Al-Manṣüra
Capítulo 3
Investigación arqueológica en el Āfrāg de Ceuta
I. Antecedentes
De las numerosas edificaciones del Āfrāg o al-Manṣūra han llegado hasta nuestros días no más que algunos restos de los lienzos y torres de su cerca exterior. Sin apenas investigaciones arqueológicas propiamente dichas hasta fechas recientes se conservan no obstante escuetas aunque valiosas noticias de hallazgos que devienen crónica de su progresiva destrucción. De ellas se ofrece a continuación sucinta reseña centrada en aquellos testimonios que recogen la aparición de vestigios arqueológicos en el subsuelo de la ciudad mariní.
A fines del XIX la presencia de edificaciones arruinadas en este lugar debió ser abundante.
Así se desprende del testimonio de J. Guerra Lázaro que publicó en 1897 un artículo en el que, tras analizar la polémica en torno a su filiación(1), prosigue afirmando:
recorro su gran extensión por entre montones de pedazos de las edificaciones que fueron, fija la vista en aquellos torreones que quizás guarden con su silencio sepulcral, hechos memorables, sangrientos combates o crímenes horrendos (GUERRA, 1897).
En 1912, Ros y Calaf(2), en su inédita historia eclesiástica y civil de Ceuta, ofrece la noticia de que en la Ceuta actual, y en la que llaman Ceuta la Vieja se han encontrado monedas árabes, portuguesas y españolas, en los malecones se ha dado con monedas fenicias (ROS, inédito).
Por aquellos años aproximadamente también el arabista A. Ramos Espinosa de los Monteros se hacía eco de la existencia de algunos vestigios aún en pie de las primitivas edificaciones:
Sobre una colina se divisa Terrones o Torreones, que es una dependencia militar de origen árabe, que todavía conserva en el plano de su tierra el de urbanización que tuviera en sus edades musulmanas. Quedan vestigios someros del baño, de la escalera de la torre de una mezquita, del cubo de la torre central, del muro que le unía a Ceuta la Antigua. Tiene muros de habitaciones con pisos de mosaicos y zócalos de cuadrifoglio. Un abrevadero a la derecha de esta carretera, y la longitud de esta hasta la revuelta del arroyo de Fez es lo único notable, a excepción de las huertas de la parte derecha y las murallas de Ceuta la Vieja que dominan vetustos y elevados sobre esta zona (RAMOS, 1989, p. 168).
1. Fenicias, romanas o árabes fueron consideradas las ruinas a lo largo de esta centuria. Argumenta Guerra que […] en la forma de sus arcos y mucho más por los preciosos mosaicos encontrados en las excavaciones hace poco practicadas con ocasión de formar los cimientos de una grandiosa batería se puede airmar en la seguridad de no equivocarse que las ruinas que nos ocupan son de una antiquísima población árabe que desapareció.
2. Se conservan varias copias manuscritas de esta obra. Usamos la transcripción generosamente facilitada por Gómez Barceló. Por su interés reproducimos algunos de los párrafos más relevantes de su descripción de Ceuta la Vieja: “Este es el nombre que aquí se da a los restos todavía importantes de una muralla situada al norte de Jadú, más allá de La Puntilla y hacia la playa de Benítez. Muchos creen que son los restos de la muralla que circuía Ceuta en tiempos antiguos. No somos competentes en esta materia, pero constituidos en aquel sitio, varias veces nos hemos fijado en la dirección de la muralla por los vestigios de ella que aún existen en varios puntos, y por esos mismos vestigios en el perímetro que pudo encerrar. Cuantos han visto estos restos todavía notables convienen en que no es obra de los romanos, pero no concuerdan en su origen: los más lo atribuyen a los árabes, los menos a los fenicios, y unos y otros alegan otras parecidas que existen en España y de origen fenicio y árabe respectivamente. Sea de ello lo que fuere, es cierto que cuentan con muchos siglos de existencia, y que es un tapial aglo merado de piedrecillas durísimas. Se ven restos de murallas en el mismo camino que va a la Puntilla, y jun to a la entrada de la explanada de su batería, y en una hondonada situada a la izquierda del camino subiendo desde La Puntilla hacia Jadú. A juzgar por la situación de los restos de la muralla el perímetro que ella cerraba nos parece demasiado reducido para ser el emplaza miento de una población, como no sea un caserío o una aldea bastante reducida. […] El lienzo de muralla que subsiste tiene varias puertas. ¿Es posible fuese un muro construido para circunvalar una población y asegurarla contra los ataques del enemigo? Eso pugna con la práctica constante y universal de los pueblos de la tierra y hasta con el objeto primordial que se propone el cerrar una población con muros.
El expolio arqueológico denunciado por Ros parece continuó y en 1925 Sureda Blanes lamentaba la desaparición de algunos hallazgos en parte procedentes de al-Manṣūra:
Las excavaciones han sido escasísimas; los productos de las mismas han sido objeto de la rapaz codicia de los judíos y de los chamarileros, de modo que han ido dispersándose y desapareciendo prematuramente los objetos de algún valor (especialmente monedas) hallados bien en el Hacho, bien en la llamada Ceuta la Vieja, bien en los barrios árabes desaparecidos antes que el arqueólogo pudiera estudiarlos debidamente (SUREDA, 1925, p. 26).
No todos obraron igual. Como contrapunto debe mencionarse la entrega al Ayuntamiento de un tesorillo hallado en la parte alta de su inca por Iigenio Arrabal, quién denunciaba también la existencia de pavimentos y mosaicos abocados a perderse, como efectivamente sucedió (véase Gómez Barceló, en este mismo volumen).
Romero de Torres en el volumen dedicado a la provincia de Cádiz de su Catálogo Monumental describe las murallas:
hermosas murallas derruidas, con sus almenados torreones cuadrangulares y los lienzos de tapial, y una elegante puerta llamada de Fez (ROMERO, 1934, p. 294)..
