Al-Manṣüra

Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 7
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 8
Cap. 6

Capítulo 1

1. Al-Manṣūra: historia de una ciudad olvidada (s. XIV-XVIII)

Las murallas de al-Manṣūra1 son uno de los vestigios islámicos mejor conservados de Ceuta y esto, a pesar del proceso destructivo, acelerado especialmente en décadas recientes, al que han sido sometidas. De ellas recogen noticias crónicas próximas temporalmente al momento de su construcción y uso que aclaran su cronología, responsables de su construcción, etc, y ofrecen datos de interés, aunque parciales, sobre los elementos que constituían esta ciudad. Además, tanto las fuentes textuales portuguesas como las españolas y especialmente las cartográicas constituyen una valiosa fuente sobre la suerte de estos vestigios entre los siglos XV y XIX.

A partir de mediados del siglo XIX la fotografía, la prensa y la documentación archivística suman novedosos y fructíferos testimonios de las vicisitudes sufridas por este recinto amurallado en el último siglo y medio como queda de maniiesto en los artículos de José Luis Gómez Barceló y Javier Arnaiz Seco recogidos en este mismo volumen. Únicamente en el siglo XXI han sido llevadas a cabo intervenciones arqueológicas en el conjunto, si bien desde mucho antes son mencionados diversos hallazgos casuales (véase Villada, Suárez en esta misma obra).

El objetivo de este capítulo no es otro que resumir y reinterpretar brevemente los datos existentes sobre la historia de este monumento entre el momento de su construcción y el gran cerco del sultán Mawlay Ismā‘īl (1694-1727) para ofrecer al lector un estado de la cuestión de nuestro conocimiento sobre esta antigua ciudad.

I. Contexto histórico

Los inicios del siglo XIV se caracterizan en el área del estrecho de Gibraltar por el desarrollo de un complejo sistema de alianzas que pugnan por el control de este estratégico lugar. En este contexto los soberanos mariníes 2luchan por consolidar su papel en al-Andalus y convertirse en los campeones del Islam occidental en pugna con la dinastía nazarí de Granada.

En el curso de esta disputa, los nazaríes habían conseguido hacerse con Ceuta en 1306. Pero la ciudad siempre aspiró a cierto grado de independencia en la gestión de su destino. Por ello, la alianza entre aragoneses y mariníes, sellada en el Tratado de Paz de 1309, anima a los ceutíes a expulsar a las tropas granadinas y someterse nuevamente, al menos de manera formal, a los mariníes. Ello posibilita el retorno de la familia azafí, que había regido con notable autonomía los destinos de Ceuta en las décadas precedentes, de su exilio gra- nadino. Se instalan primero a Fez y luego regresan a la ciudad del estrecho de Gibraltar, donde ejercerán el gobierno como delegados del sultán mariní. Esta situación no dejó de plantear diicultades por la mutua desconianza entre am- bos: los azafíes veían con preocupación el fortalecimiento del poder mariní que limitaba su capacidad de decisión en tanto que el sultán mariní recelaba de las veleidades independentistas de éstos siempre propensos a limitar su relación con el monarca a un mero sometimiento formal y protocolario. Esta situación, unida a las disensiones internas entre los azafíes y al progresivo afianzamiento del poder del sultán mariní, desembocó en la conquista de Ceuta por Abū Sa‘īd en 1328/1329. Los mariníes vuelven así a dominar la orilla sur del estrecho de Gibraltar que abre la puerta a las incursiones en al-Andalus para las que la posesión de Ceuta es decisiva.

A fin de asegurarse el dominio de Ceuta, Abū Sa‘īd adopta diversas medidas entre las que cabe destacar:

- el derribo de la muralla que protegía el arrabal de Afuera (al-rabaḍ al-Barrānī), desde Maḍrib al-Šabka hasta Ḥāfat al-Guddār3

- la construcción de una ciudad, al-Manṣūra o al-Āfrāg, al occidente de Ceuta.

