Al-Manṣüra
Capítulo 2
2.Las murallas de al-Manṣūra: Análisis constructivo
I. La construcción y puesta en obra de la fortiicación del Āfrāg
A pesar de que tres de los cuatro frentes del Āfrāg están prácticamente arrasados, los vestigios conservados y la información cartográica y fotográica existente nos permiten hacernos una idea muy clara de cómo era originariamente esta fortiicación y cómo se coniguraba constructivamente. En la actualidad, aún se puede contemplar en pie parte del frente occidental de la muralla, que se organiza mediante seis tramos longitudinales, independientes y escalonados en rediente, con nueve cubos de lanqueo conservados y una puerta de acceso al recinto, la conocida como de Fez (Lám. 1). La longitud total de los restos conservados en esta parte es de 417 metros lineales, repartidos 308 ml para el tramo 65A y 108 ml para el tramo 65B (según la nomenclatura establecida en el PEPRI de las murallas meriníes, Figs. 1 y 2). El tramo 65C que mira a levante, se encuentra casi arruinado y con escasos restos visibles, mientras que otros vestigios desmochados se han identiicado en este mismo frente y en el meridional, con una longitud aproximada de 45 y 10 ml respectivamente.
Fig. 1. Planta general de las estructuras defensivas conservadas en el tramo 65 A del Āfrāg, según nomenclatura del PEPRI de las murallas. YAMUR (2006)
Fig. 3. Alzado general extramuros del paño exento de murallas correspondiente al tramo 65 B, según nomenclatura del PEPRI de las murallas. YAMUR (2006)
Fig. 2. Planta general de las estructuras defensivas conservadas en el tramo 65 B del Āfrāg, según nomenclatura del PEPRI de las murallas. YAMUR (2006)
Las autoridades meriníes recurrieron a un modelo defensivo de larga tradición en el marco geográfico del Mediterráneo desde los tiempos de Roma, consistentes en un espacio protegido por esbeltos muros o paños de muralla reforzados, cada cierto trecho, mediante torres de flanqueo proyectadas al exterior. Sorprende en esta fortificación ceutí la ausencia de ciertos sistemas o elementos poliorcéticos de refuerzo, comunes en otras obras bajomedievales, que dificultaban las posibilidades de expugnación; nos referimos a elementos tales como torres albarranas, antemuros o fosos, habituales desde periodo almohade y que triunfan desde entonces en numerosas obras militares. Las recientes excavaciones arqueológicas practicadas en el año 2008 en la Puerta de Fez, la única conservada de las tres originales, nos han permitido veriicar el trazado original en codo simple de su desaparecida estructura interior, no obstante, se trata nuevamente de un modelo muy básico, bastante alejado de otras puertas coetáneas meriníes o nazaríes, más complejas debido a la multiplicación de quiebros en su acceso.
Los lienzos defensivos son muy esbeltos, pues tienen una altura máxima próxima a los 9 m, mientras que el ancho total arroja 1,50 m de media. Rematan en un paso de ronda continuo que salva los desniveles mediante grupos de escalones tallados en los propios cajones de tapia. Este adarve superior está protegido por un parapeto perimetral coronado por merlones prismáticos sin albardilla. Una de las características más destacadas de esta fortiicación consiste en que las torres sobresalen de forma destacada por encima de los lienzos (Lám. 2), al igual que sucede en el recinto de la Chellah meriní de Rabat, llegando a los 13 m de altura en el caso de la Puerta de Fez. Estas torres se distribuyen en la muralla de forma regular, en tramos que rondan los 20 m de separación, aunque extrañamente, en ocasiones no se disponen defendiendo ángulos o vértices de la muralla, como suele ser habitual (Fig. 3). Por último, todas las torres son rectangulares, huecas e inaccesibles, y sus muros perimetrales bastante débiles, ya que su espesor es de unos escasos 80 cm.
Los alarifes responsables de la construcción del Āfrāg realizaron un replanteo en planta trapezoidal tendiente al rectángulo, que tenía en cuenta el sistema técnico empleado, el tapial. Como se expondrá más adelante, las obras de tapia hormigonada ejecutadas con encofrados reaprovechables1. o tapiales, crean estructuras de tipo modular y rectilíneo, poco adecuadas para solucionar plantas tortuosas con abundancia de quiebros. De este modo, si se contempla el trazado de los restos conservados, veremos cómo existen grandes paños lineales y otros más pequeños transversales, que crean un modelo de muralla en cremallera o rediente, muy útil además para salvar los desniveles o diicultades topográicas que pudieran existir.