Señala también que:
en Ceuta la Vieja se han encontrado silos, objetos de cerámica, armas y monedas
En 1960 el periódico El Faro de Ceuta (27 de febrero y 11 de marzo) recoge la noticia de la aparición de un “pozo misterioso” localizado en unos desmontes en las inmediaciones de la carretera de Terrones. Dos años más tarde Posac Mon daba cuenta del estado en que se encontraban los restos de al-Manṣūra (su construcción data de la primera mitad del siglo XIV y se han perdido sus lancos salvo el occidental, en el que se puede apreciar la presencia de una puerta, llamada de Fez por las antiguas crónicas) y de la aparición de diferen tes restos incluido el aljibe publicado en la prensa local:
Las grandes excavaciones realizadas en los últimos tiempos en el terraplenamiento de las inmediaciones del Afrag, die ron lugar a la aparición de diversos restos antiguos, que se perdieron, salvo un aljibe de grandes dimensiones, perfec tamente conservado, aunque desgraciadamente, se perdió la lápida de mármol que había en su entrada. En el interior del recinto se aprecian restos de muros, a ras del suelo, que sería conveniente excavar antes de que las necesidades de expansión urbana los destruyan (POSAC, 1962, p. 42-43).
Fue este juicioso consejo ignorado sin más.
También en 1962 Vallvé Bermejo publica su traducción de la obra de al-Anṣāri que incluye algunas notas de gran interés sobre el Āfrāg.
Pocos años más tarde Pavón Maldonado, a partir del estudio de planos y la observación directa de los restos emergentes, ofrece un valioso estudio sobre el Āfrāg. En él se incluye la primera planta (lám. 1) conocida de la puerta de Fez y su descripción detallada (vide infra). Señala además que no está muy lejana la fecha en que los restos que subsisten de él [del Āfrāg] desaparecerán para dar paso a modernos edificios (PAVÓN, 1970, p. 71-73). Del Āfrāg volvió a ocuparse Pavón en trabajos posteriores (por ejemplo, PAVÓN, 1999).
Lam 1. Planta de la puerta de Fez según B. Pavón Maldonado
No es hasta 1978 que aparece el primer artículo monográfico sobre el monumento, obra de C. Gozalbes. Basándose también en la documentación archivística y cartográfica y en sus propias observaciones directas realiza una notable reconstrucción de la historia del Āfrāg a la que añade datos constructivos de interés indicando que se conservan únicamente unos 200 metros de cerca de los 500 mencionados por Pavón y ofrece una nueva interpretación de la situación de las puertas (GOZALBES, 1978).
Trascurren casi dos décadas hasta que ve la luz el siguiente hito que reseñamos, la Guía a la arquitectura militar de Ceuta de Garrido Parrilla, que incluye también en sus referencias al Āfrāg. Cabe destacar por su interés las noticias que proporciona sobre las intervenciones restauradoras realizadas hasta ese momento (GARRIDO, 1996).
En 2000 aparecen otras dos nuevas publicaciones que se ocupan de esta cerca. Son la de Bernal Casasola y la de Hita Ruiz y Villada Paredes.
Pero mayor interés tiene para el tema que nos ocupa la realización en 2001 de la Carta Arqueológica Terrestre (CAT), dirigida por Bernal Casasola, que significa la primera intervención arqueológica programada en el monumento. Este mismo autor en 2004, con motivo de la redacción del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de las Murallas Merinidas (PEPRIMM), redactado por Alcalá Velasco y Montes López, elabora un informe histórico-arqueológico en el que se condensa lo conocido sobre el monumento y valora su potencialidad para la investigación arqueológica. Por otra parte, el PEPRIMM supone un importante paso en la protección de los restos conocidos y potenciales al determinar un ámbito de protección para el monumento y diseñar un conjunto de investigaciones arqueológicas que deberían contribuir a su conocimiento(3).
3. Tampoco debe olvidarse, la previsión incluida en este Plan de la edificación y puesta en marcha de un Centro de Interpretación, efectivamente construido pero no abierto al público hasta la fecha.
Son medidas que vendrían a profundizar en lo ya dispuesto en 1996 en el apéndice de protección arqueológica de la Ordenanza Reguladora de la Disciplina Urbanística y que tendrían continuidad en el estudio realizado por Yamur S.L. en 2006 en el que se analizaba el estado de conservación de las murallas así como se proponían una serie de actuaciones de urgencia para asegurar su conservación.
Citemos por último y antes de analizar las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo recientemente, la publicación de un artículo en 2006 Pérez Rivera en el que se trazaba un detallado estado de la investigación sobre el Āfrāg (PÉREZ, 2006).
De este somero balance pueden deducirse varias conclusiones. En primer lugar, el interés de numerosos investigadores en el Āfrāg que destacan su importancia a pesar de las mutilaciones sufridas. De otra, que su destrucción, no únicamente de su recinto murado exterior, ha tenido lugar principalmente en la última centuria. Una desaparición que, a pesar de las diferentes advertencias, denuncias y quejas, ha sido llevada a cabo sin estudio alguno previo.
II. Intervenciones arqueológicas
La inexistencia de intervenciones arqueológicas ha sido una constante en el Āfrāg lo que nos ha privado de una valiosa información al ser destruidos sus vestigios sin la más mínima documentación. Reparar estos vacíos es tarea prácticamente imposible y será siempre un lastre para cualquier intento de reconstrucción de su historia. En la presente centuria se observan no obstante cambios en este panorama concretados en la realización de prospecciones y excavaciones arqueológicas previas a la ejecución de las cimentaciones de los nuevos edificios o ligadas a las intervenciones restauradoras. Todas ellas, a pesar de su evidente interés, continúan inéditas hasta este momento.