Su ediicación, en suma, se enmarca dentro de una política de construcciones regias mariníes, de indudable carácter propagandístico y legitimador, cuyos jalones son Fās al-Ŷadīd, al-Manṣūra (Tremecén), Chellah (Rabat), al-Binya (Algeciras), etc. (véase Cressier, en este mismo volumen).

II. Ubicación

La elección del lugar de edificación del Āfrāg no fue casual. Se levantó ex nihilo sobre unas elevaciones situadas a occidente del arrabal occidental (al-rabaḍ al-Barrānī), dominando la medina ceutí. Es decir, un emplazamiento suicientemente lejano y protegido para garantizar la seguridad de sus ocupantes aunque bastante próximo para desalentar cualquier intento de rebelión.

Tiene planta básicamente triangular con su vértice sur truncado. A occidente y oriente los límites están marcados por dos accidentes naturales, los arroyos de Fez al oeste y el del Puente4 - o de la Ribera del Puente - al este. Al norte, atendiendo a la cartografía histórica5, podemos ijar su confín en una línea que atraviesa el patio del acuartelamiento del Regimiento de Artillería Mixto no 30 y del FISCER hasta alcanzar aproximadamente el emplazamiento del actual colegio de Santa María Micaela del Santísimo Sacramento. Por el sur, el Āfrāg alcanzaría la altura del trazado de la calle Vallejo Benítez.

Atendiendo a estos límites, y medido sobre el plano digital, tendría un perímetro exterior en torno a los 1.600 m que albergaría una supericie de aproximadamente de unas 14/15 hectáreas.

Como indicamos, el Āfrāg fue construido sobre un terreno relativamente abrupto: su máxima cota la alcanza en una pequeña meseta en el sur (en la actualidad con una altura de aproximadamente 65/70 metros sobre el nivel del mar) descendiendo conforme nos alejamos en dirección norte hasta alcanzar unos 35 en el linde norte teórico del recinto. Es decir un descenso de aproximadamente unos 30 m en apenas 500 m de distancia. Esta áspera topografía queda conirmada por los datos que queda recogido en las fuentes cartográicas. Así, en el grabado de Ceuta incluido en la obra Civitates Orbis Terrarum, el Āfrāg se presenta rodeado de un doble anillo concéntrico de murallas estando situado el interior, que rodea la alcazaba, a una cota sensiblemente superior. Las diversas lomas existentes en el interior del recinto son apreciables en otros muchos planos (AGS, MPD, 57,1, por ejemplo).

III. Cronología y autoría

No existen dudas sobre el momento de su construcción y su autoría.

En su minuciosa descripción de Ceuta redactada en 1422 al-Anṣāri precisa que entre los seis arrabales de Ceuta se encuentra el Āfrāg, integrado ya en el siglo XV como un barrio más de la ciudad y contiguo al arrabal de afuera (al-rabaḍ al-Barrānī), que albergaba el palacio real que los reyes mariníes habían destinado a su residencia (VALLVÉ, 1962; TURKI, 1982-83, p. 145).

Más explícito aún es ibn Jaldún cuando indica que Abū Sa‘īd (1276-1331), al partir para la capital, ordenó construir una ciudad sobre la parte más elevada de Ceuta denominada Āfrāg que fue comenzada en 729 (1328-1329) (IBN JALDÚN, 1856, IV, p. 201).

Ibn Marzūq atribuye a Abū ‘l-Ḥasan (c. 1297-1351) importantes reformas cuando indica que “reconstruyó totalmente dos ciudades con especiales ines, con sus mezquitas, baños y alhóndigas: la Manṣūra de Ceuta y la Manṣūra de Tremecén; nadie ha visto nada semejante a ellas y nadie ha descrito nada igual. En cuando a su alcázar, residencia del Iman, he visto a muchos viajeros que han entrado allí...” (fol. 110 v. y 111 r.), o que “construyó en la Manṣūra de Ceuta, la aljama contigua al alcázar real, con una mezquita y un alminar magníicos” (97 v.).