Lám. 2. Detalle de la torre de lanqueo reseñada como T7.
A la hora de comenzar a construir los distintos elementos de la fortaleza, se trató de partir de una supericie lo suicientemente nivelada sobre la que montar los primeros encofrados. Para ello, se hizo un mínimo trabajo topográico de regularización, rebajando el esquisto del terreno allí donde hacía falta. Si el desnivel era excesivo, se escalonaban los cajones de la base o se hacía un quiebro en los lienzos a modo de cremallera. Resulta extraño comprobar cómo las estructuras de los lienzos no poseen apenas cimentación, ya que apoyan directamente sobre el irme sin necesidad de zapatas, si bien en algunas torres sí se han identiicado discretos basamentos a modo de zarpas. El reconocimiento de las estructuras de tapia del Āfrāg nos ha permitido veriicar el orden de trabajo seguido por sus alarifes. En efecto, con una visión militar muy práctica y utilitaria, los primeros elementos en ejecutarse fueron los lienzos de muralla, al menos hasta una altura determinada. Una vez que los muros tenían la suiciente envergadura, y el anillo completo del recinto defensivo ya estaba prácticamente cerrado, comenzaron a adosarse contra los lienzos las torres de lanqueo, si bien sólo la parte superior de ambos elementos se trababa (Lám. 3). Con esta solución citada se buscaba un doble objetivo: en primer lugar, la rápida construcción de un anillo defensivo inicial, únicamente a base de los lienzos y ni siquiera con toda su altura, y por otra parte, la práctica ausencia de unión entre torres y muralla garantizaba que, en caso de ruina de las primeras, su colapso no supusiera la de la muralla anexa al arrastrarla en su caída.
La ejecución de las tapias que forman los muros de estas murallas siguió el procedimiento que, desde período almohade, predomina en la edilicia militar del Islam Occidental. Nos referimos al uso de duros hormigones de cal (denominados tabiya) puestos en obra mediante el empleo de encofrados de madera reaprovechables1 . El tapial es, en deinitiva, un sistema constructivo modular, cuyo nombre proviene del empleo de ese encofrado denominado tapial, que sirve para apisonar en su interior una mezcla de material hormigonado que al fraguar adquiere su resistencia. Esa misma horma es utilizada de forma repetitiva para ir construyendo todo el muro o tapia. Es un sistema que requiere poca especialización de sus constructores, al contrario que sucede con la cantería, y que permite obtener la materia prima en las cercanías, principalmente madera, tierra y agua. Únicamente la cal sería el material de más difícil o costosa obtención. A pesar del carácter humilde de la técnica, el empleo del tapial en la construcción de estructuras militares, de gran envergadura y resistencia, dio lugar a un evidente salto tecnológico en la sistematización y características de las distintas partes de los encofrados, así como en la selección de los materiales y su distribución, sobre todo en el caso de la cal.
Los cajones de hormigón del Āfrāg ceutí poseen una modulación habitual en estas obras medievales, ya que la altura de los mismos oscila entre los 70 y 85 cm de altura, es decir, dos codos ma’muníes. La longitud de los encofrados sería más variada, aunque, en general, se adaptaría a la necesidad de contrapear las juntas de unión verticales a medida que se van alzando las estructuras. Las juntas inclinadas que se puedan observar en los muros relejan pausas prolongadas en los trabajos de ejecución de las tapias, ya que el último cajón encofrado se terminaba de este modo a la espera de proseguir con el tapiado.
Llama la atención cómo en estas estructuras las tapias de hormigón de cal fueron empleadas de forma exhaustiva, sin necesidad de combinarlas con otros materiales complementarios. Por ejemplo, en otras obras similares, se crea un zócalo pétreo para proteger y regularizar la base o incluso se construyen cadenas de piedra o ladrillo en las esquinas más expuestas. Nada de eso se observa en el Āfrāg, donde la tabiya es absoluta protagonista. Únicamente hemos de hacer mención a la presencia de otros materiales en la ejecución de la Puerta de Fez, cuyas características, evidentemente, desaconsejaban el empleo de las tapias hormigonadas. Su portada y estructuras principales se levantaron con mampostería careada dispuesta en hiladas delimitadas entre verdugadas de ladrillo. Este último material es el responsable de deinir jambas, pilastras, elementos ornamentales y la rosca y paños de arcos y bóvedas, respectivamente (Lám. 4). En esta puerta monumental se observan soluciones técnicas y compositivas que, como expone Samuel Márquez de forma magistral en otro artículo de esta publicación, responden a cánones y disposiciones habituales en la arquitectura nazarí y meriní. Curiosamente, las fábricas de esta puerta eran las únicas que se revestían con un enlucido de cal, ya que las tapias hormigonadas sólo lucían la terminación que resultaba de su desencofrado, sin más protección.