Efectivamente, presentamos en esta ocasión los resultados tanto de una serie de prospecciones superficiales que completan las realizadas con motivo de la redacción de la CAT y del PEPRIMM así como de las primeras excavaciones arqueológicas propiamente dichas desarrolladas en este ámbito.
Las primeras prospecciones arqueológicas sistemáticas tuvieron lugar en 2001 con motivo de la realización de la CAT (BERNAL, inédito). En ellas se identificaron tres tramos del recinto murado. Los dos primeros, denominados 65 A y B respectivamente, corresponden a los ya conocidos del lado occidental. El llamado 65 C, de unos 15 m de longitud, en el frente oriental del recinto, fue una novedad.
II.1. Prospecciones
Con motivo de la redacción del PEPRIMM una nueva prospección es llevada a cabo bajo la dirección de D. Bernal, confirmando los datos de la CAT. Es de destacar la inclusión en este documento por sus redactores, L. Alcalá y R. Montes de un plano que superponía el trazado documentado del recinto del Āfrāg en la cartografía histórica a una fotografía aérea actual señalando, mediante un código de colores, los tramos conservados, aquellos ocultos o desaparecidos –pero conocidos- y también aquellos otros de los que se tienen únicamente indicios.
Lám 2. Estructura documentada en la prospección de 2011 en el frente oriental (arroyo del Puente o Paneque)
En 2011 se realiza dos nuevas prospecciones dirigidas por F. Villada centradas en el tramo meridional y oriental del recinto, contando en la segunda de ellas con la colaboración de J.M. Tomassetti, C. Fernández y J. Suárez (FERNÁN DEZ, TOMASSETTI y SUÁREZ, inédito). En lo que respecta al tramo meridional fue localizada una torre desmochada y en mal estado de conservación y parte de un lienzo (lám. 3, tramo E). En el oriental, además de los restos do cumentados antes en la excavación arqueológica de la Av. Ejército Español 15 (vide infra) (lám. 3, tramo A), se identificó un nuevo lienzo, situado bajo un edificio de viviendas, de unos 20 metros, que en su extremo septentrional quebraba en ángulo recto dirigiéndose hacia el oeste (lám. 3, tramo B). Fueron localiza dos también tres bloques de tapial caídos sobre el cauce del arroyo y más al norte se identificaron nuevos restos del lienzo de tapia en muy mal estado de conservación de unos 7 metros de longitud que formaban un ángulo lo que quizás indique el arranque de una torre demolida (lám. 3, tramo C). Continuando con la prospección se documentó un nuevo resto de tapial (lám. 3, tramo D), con supericie calicostrada rica en cal y presencia de áridos redondeados de mediano y pequeño tamaño, careado en su frente oeste y norte (6,40 metros de longitud por 3 de ancho y una altura conservada de 2 metros) interpretado posiblemente como vestigio de una de las torres (lam. 2). El último elemento documentado más al norte es un lienzo de aproximadamente unos 15 metros, aunque posiblemente se conserva en una mayor longitud, correspondiente con el punto 65C documentado en la CAT.
Lám. 3 - Situación de las intervenciones:
Av. Ejército Español, 1
Av. Ejército Español, 3
Puerta de Fez
Aparcamiento Terrones
Apoyo restauración T 12 y 13
En gris, área de prospección (2011)
Entre 2007 y 2011 cinco sondeos y excavaciones arqueológicas (lám. 3) han sido realizadas en el ámbito del Āfrāg. De ellas tres han resultado infructuosas en cuanto a la documentación de niveles arqueológicos más allá del siglo XX y las dos restantes, debido a la aparición de vestigios históricos, han precisado ser ampliadas en una segunda campaña. Resumimos a continuación breve mente los resultados.
II.2. Excavaciones
II.2.1. Frente oriental
II.2.1.1. Avenida Ejército Español, 1 (lám. 3, 1)
La intención de levantar una nueva edificación en esta parcela de 265,75 m2 motivó la realización de una serie de sondeos previos dirigidos en 2007 por J. M. Tomasetti, D. Godoy y J. Suárez. Los tres efectuados arrojan idéntica secuencia con estratos de vertidos de nivelación contemporáneos directamente sobre el sustrato geológico que en ocasiones fue regularizado (TOMASETTI, GODOY, SUÁREZ, inédito).
II.2.1.2. Avenida Ejército Español, 15 (lám. 3, 2)
Con motivo de la construcción de una ediicación en este solar de 1.298 m2 fue llevada a cabo en 2007 una actuación arqueológica preventiva dirigida por J. Suárez (SUÁREZ, inédito a). Al localizarse niveles deposicionales y estructuras arqueológicas se llevó a cabo una segunda fase de la intervención el año siguiente también dirigida por J. Suárez (SUÁREZ, inédito b).
La excavación de 2007 (lám. 4) identificó en el perímetro del solar (sondeo A) un lienzo de muralla construida en tapia de apenas 50 cm de potencia que continuaba la alineación del que es visible en un solar contiguo (lám. 3, B). Al interior, varios muros de mampostería asociados a suelos de tierra apisonada y cal conformaban una estancia. Todo el conjunto de estructuras se asentaba directamente sobre el sustrato geológico previamente acondicionado. En el sondeo B, situado más al sur, no se identificó resto alguno de la muralla, posiblemente destruida por una edificación actual construida sobre su traza, aunque sí restos de su demolición sobre suelos de la misma naturaleza que los descritos. Encima de ellos se recuperó algún material cerámico bajomedieval. Un muro de tapial perpendicular al hipotético trazado de la muralla destruida y otro paralelo al interior parecían denunciar la existencia de una estructura más compleja en gran medida demolida. Efectivamente, algunos planos conserva dos (AGS, MPD, 12, 078 y AGS, MPD, 33, 007 por ejemplo) sitúan en este lu gar una de las puertas del recinto aunque finalmente no pudo confirmarse que nos hallásemos ante los restos de esa entrada. El sondeo C situado al interior del solar mostraba rellenos contemporáneos directamente sobre el geológico lo que hace presupones que el rebaje del terreno realizado en este lugar ha destruido cualquier vestigio histórico.