IV. Edificaciones del interior de al-Manṣūra

Intentar trazar una descripción detallada de las edificaciones existentes en el interior de al-Manṣūra es tarea imposible pues no contamos apenas más que con alusiones genéricas contenidas en las fuentes escritas coetáneas y con algunas imágenes de grabados cercanos al momento de su uso. Como se dijo antes, la arqueología aporta poco en esta cuestión debido a la inexistencia de excavaciones en el interior del recinto hasta el momento y a la más que probable destrucción de los niveles arqueológicos por construcciones recientes (véase Villada, Suárez, en este mismo volumen).

Queda pues exclusivamente el recurso a otras fuentes históricas y a nuestro conocimiento de otras ciudades construidas por los mariníes para vislumbrar cómo pudo ser esta ciudad.

Ibn Marzūq señala la existencia en al-Manṣūra de una mezquita, baños, una alhóndiga, un alcázar dónde residía el sultán y una sala de la Justicia, en la que además eran nombrados los altos cargos del gobierno mariní (IBN MARZŪQ, 1977, 24r y 110 v.-111 r.).

Como indicábamos antes poco más puede decirse de las características de estas edificaciones salvo hacernos eco de las alusiones propagandísticas recogidas por ibn Marzūq que ponderan, por ejemplo, el exquisito trabajo del alminar de la mezquita contigua al alcázar que califica de magnífico (ibid., 97 v.).

No obstante, a partir del grabado incluido en el Civitates Orbis Terrarum, podemos plantear la existencia de dos espacios bien definidos en su interior y defendidos ambos por murallas. El alcázar ocupaba la zona situada más al sur, de mayor altura. Allí se encontraría la mezquita con su alminar que aparece dibujado de forma destacada en el mencionado grabado.

Fuera de este espacio y protegido por una nueva línea de murallas se dispondrían todos aquellos elementos necesarios para la vida de los habitantes de este espacio.

Ambos recintos amurallados, a tenor de lo relejado en el Civitates Orbis Terrarum, serían muy semejantes: lienzos reforzados con torres de planta rectangular de mayor altura sin otras defensas adelantadas6.

V. Las puertas del Āfrāg

Respecto a la cerca exterior, la única conservada parcialmente en nuestros días, al-Anṣarī señala que tenía tres puertas siendo la más imponente la de Fez. Fue construida por Abū ‘l-Ḥasan que, precisa al-Anṣarī, habría seguido el modelo Bāb al-Sabu de Fās al-Ŷadīd. Esta noticia hace suponer la existencia de una primitiva puerta construida por Abū Sa‘īd y su posterior reforma por Abū ‘l-Ḥasan (véase Villada, Suárez, en este mismo volumen).

En el Musnad, ibn Marzūq menciona quizás la denominación de otra puerta al señalar que ibn al-Aṣqar era el jefe de los intendentes del palacio junto a la puerta de al-Ṣuffāḥ (IBN MARZŪQ, 1977, 36 r., HITA, VILLADA, 2000).

La ubicación de estas puertas ha sido objeto de cierta controversia. Mientras que la de bab Fās (puerta de Fez) está fuera de toda duda, no ocurre lo mismo con las otras dos.

Pavón, basándose en un plano fechado en 1737, indica que se abrían en el lienzo meridional y en el oriental, precisando que posiblemente alguna de estas dos tuviera ingreso en recodo (PAVÓN, 1970, p. 73). Pero Vallvé, de acuerdo con otro plano también del siglo XVIII, señala que en el frente occidental, más abajo de la puerta de Fez, se encontraba la de Arcila (VALLVÉ, 1962, p. 431). Gozalbes expresó, basándose también en documentación cartográfica, su opinión respecto a la situación de estas otras dos puertas (GOZALBES, 1978, p. 56) apuntando que se encontraban en el lado meridional y oriental respectivamente.