A pesar del protagonismo indiscutible de la tabiya en la construcción de estas murallas, un estudio detallado nos permite observar dos tipos con pequeñas diferencias entre ellos. En una interesante discriminación y selección de los materiales disponibles, los alarifes ceutíes eligieron tapias de tipo caliscostrado, que son aquellas en las que la cal se concentra en los extremos de los cajones al apisonar, formando una capa o costra resistente muy rica en mortero calizo en la cara exterior de las tapias. Allí donde más falta hace, en deinitiva. Ahora bien, los calicostrados del Āfrāg son de un tipo diferente según se trate de lienzos o torres. En el primer caso, los muros se construyeron mediante un calicostrado muy pobre en cal que protege un relleno sencillo de tierra con abundante piedra esquistosa machacada, posiblemente obtenida durante los trabajos de nivelación del terreno (Lám. 5). Por el contrario, las torres presentan un calicostrado de mucha mejor calidad, con abundancia de cal que le coniere una terminación exterior blanquecina muy característica. Resulta interesante comprobar cómo, en este último caso, el árido de la costra exterior es de tipo rodado (Lám. 6), obtenido, por tanto, en alguno de los arroyuelos que rodean a la fortiicación, y no en el litoral, pues el salitre dañaría la mezcla.
Lám. 4. Vista general del interior de la Puerta de Fez tras la última restauración de 2008.
FERNÁNDEZ GALLEGO, C., TOMASSETTI GUERRA, J. M., SUÁREZ PADILLA, J. (2011): Prospección arqueológica del frente oriental del Afrag y documentación gráica del peril expuesto en el Llano de las Damas. Ceuta. Arqueotectura S.L. Ceuta.
GURRIARÁN DAZA, P., SÁEZ RODRÍGUEZ, A. J. (2002). “Ta pial o fábricas encofradas en recintos urbanos andalusíes”, Actas del II Congreso Internacional “La Ciudad en al-Anda lus y el Magreb” (Algeciras, noviembre 1999). Granada, p. 603 a 614.
Lám. 3. Vista general de la torre de lanqueo desmo chada T11. Con las lechas se señalan los restos de los cajones de tapia transversales a la muralla que aseguraban la traba entre ésta y la torre.
Lám. 5. Detalle de los muros de tapia erosionados en el interior del Cuarto Mixto de Artillería RACA Nº 30. Obsérvese el relleno del núcleo con lajas de esquisto machacado.
Lám. 5. Detalle de los muros de tapia erosionados en el interior del Cuarto Mixto de Artillería RACA Nº 30. Obsérvese el relleno del núcleo con lajas de esquisto machacado.
Durante los últimos trabajos de restauración que el Ministerio de Cultura desarrolló en esta fortiicación en 2011, se pudo realizar un estudio sistemático de caracterización de materiales en laboratorio, que nos permitió avanzar un poco más en ese conocimiento especíico sobre la edilicia del monumento (OSETE, DOMENECH, 2011). Hay que reseñar, no obstante, que dicho análisis se centró exclusivamente en las capas exteriores de las tapias, es decir, en los caliscotrados. Por lo que respecta a los materiales de los lienzos de muralla, en este caso el LF, la dosiicación de grava es alta (34,50 %), la de árido intermedio entre 0,250 y 0,125 mm es de 23,5 y 12% respectivamente, mientras que la porción ina es del 9 %. Las fases mineralógicas identiicadas en la fracción ina son principalmente el cuarzo, plagioclasas y dolomía, que provienen de la tierra usada para elaborar los morteros, y la calcita, incorporada por la cal usada para estabilizar la mezcla hormigonada. En la fracción de árido estudiada en los morteros predomina una naturaleza silícea, con abundancia de cuarzo, ilosilicatos y óxidos de hierro. Finalmente, el análisis realizado en las torres reveló que la proporción de matriz de carácter carbonático era muy superior al de los lienzos de muralla, como ya revelaba la simple observación visual del calicostrado, con la calcita como fase mineralógica predominante. La mayor parte del árido posee una granulometría media-ina (0,125 mm), con una porosidad muy baja que redunda en un mayor grado de compactación del material.