Lám. 4
A la izquierda, planta general intervención en Av. Ejército Español nº 15 (2007).
A la derecha, dos de los perfiles de los sondeos.
La intervención de 2008 consistió tanto en un control de los movimientos de tierras realizados en el proceso de edificación que confirmó la inexistencia de secuencia de interés arqueológico en la mayor parte del solar –sobre los ni veles de sustrato geológico se depositaban directamente escombros contemporáneos-, como en una excavación arqueológica (cuatro nuevos sondeos). El sondeo A, ampliación del de idéntica denominación de 2007, permitió documentar el modo de cimentación del lienzo de muralla –una fosa de unos 50 cm de profundidad en la que se levantan el primer cajón de tapial relleno luego con tierras en las que se recuperaron huesos de bóvidos y algunas cerámicas bajomedievales- así como la existencia de una posible calle al interior de este lienzo.
La muralla sufrió un progresivo deterioro atestiguado por diversos derrumbes, presentes en este sondeo A y en el resto de los excavados, identificándose también construcciones formadas por muros de mampostería y suelos de mortero de cal y tierra apisonada, posiblemente espacios domésticos. Sobre ellos, en una segunda fase constructiva, tras acondicionar el terreno con aportes de tierras para nivelarlo, se levantan nuevas construcciones y suelos de natura leza semejante a los de la fase anterior aunque de difícil interpretación a con secuencia de su conservación muy parcial. Nuevas reparaciones de suelos se producen a continuación conigurando una tercera fase constructiva. Aunque el material recuperado es escaso, algunos fragmentos de vasijas y una pipa per miten fechar aproximadamente esta ocupación en torno al siglo XVIII (lám. 5).
Sobre estas construcciones se acumulaban gran cantidad de escombros con temporáneos.
Consciente del interés de los restos exhumados la Comisión de Patrimonio Cultural de Ceuta en su sesión de fecha 3 de abril de 2007 adoptó el acuerdo de condicionar la licencia de edificación a la conservación y puesta en valor de estos vestigios.
Lám. 5 Vista parcial de la intervención arqueológica en Av. Ejército Español nº 15
II.2.2. Frente occidental
II.2.2.1. Puerta de Fez (lám. 3, 3)
La Puerta de Fez, aunque en parte demolida, es la única conservada de las tres que poseía el Āfrāg. Fue descrita con detalle por vez primera por Pavón así: Reproduce con bastante idelidad las puertas de ingreso directo almoha des, las que continuaron haciéndose en la Alhambra (tramos interior y exterior de las puertas de Justicia y de las Armas). Como en las puertas almohades, la planta de Bab Fas dibuja el típico escalón de los tres planos que integran el alzado, cuyo aliz, una cadeneta de ladrillo, se continúa, según costumbre nazarí, por el angrelado del arco apuntado de entrada. Cubierta con bovedilla de aristas enlazadas […], la habitación superior de Bab Fas se acusaría al exterior por medio de una ventana (Puerta del Vino de la Alhambra), en cuyo caso tendríamos un ejemplo de puerta defensiva con ventana al exterior. (PAVÓN, 1970, p. 75).
Lám. 6 Puerta de Fez
Tras indicar distintos ejemplos de puertas con este tipo de entrada directa se ñala que son poco frecuentes precisando que lo más probable es que alguna de las puertas desaparecidas tuviera ingreso en recodo (PAVÓN, 1970, p. 73).
En 2007, como apoyo a los trabajos de restauración de esta puerta dirigidos por J. Arnaiz, se realizó una excavación arqueológica. Dirigida por F. Villada y J. Suárez con la colaboración de D. Godoy, permitió documentar la estructura original de esta entrada e hizo necesaria la realización de una segunda campaña de excavación llevada a cabo al año siguiente.
El terreno situado al exterior de la puerta había sido rebajado previamente hasta dejar ver la cimentación por lo que los trabajos se centraron en el interior de la misma. En el exterior del umbral un cimiento corrido de gran dureza había quedado al descubierto a consecuencia de estos rebajes del terreno (lám. 6).
En líneas generales, se logró exhumar más de un metro de alzado intramuros de los lienzos ya conocidos, ocultos por vertidos contemporáneos, y se documentó que este acceso al recinto era más complejo de lo que se conocía hasta el momento. Además, se pudo constatar la existencia de otras estructuras arquitectónicas de carácter auxiliar a la propia puerta localizadas en su perímetro.
A continuación se exponen sintéticamente los resultados de estas investigacio nes, ordenados por ámbitos. Se trata por un lado, del espacio arquitectónico cerrado que conforma el interior de la Puerta (Ámbito I), y los inmediatos a la Puerta pero ya fuera de ella: el situado al Sur, que sería un contexto abierto (Ámbito II) y el situado al Norte (Ámbito III), cerrado, correspondiente a una serie de estructuras de poca entidad que se adosaron al lateral N. de la Puerta. Este lugar conoció diversas remodelaciones descritas a continuación y que permiten trazar a grandes rasgos su evolución.
II.2.2.1.a. El ámbito interior de la Puerta de Fez (A. I).
Fase 1
La puerta, concebida en codo simple desde un primer momento, presenta en consecuencia dos vanos.
Un murete de piedras de reciente fabricación servía para contener las tierras que colmataban su interior. En el umbral se había dispuesto una solera de hormigón y adosados a la cara interna de los lienzos se construyeron varios muretes de piedra que servían para albergar unos parterres. Tras la excavación de estos niveles contemporáneos se recuperó aproximadamente un metro más de alzado (lam. 7).
