de productos nos aproxima a 8 cuadrículas que tienen más de 31 ejemplares líticos. Nos referimos a las cuadrículas AXIX-XX, -AXVII-XVIII, -AXIX-XX, -BXVII-XVIII, - BXVIII-XIX, -BXIX-XX, -CXVIII-XIX y -DXVIII-XIX.
Figura 32.1. Distribución espacial de los hallazgos especiales
Estas cuadrículas se ubican en los dos divertículos de mayor amplitud para el desarrollo de cualquier actividad en el interior de la cavidad. En relación a la distribución de los núcleos, recordamos su presencia con 26 ejemplares. Hay 10 cuadrículas sin ningún ejemplar. Por tanto sólo se documentan en otras 11 cuadrículas. Nos encontramos con 5 cuadrículas con un único ejemplar (45,45%) (-AXVII-XVIII, -AXX-XXI, -BXVIII-XIX, -CXVII-XVIII y DXVIII-XIX), 3 con dos ejemplares (27,27%) (AXIX-XX, -AXVIII-XIX y -BXVII-XVIII), 1 con 3 ejemplares (9,09%) (-CXVIII-XIX) y 2 con 4 núcleos (18,18%) (-AXIX-XX y -BXIX-XX). Precisamente, las cuadrículas que muestran mayor número de núcleos (3 y 4 ejemplares), son las que a su vez presentan un registro más significativo de industria lítica tallada. Esta información se complementa con la obtenida para la distribución de lascas y láminas. Hemos registrado un total de 314 ejemplares.
Hay 4 cuadrículas sin ninguna lasca o lámina (19,05%). En 11 cuadrículas se han documentado entre 1 y 15 ejemplares (52,38%), 4 cuadrículas poseen entre 16 y 30 lascas (19,05%) y tan sólo 2 cuadrículas presentan más de 30 ejemplares (9,52%). Por lo tanto, con más de 15 ejemplares tenemos 6 cuadrículas (AXIX-XX, -AXIX-XX, -AXX-XXI, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX y -CXVIIIXIX) que vienen a coincidir con aquellas en las que la concentración de productos líticos tallados es mayor (FIGURA 32.2). De igual modo, coinciden las cuadrículas con mayor número de lascas y láminas con las que presentan una mayor cantidad de núcleos (FIGURA 32.2).
Así, las cuadrículas -AXIX-XX y -CXVIII-XIX (con 47 y 53 ejemplares respectivamente) son las que más núcleos presentan (con 4 y 3 ejemplares respectivamente). Esta información de núcleos y lascas y láminas se complementa con la aportada por los denominados «otros restos de talla». Se han documentado un total de 268 ejemplares (147 esquirlas y 121 desechos). Existen hasta un total de 4 cuadrículas que no presentan ningún ejemplar (19,05%). Hay 7 cuadrículas que tienen una oscilación de entre 1-10 ejemplares (33,33%), 5 cuadrículas que presentan una oscilación de entre 11 y 20 ejemplares (23,81%), 4 cuadrículas que presentan entre 21 y 30 ejemplares (19,05%) y tan sólo 1 cuadrícula con más de 30 ejemplares (en concreto con 52). Por lo tanto, destaca la elevada presencia de ORT en la cuadrícula -CXVIII-XIX con hasta 52 ejemplares, así como una destacada presencia (entre 21 y 30 ejemplares) en las cuadrículas AXIX-XX, -BXVII-XVIII, -BXIX-XX y -DXVIII-XIX.