En definitiva, el análisis constructivo de esta fortificación meriní denota cómo sus constructores dominaban con solvencia las técnicas predominantes en su época, principalmente la del tapial. La selección de los materiales disponibles, según se tratara de torres o lienzos, denota una intencionada economía de medios que buscaba ejecutar una obra defensiva completa con el menor gasto posible. En efecto, la cal era el material de más difícil y costosa obtención, y el empleo de calicostrados demuestra cómo fue usada con rigor estrictamente allí donde era necesaria, es decir, en la costra exterior que protege los muros. Incluso la discriminación entre torres y lienzos, con un mayor porcentaje de mortero calizo en las tapias de las primeras, puede tener una explicación constructiva. Quizás el hecho de que las torres fueran huecas y con sus muros ciertamente delgados (recordemos 80 cm) tuviera que tener una compensación mediante el uso de mezclas mejor trabajadas y resistentes mediante una mayor proporción de cal.
Todas estas circunstancias nos hacen preguntarnos si detrás de la obra ejecutada por las autoridades meriníes en estas murallas, no existe la intención de conseguir una fortiicación extensa y de aspecto poderoso, pero ejecutada con el menor coste posible en materiales e incluso en capacidad resistente. Dicho de otro modo, nos encontramos ante un recinto defensivo en el que prima su carácter disuasorio y simbólico, un singular escenario representado por un vasto anillo de murallas cuajado de altas torres, como hito de la dominación y control de esta dinastía magrebí sobre la plaza de Ceuta, como sucedió en otras operaciones similares llevadas a cabo en Algeciras, Fez o Tremecén. No sabemos si por el enorme volumen de obras, diicultades materiales o económicas, o incluso una cierta premura temporal, o todo junto, pero las estructuras del Āfrāg denotan una pobreza material y constructiva evidente. Todo esto se maniiesta claramente en la extrema discriminación en el uso de la cal, el relleno de los muros con simple tierra y cascotes de esquisto y, inalmente, en la erección de esbeltas torres de blanco calicostrado, pero de débiles muros, además huecas e inaccesibles, como si se hubiera olvidado colmatarlas con un relleno resistente. Incluso la presencia de albarranas, antemurales y otros dispositivos de refuerzo y lanqueo está ausente aquí, demostrando que el efecto emblemático y propagandista de una extensa y alta muralla era el último in buscado.
II. Las estructuras del Āfrāg hoy en día. Estado de conservación y patologías
Todo monumento con siglos y siglos de existencia tiene una serie de patologías a sus espaldas, y más aún cuando se trata de una construcción como ésta, que además ha estado abandonada y sin uso desde mediados del siglo XVI. Aún así, el Āfrāg ceutí ha envejecido con dignidad, y a pesar de sus lógicos achaques, presenta una serie de problemas que se pueden considerar como habituales para las construcciones ejecutadas con tapiales. Otra serie de daños, menos comunes y más preocupantes, tienen que ver con la endeblez de algunas de sus estructuras, como ya reseñamos para el caso de las torres, y, sobre todo, con la acción humana, vinculada a la ejecución de obras de todo tipo o a la simple agresión directa contra las murallas. En cualquier caso, las distintas intervenciones restauradoras efectuadas en las últimas cuatro décadas, han atajado numerosos e importantes problemas de forma correcta, evitando su agravamiento y evolución negativa.
De forma general, las obras militares de hormigón de cal poseen una alta resistencia exterior, en el caso de las estructuras del Āfrāg, garantizada por el calicostrado de sus tapias. No obstante, cuando se pierde esta capa protectora superficial, el deterioro progresivo de las masas murarias está garantizado ante la endeblez y poca consistencia del núcleo de las fábricas. De este modo, es posible definir como principal patología de estas murallas, dado su carácter macroscópico y su extensión, la relacionada con el deterioro superficial generalizado de las fábricas hormigonadas, y la pérdida sectorial de material edilicio y cualquier tipo de sustrato protector. Además del negativo efecto visual que produce esta meteorización de los paramentos defensivos, hay que añadir que a través de dichos puntos desguarnecidos actúan directamente los distintos agentes erosivos medioambientales, posibilitando la aparición de nuevas patologías o precipitando el desarrollo de otras aún incipientes.