Lám. 7 Vista cenital del vano exterior de la puerta de Fez
Lám. 8 Planta general de la excavación de la puerta de Fez (I Fase)
Al superar este vano (lám. 8) que comunicaba la fortaleza con el exterior, se accedía a un espacio cerrado (A Ic) que presentaba una planta sensiblemente cuadrangular delimitada por muros de tapial (UEs 25 y 504). Buena parte de este espacio se encontraba afectado por una fosa contemporánea (UE 501) que dificulta la interpretación de los restos (lám. 9).
Al sur de este ámbito (A 1c) un nuevo vano (A 1d) permitía el ingreso definitivo al interior del recinto. Sus dimensiones, disposición y fábrica son muy semejantes al exterior lo que nos señala sin lugar a dudas que la Puerta de Fez era más compleja de lo publicado hasta el momento ya que no se trata de un ingreso directo sino de un acceso en recodo simple a la derecha.
El cuerpo arquitectónico que definía este espacio central o distribuidor estaba rodeado, como indicamos, por dos potentes muros perpendiculares de tapial (UEs 25 y 504), con una anchura de 0.84 m, es decir aproximadamente 2 codos, y una longitud respectiva mente de 6,70 m (16 codos) por 10,75 (25 codos y medio).
Perpendicular a la jamba interior norte de la puerta arranca otro muro de tapial, conservado tan solo a nivel de cimentación que queda cortado, como ya dijimos, por una gran fosa contemporánea. Sobre él, se sitúa una estructura de ladrillos que puede corresponder a una segunda fase de reformas de este espacio. Hacia el este el límite de esta estancia se encuentra prácticamente perdido por la fosa antes mencionada. Es posible que estos muros definiesen un nuevo espacio cuadrangular inscrito en el primero cuyas dimensiones serían aproximadamente de 3,36 m por 3,36 mm (8 x 8 codos), lo que equivale a una superficie de 11,20 m2.
Entre ambos cuadrados resultaban dos espacios rectangulares (A.I a y A. I b), el situa do al N con una anchura de 2,50 m (unos 6 codos) y una longitud de 4,70 m (aproxi madamente 11 codos) mientras el otro, localizado al E., tendría una anchura de 1,30 (aprox. 3 codos) por una longitud de 5,88 m (14 codos). Aunque no restan evidencias, es posible que estos espacios perimetrales tuviesen acceso desde el distribuidor cen tral sirviendo quizás el más cercano al vano de ingreso como cuerpo de guardia, mien tras que el situado al sur, más estrecho, pudo ser una habitación auxiliar o incluso el lugar en que se ubicase una escalera que permitiese el acceso al cuerpo superior. La presencia de un potente muro de tapial, transversal a la esquina conformada entre las UEs 25 y 504, puede ser interpretado como un refuerzo de esa esquina, correspondiente a una fase posterior.
La cota de suelo de la estancia A.I a estaba más alta que la del distribuidor central, y era de argamasa. Restos de éstos apoyan directamente la fosa de cimentación del muro perimetral U.E. 25. Al suelo se le ha denominado U.E. 40, con su correspondiente preparado nivelador (U.E. 39).
Con respecto a las cubiertas apenas contamos con datos que permitan hacer una restitución.
Fase 2
Se han podido documentar una serie de reformas estructurales de importancia que evidencian claramente como la estructura de la obra debió presentar se rios problemas de estabilidad. Esto hizo necesario reforzar el conjunto lo que supuso la sustitución de parte de uno de los muros perimetrales (muro exterior Norte) por otro construido con tapial de calicanto, con abundante argamasa, y refuerzos en la esquina a base de ladrillos (U.E 506). Su fosa de cimentación rompe la unión entre los muros 504 y 505, aunque debió adosarse inalmente al primero, que mantuvo su alzado a pesar de la transformación estructural acontecida (lám. 9).
Es posible que también en el curso de estas transformaciones o al menos en un momento relativamente próximo se acometiese una reforma más profunda de esta puerta que supuso su redimensionamiento y la construcción de los vanos hoy conservados parcialmente.
Lám. 9 Vista parcial del interior de la puerta de Fez en la que se indica la zona afectada por la fosa contemporánea y el refuerzo de una de las esquinas
Esta modificación de las dimensiones primitivas de la puerta puede deducirse a raíz del hecho de que el extremo sur del primitivo muro perimetral septentrional (UE 504) se prolonga, aunque arrasado, más allá del límite definitivo de la puerta tras la reforma. Es probable que en estos momentos se produzca el levanta miento del vano interior (A Id) e incluso del exterior: un análisis de los paramen tos permite detectar una tipología constructiva diferente (muros levantados con piedras regularizadas con ladrillos y arquerías también de ladrillos) que parecen haberse elevado recortando los cajones de tapias preexistentes (lám 10).
La portada exterior, muy afectada por reparaciones poco cuidadas, dibuja un arco ultrasemicircular apuntado que conserva alguno restos de decoración del alfiz -un trazado de lacería (cadeneta y nudos)- ejecutado en ladrillo (lám. 11). Su aspecto ha sido recreado por S. Márquez en este mismo catálogo.
Lám. 10 Vista exterior e interior de la puerta de Fez (con línea blanca se resaltan las discontinuidades de la fábrica)
El vano de acceso tiene una anchura de 2,45 m aproximadamente y un espesor de 2,40 m y cuenta con un doble juego de mochetas destinadas a proteger ambas hojas de la puerta de aproximadamente tres codos cada una de ellas. Bajo la puerta se disponía un cimiento corrido excavado en el suelo y por tanto oculto que hoy alora al exterior por el rebaje artificial realizado delante de la puerta (lám. 6).