Estas cuadrículas coinciden a su vez con las de mayor cantidad de núcleos y lascas y láminas, por lo que podemos decir que estas cuadrículas se corresponden con áreas de producción lítica que nos informan de procesos de talla in situ. En cuanto a la distribución de productos líticos retocados por cuadrículas, señalar la existencia de 7 cuadrículas sin ningún tipo de producto retocado (33,33%), 9 cuentan con entre 1 y 5 ejemplares (42,86%), 4 con entre 6 y 10 ejemplares (19,05%) y 2 con más de 10 ejemplares (9,52%). S
e observa cómo las cuadrículas con más de 9 productos retocados coinciden con las que tienen un mayor número de restos de talla, siendo las más apropiadas para el desarrollo de actividades domésticas. En un desglose por tipos con relación a las cuadrículas tenemos: un raspador, perforador y un buril en las cuadrículas -DXVIII-XIX, -BXVIII-XIX y -BXVIII-XIX respectivamente. Las laminillas de borde abatido están presentes con 1 ejemplar en las cuadrículas AXX-XXI, -AXIXXX, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX, -CXVIII-XIX y -DXVIII-XIX; y con 2 ejemplares en -AXVIII-XIX. Muescas y denticulados están representadas con 1 ejemplar en las cuadrículas AXVIII-XIX, AXIX-XX, AXX-XXI, con 2 ejemplares en las cuadrículas -BXVII-XVIII, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX y -DXVIII-XIX. Con 4 ejemplares las localizamos en la cuadrícula -AXIX-XX, y con hasta 11 ejemplares en la cuadrícula -CXVIII-XIX.
Figura 32.2. Histogramas del total de la industria lítica tallada por cuadrículas
En cuanto a los microlitos geométricos tenemos 2 ejemplares en las cuadrículas -AXIX-XX, -BXIXXX y -CXVIII-XIX, mientras que localizamos un único ejemplar en la cuadrícula -AXX-XXI. Las raederas se encuentran representadas con un único elemento en las cuadrículas -AXIX-XX, -BXVII-XVIII, -BXIX-XX, -CXVII-XVIII, -CXVIII-XIX y -DXVIII-XIX, con 2 en la cuadrícula AXIX-XX y con 3 en la cuadrícula -BXVIII-XIX.
Los retoques de uso se documentan con un único ejemplar en las cuadrículas AXVIII-XIX, AXIX-XX, -BXVII-XVIII, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX, -CXVIII-XIX y -DXVIII-XIX, con 2 ejemplares en la cuadrícula -AXVIIXVIII y con 4 ejemplares en la cuadrícula -AXVIII-XIX. Los elementos de hoz se localizan en las cuadrículas -AXVII-XVIII y -AXIX-XX, con un único elemento en cada una respectivamente. Por último, señalar la presencia de un único ejemplar de retoque abrupto en las cuadrículas -AXXXXI, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX y -CXVIII-XIX.
LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LOS PRODUCTOS CERÁMICOS
Se han registrado 71 fragmentos cerámicos a mano lisos, de los que 13 corresponden a bordes, 2 a fondos y 56 a galbos. Destaca su elevada presencia en las áreas conformadas por las cuadrículas AXVIII-XIX / AXIX-XX y -AXVII-XVIII/-BXVII-XVIII, cuadrículas en las que la presencia de industria lítica no es mayoritaria (FIGURA 32.3). Su distribución por cuadrículas es la siguiente: un único ejemplar en las cuadrículas BXIX-XX, -AXVIII-XIX, -BXX-XXI y -CXVII-XVIII, 2 en las cuadrículas -AXIX-XX y -DXVIII-XIX, 3 en -BXIX-XX, 4 en la cuadrícula -BXVIII-XIX, 6 fragmentos en la cuadrícula -CXVIII-XIX, 7 en AXVIII-XIX y -BXVII-XVIII, 9 en -AXVII-XVIII y hasta 20 en la cuadrícula AXIX-XX. Todo esto nos evidencia la existencia de dos áreas destinadas al consumo o preparación de los alimentos, puesto que el análisis de la cerámica nos muestra una finalidad doméstica para la misma. La presencia de hasta un total de 20 fragmentos cerámicos en la cuadrícula AXIX-XX (28,17%), nos indica el desarrollo de buena parte de las actividades de consumo y preparación de alimentos en esta zona próxima a la entrada de la cavidad.
LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LOS ELEMENTOS DE ADORNO
Se han registrado un total de 21 elementos de adorno, de los cuales 3 corresponden a cuentas de collar de malacofauna, 14 a cuentas de collar de serpentina y 4 a colgantes de concha. Asociamos estos elementos de adorno a una actividad funeraria dentro de la cavidad, en estrecha relación con los huesos humanos documentados. Su distribución por cuadrículas es la que sigue: con un único ejemplar tenemos las cuadrículas AXIX-XX, -AXIX-XX, -BXVII-XVIII, -BXVIII-XIX, -BXIX-XX, -CXVII-XVIII, -CXVIII-XIX, -DXVII-XVIII y -DXVIIIXIX, 2 en las cuadrículas -AXX-XXI, -BXVII-XVIII y -CXVIII-XIX, y con 3 ejemplares destacan las cuadrículas -AXVII-XVIII y -AXVIII-XIX. Observamos un predominio de los elementos de adorno en la zona de entrada a la cavidad (cuadrículas -AXVII-XVIII y -BXVII-XVIII) y en el área conformada por las cuadrículas -AXVIII-XIX, -BXVIII-XIX y -CXVIII-XIX. Son dos áreas próximas a la entrada lo suficientemente amplias para el depósito primario de los cuerpos.
Figura 32.3. Histogramas del total de la cerámica y elementos de adorno por cuadrículas.
HIPÓTESIS SOCIO-ECONÓMICAS PLANTEADAS COMO RESULTADO DEL ANÁLISIS MICROESPACIAL
El estudio microespacial, en claro contraste con el análisis de los productos arqueológicos, nos evidencia el desarrollo de, al menos, tres actividades claramente diferenciadas en la cavidad.
La ocupación de la cavidad por formaciones sociales tribales debió ser temporal. Lo más probable es que fuera una ocupación de tipo estacional y no de residencia básica. La presencia de una elevada cantidad de restos de talla avala el desarrollo de actividades de producción lítica in situ. Defendemos la hipótesis de la utilización de la cavidad como refugio por pastores que, durante un tiempo determinado, efectuaron actividades propias de la vida cotidiana (destacamos en este sentido la presencia de productos retocados propios de actividades domésticas como raspadores, perforadores, etc.). Los procesos de manufactura de útiles líticos tendría lugar en las cuadrículas -BXVIII-XIX, -CXVIII-XIX, AXIXXX, -AXIX-XX y BXIX-XX (FIGURA 32.4).
Este desarrollo de tareas de tipo doméstico también queda atestiguado por la documentación de diversos fragmentos cerámicos pertenecientes a recipientes que muestran unas características técnicas y morfológicas de las que se infieren funciones destinadas a la producción y consumo de alimentos. Es significativa la elevada presencia de los mismos en la cuadrícula AXIX-XX, próxima a la entrada de la cavidad (FIGURA 32.4). Igualmente, el registro de huesos humanos de pequeñas dimensiones así como elementos de adorno (cuentas de collar), avalan un uso de la cavidad en determinados momentos como área funeraria (esto también avala un uso discontinuo y estacional de la cavidad durante la Prehistoria Reciente). Esta documentación exclusiva de dientes y falanges permiten plantear la hipótesis de un enterramiento primario en la cavidad.
Posteriormente, y tras la descomposición de los cuerpos, el cráneo y los huesos de mayor entidad serían trasladados a otro lugar, a un emplazamiento secundario. Obviamente, buena parte de los huesos pequeños (falanges y dientes) y algunos elementos de ajuar de reducido tamaño (cuentas de collar y proyectiles romboidales) pasarían inadvertidos, permaneciendo en la cueva hasta la actualidad (FIGURA 32.4). Las cuadrículas con mayor presencia de elementos de adorno son: -AXVII-XVIII, -BXVII-XVIII, -AXVIII-XIX, -BXVIII-XIX y -CXVIII-XIX.
Igualmente interesante es la acumulación de restos óseos humanos en las cuadrículas -AXIX-XX, -AXVIII-XIX, -BXVIII-XIX y -CXVIII-XIX. Por último, resulta de gran interés el registro de coprolitos de hiena al fondo de la cavidad (cuadrícula -DXVIII-XIX), lo que nos evidencia el uso de la misma como cubil y acentúa más si cabe el carácter temporal de su ocupación por parte de las formaciones sociales tribales del entorno (FIGURA 32.4).