En resumen, y exponiendo de forma desarrollada todos los aspectos referidos, el cuadro general patológico de estas murallas del Āfrāg, quedaría como sigue:
Carácter macroscópico:
1. Pérdida habitual del sustrato supericial de los hormigones de cal en amplios tramos de los lienzos y torres, en menor grado en estas últimas al ser calicostradas. Dicha circunstancia ocasiona que el núcleo de las fábricas esté desprovisto de la capa protectora exterior, más resistente debido a un mayor contenido en cal, y se acentúe la descomposición de la mezcla (véase de nuevo la Lám. 4).
2. Asociada y favorecida por la anterior patología, observamos la meteorización y disgregación de la mezcla interior ya expuesta de las tapias. Esta descomposición lleva asociada, dependiendo del grado de evolución de las lesiones, la rotura en pequeños bloques de material, la formación de costras o láminas (que suelen incorporar carbonatos exudados) e incluso oquedades, y, en deinitiva, la pérdida de resistencia de este sustrato. Se puede estimar la profundidad de muro afectada en 5-15 cm aproximadamente de forma general. Esta patología se localiza más grave en torno a los mechinales y en la mayoría de los tramos bajos de las tapias, aunque con un grado de desarrollo dispar dependiendo de la situación del tramo. Aquí el daño puede alcanzar los 30-40 cm de masa del material (véase de nuevo la Lám. 4).
Ya ha sido intervenida esta patología en la mayor parte de las restauraciones ejecutadas, en general con resultados aceptables. Es más importante, y adquiere un preocupante estado de meteorización, el caso de los cajones inferiores del lienzo cuya cara mira al cuartel (LA), en los cuales las posibles capilaridades del terreno han disminuido la consistencia y la cohesión de la mezcla hormigonada, provocando su desmoronamiento (Lám. 5).
3. Existencia de isuras y roturas en las tapias, sobre todo en elementos hormigonados de menor espesor, como parapetos y muros de las torres. Tiene que ver con un incorrecto comportamiento mecánico de las estructuras ante los esfuerzos de tracción, la mayor parte de las veces relacionado con un mal dimensionado y puesta en obra de las tapias, fallos del irme y/o asientos parciales del terreno. Esta patología se manifiesta con toda claridad en la cara exterior de la torre T12, desplomada como consecuencia de la fractura de sus paramentos. No es extraño suponer determinados problemas de cimiento, circunstancia que los propios alarifes meriníes estimarían en el momento de su construcción, ya que encontramos aquí una de las pocas zarpas existentes en todo el conjunto. Posiblemente, la evolución extrema de esta patología, ocasionó la fractura total de los muros de la torre T13 (Lám. 7), así como la caída de otras muchas ya desaparecidas.
Lám. 7. Rotura de los cajones de tapia en bloques en la torre T13, antes de su restauración en 2011
4. Hay que referir como una patología la pérdida, por labores de acarreo, de las fábricas de mampostería y ladrillo que constituyen la Puerta de Fez. De este modo, queda desprotegido uno de los puntos más débiles de esas estructuras, sobre todo en la coronación de la obra.
5. Igualmente, existe una desaparición parcial de revestimientos y morteros de agarre en las fábricas de mampuesto y ladrillo de las estructuras defensivas de esa puerta. Repercutirá directamente esta cuestión en la debilidad de las mismas y la más fácil actividad de los agentes erosivos.
6. De forma general, se puede hablar de una falta de previsión respecto a la evacuación de las aguas al pie de la muralla, y a la correcta impermeabilización de los elementos constructivos que tienen contacto directo con el terreno. La construcción de un zócalo de piedra en su origen, como se aprecia en otras obras de tapia, hubiera evitado estos problemas. Esta circunstancia es más preocupante en el caso del frente que mira a intramuros, donde se han acumulado mayores estratos de tierra, de modo que a veces los lienzos actúan como estructuras de contención de tierras. De igual manera, la coronación de la muralla y las torres adolece de una escasa protección frente al agua de lluvia, acrecentada por la propia descomposición de los hormigones de cal. En estos casos, el agua será responsable de gran parte de las patologías existentes y de otras que pudieran aparecer en un futuro.