El segundo vano de ingreso al interior de la ciudad debió ser bastante similar a este aunque posiblemente con una decoración más simplificada (lám. 15).
Estas importantes reformas quizás puedan ponerse en relación con el dato proporcionado por ibn Marzūq que atribuye a Abū ‘l-Ḥasan y no a Abū Sa‘īd, artífice según todas las fuentes de la construcción de al-Manṣūra , la erección de esta puerta.
Finalmente, los últimos momentos de uso del sector se asocian a la construcción de una serie de fosas de basurero (UEs 404 y 407), que presentaban en planta cierta tendencia circular. No suelen ser profundas, y presentan un relleno que contiene restos de carbón, fauna (especialmente restos de ovicápridos) y cerámicas de preparación de alimentos y servicios de mesa. Gracias especialmente al hallazgo de importaciones nazaríes de vasos cerrados y algunas escudillas decoradas en azul cobalto sobre base estannífera, permiten fechar su formación previsiblemente entre la segunda mitad del siglo XIV y los primeros años del siglo XV, en paralelo a otros conjuntos cerámicos bien conocidos en las excavaciones de Huerta Ruino abandonados coincidiendo con la con quista portuguesa.
Lám.11 Detalle de la decoración de la puerta de Fez
Aunque han desaparecido casi por completo las cubiertas de la puerta algunos indicios permiten reconstruir su disposición al menos parcialmente.
El primer vano de acceso conserva dos arranques de lo que pudo ser una bóveda de arista o de espejo, enlucida con un mortero de cal en sus caras laterales, las únicas conservadas, que dibujan la forma de esta (lám. 12). En la cara externa, la bóveda al desplomarse, arrancó de cuajo cualquier resto de estos arranques. No se aprecia indicio alguno de suelo en sus muros internos laterales por lo que no puede confirmarse la existencia de la habitación sobre el vano de la puerta descrita por Pavón si bien ello puede ser consecuencia de la reconstrucción poco rigurosa realizada.
Lám.12 Lateral de la bóveda que cubría al acceso exterior.
Las cubiertas de la segunda puerta que daba acceso al interior del recinto han desaparecido por completo pero se documentó desplomada en el acceso a la misma y parece confirmar la existencia de una cubierta semejante (lám 13 y 14).
Lám.13 Planta general de la segunda fase
Lám.14 Fragmento de una de las bóvedas desplomadas
Respecto al espacio principal apenas tenemos datos de la cubierta. En la cara interna de la jamba meridional de la puerta principal de ingreso se observa el arranque de una bóveda que a su vez estaría cubierta por un suelo plano al que se podía acceder tanto desde el propio camino de ronda como del interior de la puerta a través de la esca lera que antes mencionamos. Por lo que afecta al cuerpo de guardia situado al norte solo podemos conjeturar el uso de una cubierta abovedada.
II.2.2.1.a. Los espacios interiores perimetrales a la Puerta.
El ámbito constructivo Norte (A II)
Corresponde a los restos de un edificio, construido en una tercera fase (lám. 16) de remodelación de este espacio, compuesto por varias estancias, apoyado en el exterior del muro Norte de la Puerta (UE 25) y la cara interior del lienzo de la muralla. De una de las estancias (A. IIa), interpretada como pequeño patio o zona abierta, se conserva un resto de suelo de cal muy pobre, posible correspondien te al preparado de pavimentación. A partir de aquí se accede a un vano precedido por un umbral de ladrillos, que permite llegar a otra pequeña estancia (A IIb) que usa la muralla como pared oeste. Está pavimentada de ladrillos, algunos fragmentados, con una disposición algo irregular. Al fondo de ésta encontramos los restos de una estructura de combustión, una simple fosa circular en el suelo cuya base se ha reforzado con ladrillos (UE 58). Se conservan indicios de haber estado expuestos al fuego. En esta habitación se ha conservado también un fragmento de piedra de molino por lo que es factible interpretar este contexto como una pequeña cocina (lám. 17).
Posteriormente se abrió un vano (UE 47) en la UE 25, el muro perimetral que cerraba el espacio de la puerta al norte. Se observa allí un quicio y el encaje para una puerta que permitía la comunicación directa entre este espacio doméstico y el interior de la puerta.
Las estancias anteriormente descritas sufren una última reforma a la que se asocian las estructuras UE 55 y 54, que quedan construidas sobre una cota de suelo más elevada que la del pavimento UE 48.
Es difícil ofrecer una cronología aproximada del momento de construcción y uso de estas dependencias. Parece que la apertura de vanos en el perímetro de la puerta debilita sustancialmente el carácter defensivo de esta y sugiere que este espacio habría perdido ya tal carácter. Esto unido a la pobreza de sus materiales constructivos y de su ajuar apunta a una ocupación puntual de este espacio en un momento posterior a la conquista portuguesa. Es posible que pueda identificarse con el uso de este espacio que se produce durante el cerco de Mawlay Ismā‘īl o poco después, a semejanza de lo que documentamos en la excavación del solar de la Avenida Ejército Español nº 15 que analizamos más adelante.
Lám.15 Vista cenital del vano interior de la puerta
El espacio abierto situado al Sur de la Puerta (A. III).
Superada la puerta se ingresa en la ciudad propiamente dicha.
La muralla del Āfrāg está realizada en un sólido tapial, que contiene abundan tes fragmentos de esquistos disgregados, procedentes del sustrato geológico del lugar. En algunos casos, mezclados con la matriz del tapial, se localizan inclusiones de naturaleza diversa, como fragmentos cerámicos correspondientes a restos de vajillas domésticas propias del siglo XIV, en uso en el momento de la construcción de la fortaleza o en momentos inmediatamente anteriores.