Efectivamente, en el plano del Archivo General de Simancas MPD, 12, 78, Dessenho da cidade e fortaleza de Cejta con discripçao da terra da Almina e da do Campo de Berberia S. Simao, de 1643 (anterior por tanto a los utilizados por Pavón y Vallvé), aparece dibujada una puerta en el lienzo meridional, muy próxima al vértice suroriental del recinto. A occidente del vano de acceso, un muro más bajo corre perpendicular al lienzo de la muralla pudiendo tratarse de los restos de un acceso en recodo ya destruido. Medio siglo más tarde se representó también esta puerta en el Plano de las fortificaciones de la Plaza de Ceuta (AGS, MPD, 33, 7) pero ya sin este lienzo perpendicular a la muralla principal.

La tercera aparece representada en el ya mencionado grabado del Civitates Orbis Terrarum. Un camino que arranca de las murallas de la ciudad avanza hacia el Āfrāg hasta alcanzar una puerta situada en el lado oriental, posiblemente en las cercanías del puente que permitía el cruce del arroyo. No aparece en ningún otro plano pues cuando estos fueron dibujados este tramo del lienzo ya había sido destruido (la orden de su demolición se fecha en 1549, vide infra).

Respecto a los ingresos que pudo tener el recinto interior que protegía el alcázar disponemos de escasa información salvo la que aporta la imagen del Civitates que señala una puerta en el lado oriental.

VI. Edificaciones en el exterior

En los alrededores del Āfrāg se situaban diversas construcciones descritas por al-Anṣarī (HITA, VILLADA, 2000).

Entre las más destacadas se encuentra la zāwiya al-Kubra, construida por Abū ‘Inān, frente a la puerta de Fez. Nos informa el autor ceutí que su arquitectura es regia, su decoración y ornamentación riquísimas, su patio amplio y cuenta con numerosas habitaciones. Pero sobre todo al-Anṣarī elogia su minarete que considera el más maravilloso por su construcción y el levantado de forma más perfecta de entre todos los de Ceuta, si bien estaba aún inacabado a inicios del siglo XV.

Esta zāwiya estaba destinada a los extranjeros y comerciantes que se veían obligados a pasar la noche fuera de Ceuta.

Señala también la existencia en Ceuta de cuarenta y cuatro campos de tiros (al-Marāmī-s o ŷalsa-s) donde se practicaba el tiro con arco al que tan aficionados eran los ceutíes. Al norte del al-Manṣūra se situaba uno de ellos, de cuatrocientos pasos sobre un terreno horizontal, y al exterior de Bāb Fās existían dos campos de competición (sabaq), uno de mil doscientos pasos y otro de mil tan únicamente. En cualquier caso, son dos de los más extensos de Ceuta.

En la parte alta de Ḥāfat al-Guddār, el barranco que separaba el Āfrāg del arrabal de Afuera, se sitúa una de los seis oratorios al aire libre ceutíes, al-Muṣalla al-Mulūkiyya. Amplia, horizontal y abierta al mar, esta musala estaba reservada a los habitantes del Āfrāg: en ella rezaba el sultán Abū ‘l-Ḥasan en compañía de su ejército.

VII. al-Manṣūra tras la conquista portuguesa

El 21 de agosto de 1415 Ceuta fue tomada por las tropas portuguesas. Zurara, que relata estos acontecimientos, señala que una vez tomado el castillo (el palacio del Gobernador) el infante D. Duarte ordenó a su alférez, el conde D. Pedro de Meneses, que llevase su bandera a la otra villa de fora y que la pusiese sobre la torre de Fez8 , en alusión posiblemente a al-Manṣūra (ZURARA, 1915, Cap. LXXXVI, p. 232).

Antoine de la Salle, que participó en estos acontecimientos, ofrece también algunas notas sobre el Āfrāg del que destaca que estaba bien amurallado y menciona la puerta de Fez (NEVE, 1903, p. 146).