7. Incluimos en este apartado la inluencia negativa que tienen sobre el monumento las distintas instalaciones de los servicios urbanos que sobre el mismo apoyan. Así, tenemos el caso de distintos elementos del tendido eléctrico o el trazado de una canalización hidráulica sobre el lienzo LA en su extremo septentrional.
Carácter microscópico:
Serán consecuencia principalmente de agentes de tipo biótico.
1. Existencia de hongos y líquenes en los paramentos exteriores de algunas estructuras, sobre todo en aquellas zonas en umbría o con alta humedad ambiental. Arraigarán de forma diferencial, según el tipo de mortero de agarre o las características generales de la masa de las fábricas.
2. Abundante enraizado de lora parasitaria sobre las estructuras. Es frecuente en los resquicios exteriores de las construcciones, como mechinales o isuras. Destaca la presencia de varias especies arbustivas sobre la coronación de los muros en varios puntos o incluso de árboles, como ocurría con uno que creció en el interior de la torre T12 y fue eliminado en la restauración de 2011.
3. El propio hombre ha sido el principal destructor del Āfrāg a lo largo del tiempo. Protegido legalmente desde hace décadas, la negativa acción humana se maniiesta hoy en día, por ejemplo, en la existencia de graitis sobre las fábricas o el vertido de escombros en sus cercanías.
De este modo, es preciso atajar, en la medida de lo posible, la acción de cada factor agresivo sobre la construcción, saneando y restaurando lo ya atacado y previniendo la aparición de futuros problemas.
III. Análisis morfológico y formal de los restos conservados
Para una mejor comprensión de estas construcciones defensivas, sus reformas, y la tipología general que presenta cada sección, procedemos a enumerar los restos conservados de la fortiicación. La descripción seguirá el siguiente esquema, desde los tramos correspondientes al frente occidental (tramos 65A y 65B) hasta los escasos vestigios del sector 65C y otros restos dispersos del mismo frente oriental y del que mira al sur.
III.1. Sector 65 A. Frente Oeste (Figs. 1 y 3) Tramo LA: Discurre en sentido norte-sur, actuando como tapia del Cuartel del Regimiento Mixto de Artillería y de las viviendas de la Calle Lope de Vega. Además sirve de muro de cierre parcial del Colegio Público “Valle Inclán” y como eventual telón de fondo de un pequeño negocio de restauración cercano. Existe la diicultad para efectuar un reconocimiento de toda la estructura en su conjunto, dado el adosamiento de las construcciones citadas. Presenta las siguientes características generales:
• Longitud total: 236,14 ml
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. Muy alterado por apaños y reformas recientes. Parcialmente restaurado.
• Morfología: Lienzo de muralla torreado (torres conservadas: 4, 6, 7 y 8; torres no conservadas o irreconocibles: 1, 2, 3 y 5).
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Calle Lope de Vega, Nº 33 a 43 (EXTRAMUROS): Frente exterior de muralla visible sobre las viviendas, al menos con cinco cajones de tapia sobre las mismas.
• Calle Lope de Vega, Nº 45 (EXTRAMUROS): En un patio se conserva el alzado completo de la muralla, a falta del parapeto. Resta un zócalo moderno sobre el que se elevan seis cajones de tapia.
• Calle Lope de Vega, Nº 53 (EXTRAMUROS): Solar sin ediicar donde observamos vestigios de la torre semiarrasada 4 (con tres tapiales conservados), y el alzado completo de la muralla con once cajones de altura.
• Calle Lope de Vega, Nº 55 (EXTRAMUROS): Sobre esta vivienda se eleva la muralla con seis tapias de altura.
• Calle Lope de Vega, Nº 57 (EXTRAMUROS): Justo al sur de este inmueble existe un callejón que desemboca en un portillo abierto en la muralla. Al menos se conservan diez cajones de alto
. • Calle Lope de Vega, Nº 59, 61 y 63 (EXTRAMUROS): La muralla aparece sobre las viviendas, parcialmente enfoscada. Se han podido reconocer seis cajones como coronación del muro medieval.