Tras la excavación de este espacio se recuperó un metro de alzado de muros especialmente bien conservado. Se pudo comprobar nuevamente como esta fábrica estaba construida a base de tongadas de tapial con un alto de algo más de 80 cm (dos codos), y se localizó una nueva hilera de mechinales. En la zona más cercana a los suelos originales quedaban restos del acabado externo original, consistente en una fina capa de enfoscado de cal bien alisado.
En el perímetro de la muralla que daría acceso al vano Sur (A. III), se han documentado una serie de suelos consistentes en leves lechadas de cal (UEs 107, 204, 402), que parecen suponer un acondicionamiento de este ámbito perimetral al complejo.
Este entorno debía ser un ámbito de cierta consideración dentro del recinto. Concretamente, junto al lateral del muro Oeste de la puerta de ingreso a la fortaleza, se conservan embutidos en la base del muro, los arranques bien dispuestos de algunos ladrillos, en su posición original (U.E. 402) que pueden permitir indicar que existió al menos un trozo de suelo realizado con dicha fábrica en el perímetro de la Puerta, que sería posteriormente expoliado.
Lám. 16 Planta general de la fase III
Se han detectado otros restos de pisos de argamasa, separados por finas capas de sedimento de matriz arcillosa y tono amarillento, donde no se ha recuperado material arqueológico.
Precisamente en este ámbito se ha documentado una canalización (U.E. 303) que presentaba un tramo que discurría oblicuamente hacia la muralla, para separar se de ella a menos de 1 m y empezar a desarrollarse en paralelo al paramento defensivo, en dirección Norte, hacia la puerta (lám. 18).
Está realizada a base de paredes de mampostería tomada con barro y argamasa, cubierta por una serie de lajas de pequeño y mediano tamaño, de naturaleza esquistosa. La base presenta acabado de argamasa. Esta substrucción recuerda a otras semejantes detectadas en los arrabales de la medina en sitios interpretados a su vez como espacios públicos, como en el investigado en la excavación llevada a cabo el año 2006 en el solar vecino a la C/ Serrano Orive, de la Almina y en 2009/2010 en el denominado Pasaje Fernández.
La localización de esta infraestructura subterránea permite plantear que este ámbito perimetral a la mu ralla pudo ser parte de un espacio público, en parte al menos diáfano, y que constituiría una artería de comunicación importante al marcar uno de los ejes de salida/entrada del recinto.
Hemos podido documentar el proceso de abandono y colmatación de parte del complejo. Concretamente, delante del vano que daría acceso a la ciudad, se des plomó sobre los primeros niveles de colmatación de los suelos un gran bloque correspondiente a parte de la bóveda que conformaba la cubierta de esta puerta (lám. 14).
Aunque el acceso al recinto a través de la Puerta de Fez se ha venido utilizando a lo largo de los siglos posteriores a la conquista portuguesa (hasta el presente), la puerta en su disposición original en recodo no debió tardar en desaparecer, debido a su ausencia total de mantenimiento.
En esta UE se abren dos fosas (UE 404 y 407), pequeñas más con material abundante, lo que parece denotar su uso como basurero. En 404 se recupe raron ciento ocho fragmentos correspondientes en su mayor parte a tinajas o grandes contenedores que suponen un número mínimo de individuos de al menos diez ejemplares, aunque no se conserva ningún peril completo. Junto a ellos destacamos la presencia de siete fragmentos de “vasitos”, cuatro de alcadafes, doce de jarritas, diez de ataifores, alguno de ellos de peril quebrado y decoración azul cobalto y otros de paredes simples quizás de loza dorada, treinta y cinco fragmentos de ollas , siete de cazuelas, etc. La presencia de cerámicas torneadas es mayoritaria detectándose únicamente tres fragmentos de cocina modelados. También fueron recuperados algunos objetos metálicos de bronce.
La UE 407 contaba con menos materiales (49 fragmentos) pero muy semejantes a los descritos: dos candiles de pie alto, tres “vasitos”, trece de jarritas, cuatro ataifores, etc.
La amortización de estos espacios está conformada por 402 y 403. Son, con gran diferencia, las que presentan mayor cantidad de fragmentos recupera dos. Los repertorios continúan siendo semejantes a los descritos. Indicaremos como materiales signiicativos desde un punto de vista cronológico candiles de pie alto, “vasitos”, ollas con cuello con resalte exterior, ataifores de peril quebrado melados, etc. Relevante es desde este punto de vista la presencia de decoración en verde y morado nazarí y esgrafiados “tardíos”.
Lám. 17.- Vista parcial del A. II
Lám. 18.- Vista parcial del A. III (atarjea)
II.2.2.1.b. Materiales recuperados (lám. 19 y 20)
Posiblemente la principal característica del material mueble recuperado sea su escaso número y mal estado de conservación, sobre todo si se compara con lo que es habitual en la ciudad.
A título de ejemplo hemos seleccionado seis de la UE más significativas, pro cedentes de la excavación del año 2008, todas ellas situadas en el interior del recinto y correspondientes a la primera colmatación de los suelos de la puerta en su segunda fase.
El nivel de base sobre el geológico, que debe corresponder cronológicamente con la fase I antes indicada, presenta muy poco material (35 fragmentos de los que 14 son no diagnosticables) entre el que destacan cuatro fragmentos de alcadafe, uno de ellos con fondo con trazos en rojo, un ataifor de perfil quebrado con vedrío interior melado, un candil de pie alto, tres “vasitos”4 en cerámica común, etc. En definitiva, un contexto de los habituales en la ciudad en el siglo XIV.
4. Son estas piezas típicas de los conjuntos ceu tíes de época mariní. De perfil troncocónico invertido y base en ocasiones no demasiado bien alisada que por su pequeño tamaño dotan de cierta inestabilidad a estas piezas, se trata de piezas bizcochadas de pasta rojiza posible mente de fabricación local.