• Lienzo de muralla exento que delimita con el tramo LB, incluyendo las torres 6, 7 y 8 (EXTRAMUROS). Se han efectuado los siguientes reconocimientos parciales:
• Tramo hasta la torre 6: Altura total diez cajones.
• Tramo entre las torres 6 y 7: Alzado de diez cajones
. • Tramo entre las torres 7 y 8: Alzado de diez cajones escalonado en tres tramos parciales adaptándose según la pendiente del terreno.
• Tramo entre la torre 8 y el lienzo LB: Diez cajones de altura, con merlones de coronación construidos en fechas recientes.
• Regimiento Mixto de Artillería RACA Nº 30 (INTRAMUROS): La muralla se constituye en el muro de cierre occidental del cuartel, discurriendo entre patios y barracones. Al menos se alzan ocho tapiales sobre la rasante.
• Calle Pedro Lamata, Nº 1, 2 y 3 (INTRAMUROS): El lienzo sirve de cierre a los patios de estas viviendas.
• Calle Pedro Lamata, Nº 22 y 34 (INTRAMUROS): Sobresale el frente interior de la muralla sobre los tejados entre uno y cuatro cajones.
• Espacio público entre el Nº 22 de Calle Pedro Lamata y el Colegio Público “Valle Inclán” (INTRAMUROS): Alzado interior de muralla con nueve tapiales. • Colegio Público “Valle Inclán” (INTRAMUROS): La muralla cierra el patio del colegio por el oeste con una altura de seis tapias.
• Establecimiento de hostelería en Calle Apóstol Santiago Nº 13 D (INTRAMUROS): La muralla delimita a intramuros el espacio libre de esta terraza-bar, junto a un escenario. El lienzo posee ocho tapias de altura
Tramo LB: Pequeño lienzo de muralla que enlaza en ángulo recto las cortinas LA y LC. Presenta las siguientes características generales:
• Longitud total: 9,71 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. Parcialmente restaurado.
• Morfología: Lienzo de muralla rematado con merlatura.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Posee diez cajones de altura en total, estando rematado con merlones sin apoyo en ningún tipo de parapeto. La cara interior presenta restos de antiguas viviendas adosadas.
Tramo LC: Tras el quiebro que representa el anterior lienzo descrito, el citado como LB, prosigue la muralla con éste que nos ocupa hasta su rotura por la Calle Pedro Lamata. Incorpora los restos de la Puerta de Fez, que viene lanqueada por las torres 9 y 10. Presenta las siguientes características generales:
• Longitud total: 62,40 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. La Puerta de Fez se levanta mediante mamposterías dispuestas entre verdugadas de ladrillo, con este último material solucionando elementos como las roscas de los arcos y el aliz. Parcialmente restaurado en 1968 y 2008.
• Morfología: Lienzo de muralla torreado (torre conservadas: 9 y 10) con la Puerta de Fez dispuesta entre ambas torres y estructura interna de codo simple.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• El lienzo LC tiene diez cajones de altura en total en su cara exterior y siete en la interior, estando rematado con merlones de restauración sin apoyo en ningún tipo de parapeto. Únicamente el extremo meridional del lienzo tiene doce cajones de alto (ocho en la cara interior), actuando el cimero como pretil. Las torres 9 y 10 que lanquean la puerta presentan su cara frontal más alta que el resto, con dieciséis tapiales, de los cuales el último corresponde a un posible parapeto.
III.2. Sector 65 B. Frente Oeste (Fig. 2 y Lám. 8)
Tramo LD:
Se trata de un muro que sigue una orientación este-oeste, hasta el límite mismo del cortado, bajo el que existen unos terrenos deportivos. Este borde del terreno ha debido ser consolidado en una obra de urgencia hace escasas fechas ante su riesgo de colapso mediante un poderoso zócalo de hormigón armado con micropilotes. En este lienzo apoya la torre 11. Presenta las siguientes características generales:
• Longitud total: 33,90 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo de piedra. Parcialmente restaurado.
• Morfología: Lienzo de muralla torreado.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Posee doce cajones de altura en total en su cara exterior, mientras que intramuros se observan once. El que remata la obra sirve de parapeto. La torre 11 está casi arrasada y sólo se conservan 3 hiladas de tapias calicostradas.
Tramo LE:
Tras efectuar un quiebro en ángulo recto, con el muro descrito en las líneas precedentes, continúa la cortina LE, aparentemente desmochada. No posee torres. Es posible deinir las siguientes características generales:
• Longitud total: 30,77 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. Restaurado y con los dos cajones superiores ejecutados por un Taller Escuela entre 1989 y 1991.
• Morfología: Lienzo de muralla.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Existen seis tapiales de altura en su cara exterior, mientras que intramuros se pueden contar cinco.
Tramo LF:
El último tramo conservado de una cierta envergadura es el que aquí referimos como LF, en el extremo meridional del conjunto estudiado. Se trata de un lienzo de muralla, contra el que apoyan las torres 12, cerca de su unión con el muro LE, y la torre 13 desmochada. Las características básicas de este sector son:
• Longitud total: 44,20 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. Escasos restos medievales conservados, ya que fue reconstruido por el Taller Escuela entre 1989 y 1991, y restaurado en el año 2011.
•Morfología: Lienzo de muralla torreado, con la 12 rematada con merlones de nueva factura eliminados en la intervención de 2011.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Este muro posee mucha menor altura que el original, aunque es posible identificar cinco cajones de altura máxima en ambas caras. La torre 12 posee un alzado total de doce tapiales, mientras que la torre 13, desmochada, apenas si se alza cinco tapias sobre el terreno. Estas dos torres, huecas, poseían una apertura a modo de puerta en su frente sur y fueron tapiados durante el desarrollo de los últimos trabajos de restauración.
III.3. Sector 65 C. Frente Eeste
• Longitud total: 15,60 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo de piedra.
• Morfología: Lienzo de muralla desmochado
. • Reconocimientos parciales de la muralla:
• Conserva un alzado con tres niveles de mechinales.
III.4. Otros vestigios dispersos del Frente Este3 (Fig. 4)
Tramo A:
Las características básicas de este tramo son:
• Longitud total: 2,00 ml, aproximadamente. Se documentó en un corte estratigráico y está soportando una estructura contemporánea.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo. Parece que la construcción se realizó excavando una zanja en el terreno de unos 50 cm de profundidad.
• Morfología: Lienzo de muralla.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Posee una altura de 80 cm, correspondiente a un cajón aproximadamente.
Tramo B:
Las características básicas de este sector son:
• Longitud total: 22,00 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo.
• Morfología: Lienzo de muralla con quiebro.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Se observan cuatro líneas de mechinales.
Figura 4.- Situación general de los vestigios conocidos del Āfrāg.
Tramo C:
Las características básicas de este sector son:
• Longitud total: 7,00 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo.
• Morfología: Lienzo de muralla y posible torre desmochada.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Existe un quiebro con careados a oeste y norte que podría interpretarse como arranque de una torre desmantelada.
Tramo D:
Las características básicas de este sector son:
• Longitud total: 6,40 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo.
• Morfología: Es posible que se trate de una torre de lanqueo.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• El alzado se conserva hasta 1,80 m de altura aproximadamente.
III.5. Vestigios conservados en el Frente Sur
Tramo E:
Las características básicas de este sector son
: • Longitud total: 11,00 ml.
• Organización constructiva: Hormigón de cal sin zócalo.
• Morfología: Lienzo de muralla y torre de lanqueo.
• Reconocimientos parciales de la muralla:
• Los restos se conservan en una parcela sin edificar, con fuerte talud. La abundante vegetación existente diiculta su reconocimiento, si bien se observan al menos dos o tres cajones de altura de una serie de estructuras muy deterioradas.
BIBLIOGRAFÍA
OSETE CORTINA, L., DOMÉNECH CARBÓ, M. T. (2011). Infor me Analítico (I-11-20), Instituto de Restauración del Patrimo nio, Universidad Politécnica de Valencia. Valencia
YAMUR. ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGÍA S.L. (2006). Diag nosis y Consolidaciones de urgencia de las Murallas del Afrag de Ceuta, Consejería de Fomento de la Ciudad Autó noma de Ceuta. Ceuta.
1. Para obtener una visión general sobre el em pleo de obras de tapia en fortiicaciones an dalusíes y magrebíes, véase, GURRIARÁN y SÁEZ, 2002.
2. Esta información está recogido en la diagno sis redactada por YAMUR. ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGÍA S.L. (2006).
3. Estos restos fueron estudiados en una pros pección arqueológica cuyos resultados per manecen inéditos, FERNÁNDEZ GALLEGO et alii, 2011