Lám.19.Selección de piezas recuperadas en las UE 401 (1, 2 y 3 jarras; 4 jarro; 5 cazuela; 6 vasito; 7 y 8 candiles), UE 403 (1 y 2, ataifores; 3 y 4, jarritas; 5, orza; 6, estela; 7 y 8, candiles de pie alto),
Lám. 20. UE 404. (1, 2 y 3, ataifores; 4 y 5, jarritas; 6 y 7 ollas; 8, cazuelas; 9 anillo; 10 pendiente), UE 407 (1, 2 ataifores; 3, forma abierta; 4 candil de pie alto) y UE 410 (1, 2 y 3 formas abiertas; 4, candil de pie alto)
El derrumbe de la cubierta generó por último la UE 401. Además del abundante material constructivo recuperado destaca la presencia de dos candiles, uno de platillo y otro de pie alto, un ataifor con perfil quebrado, una cazuela con asitas aplicadas y un vasito.
Todo esto parece indicar que el derrumbe de este elemento se produjo en momentos muy cercanos cronológicamente al de esos materiales o al menos que no fue ocupado en el espacio de tiempo que transcurre entre el abandono del Āfrāg y este desplome.
II.2.2.1.c. Consideraciones finales
Hemos caracterizado la puerta de Fez como un acceso, flanqueado por dos torres, con cuatro mochetas y dos arcos en cada una de las dos puertas, con entrada en codo a la derecha y dos estancias rectangulares, a la izquierda y al frente respectivamente, sin que tengamos certeza de cómo se realizaría el acceso a esta última. Las estancias antes mencionadas podrían ser interpretadas bien como sendos cuerpos de guardia, bien como un cuerpo de guardia y como la escalera de acceso a la cubierta, hoy completamente perdido. Un esquema básicamente semejante al usado en otras muchas puertas a partir del periodo almohade.
El proceso constructivo de los restos exhumados ha podido ser reconstruido al menos parcialmente. Así, una primitiva puerta en recodo fue construida en el momento de edificación de la muralla. Su estabilidad se vio posiblemente compro metida y ello obligó a realizar algunos refuerzos en la esquina interior nordeste. No debió ser suficiente pues se llevó a cabo un replanteamiento de su trazado, aminorando un poco sus dimensiones, y la construcción de las portadas hoy conservadas parcialmente. Un último momento de esta evolución vendría representado por la construcción de una serie de construcciones de menor entidad, posiblemente viviendas, adosadas al exterior de la puerta, en un momento en el que el conjunto había perdido su carácter defensivo. Hasta tal punto es así que acabaría por abrirse un hueco en la estructura de la puerta que permitiría el acceso desde estas viviendas al exterior directamente (lám. 21).
Lám. 21.Vista parcial de las estructuras adosadas en la última fase constructiva y del vano abierto en el frente norte de la puerta
II.2.2.2. Aparcamiento de Terrones (lám. 3, 4)
En 2010 se llevó a cabo una intervención arqueológica preventiva dirigida por J. Suárez y S. Ayala con motivo de la construcción de un aparcamiento subterráneo en las inmediaciones del sector más meridional del tramo oeste del recinto fortificado. Se realizaron un total de 12 sondeos de 5 m2 cada uno. La secuencia documentada, muy homogénea, mostraba tras la retirada de los res tos de las pistas deportivas previamente existentes el sustrato geológico lo que indica el rebaje y nivelación previa del terreno con la consiguiente eliminación previa de cualquier vestigio arqueológico (SUÁREZ, inédito c).
II.2.2.3. Excavación arqueológica de apoyo a la restauración de las torres 12 y 13 del recinto del Āfrāg y lienzo que las une (lám. 3, 5)
El objetivo de esta excavación realizada bajo la dirección de E. Ortuño en 2011 era la documentación de la zona extramuros del sector que iba a ser restaurado. Se realizaron un total de tres sondeos, uno de 1,5 por 1,5 m y los dos restantes de 1.5 por 3 m. Todos ellos han resultado negativos desde el punto de vista de la documentación de niveles arqueológicos. Un cuarto sondeo fue realizado en el interior de la torre 12 al objeto de conocer la estructura interior de la misma. Tras la retirada del material contemporáneo acumulado fue excavado un nivel de naturaleza terrígena y también contemporáneo situado sobre un suelo de un grosor estimable que conservaba algunas zonas pintadas con almagra y que posiblemente correspondería a la cota original del suelo interior de la torre aunque no es posible asegurar que dicho suelo fuese el existente en el momento de la construcción (ORTUÑO, inédito).
II.3. Conclusiones
El estudio realizado pone de maniiesto en primer lugar la escasa incidencia que la investigación arqueológica ha tenido en el conocimiento de este monu mento. A pesar de contar con testimonios diversos sobre la presencia de restos arqueológicos podemos concluir que la mayor parte han sido destruidos en fechas relativamente recientes a raíz de la ediicación de este espacio urbano. Esta pérdida irreparable constituye un grave hándicap para el conocimiento histórico del Āfrāg.
A pesar de ello resulta evidente el interés de los resultados obtenidos duran te la realización de las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en los inicios de este tercer milenio. De una parte, las prospecciones han permitido identificar y localizar segmentos del recinto amurallado desconocidos hasta ese momento permitiendo perfilar con mayor precisión su trazado original y sus características constructivas. De otra, la realización de excavaciones arqueológicas ha hecho posible obtener una información preciosa en cuanto a aspectos tan decisivos como la configuración de la puerta de Fez, identificando sus principales fases constructivas y trazado original.
Cabe esperar que la continuidad en este tipo de actuaciones contribuya decisivamente al conocimiento de este importante vestigio de la Ceuta del siglo XIV.
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