La contraofensiva musulmana no se demoró produciéndose diversos intentos de asalto que son rechazados por los lusitanos. Refugiados tras los muros de la medina y apoyados en su mejor equipamiento y experiencia militar, las tropas comandadas por el gobernador Pedro de Meneses pudieron hacer frente a unos enemigos que les superaban ampliamente en número.

Pero las acometidas de los musulmanes hicieron perder el control del campo que rodeaba la ciudad a los portugueses.

Por su parte, los musulmanes derrotados en sus ataques frontales contra la ciudad fueron más cautos en lo sucesivo ordenando que la gente da plebe non sahisse d ́Aljazira sem ordença de Capitao (ZURARA, 1792, p. 45). La táctica adoptada fue intentar atraer a los portugueses a campo abierto para tenderles celadas cortándoles el camino de retorno. Así lo indica Zurara cuando escribe que assim tomaron por costume de chegar cada dia tam perto dos muros, que podiam ser bem vistos dos Christãos, e allí faziam suas arremetidas por alvoroçarem os nossos, e os tirarem pera onde elles desejavam, mas o Conde tinha assy todos avisados, que nenhum nom movia da barreira pera fora (ibid., p. 45).

En este contexto, las murallas del Āfrāg eran una magníica atalaya y refugio seguro en tanto que las quintas, muros y huertos que se extendían entre ellas y la muralla principal se presentaban propicios para realizar emboscadas. Así, lo explicita el cronista cuando describe este lugar (ibid. p. 47).

Erao allí cerca daquella Cidade huns Paços que allí mandárao fazer os Reys antigos de Fez, em que pouzavao quando vinham allí, e isto porque todo-los moradores da Cidade pela maior parte eran mercadores, e oficiaes, e mareantes, porque a gente Cortesaa nom ouvesse causa de lhes fazer nojo assy nas mulheres, como nas fazendas [...]; estes Paços eran fortallezados de muro, e Torres, e chama-vao-se Aljazira, os quaes inda duravao em o tempo da feitura deste Livro, e depois, pero já daniicados; antre estes Paços e a Cidade estavam grandes Ortas, e Pumares acompanhados de muitos arvoredos; e porque os Mouros virom, que aquelles Paços eran assy fortes de muros, e Torres, pare-ceo-lhes que teriam alli como Castello pero guerrearen dalli aos Christaos.

Los resultados de este cambio en la estrategia pronto dieron sus frutos y poco después, tras ser atraídos a una emboscada los portugueses, fueron atacados por fuerzas que se ocultaban en el Āfrāg, pudiendo regresar no sin extremas diicultades a la seguridad de las murallas de Ceuta9 (ibid. p. 47).

Esto hizo tomar al Conde D. Pedro de Meneses la decisión de prohibir las salidas sin autorización y de despejar este espacio entre Ceuta y el Āfrāg talando árboles y arbustos y derribando los vallados que allí existían. Esta operación se realizó con la ayuda de algunos caballeros que vigilaban una posible acción de ataque. Desde las torres de las Aljaziras los musulmanes contemplaban con inmenso dolor la destrucción de tanta riqueza (Ibid. p. 49). A pesar de ello, el hostigamiento desde este punto continuó poniendo en apuros la seguridad dequienes salían de la ciudad (véase por ejemplo, Ibid. p. 56).

Es por eso que las acciones de castigo sobre al-Manṣūra continuaron. Relata la Crónica de Don Pedro una de ellas en la cual el Conde, acompañado de todos los que tenían caballos, de los ballesteros y de la gente de a pie hizo una incursión en la Aljazira haciendo traer toda la madera (principalmente trancas y puertas) que pudiesen encontrar y que en otra ocasión marcharon los de la Ciudad a derribar algunas casas que quedaban de la vez anterior y atoraron y dañaron cuantos pozos y cisternas encontraron (Ibid. p. 107).

Pero la Aljazira seguía representando un peligro cierto como quedó de manifiesto en el cerco granadino-mariní de 1418 cuando fue usada como cabeza de puente frente a Ceuta.

La posesión del Āfrāg cambió a manos de los portugueses a medida que estos fueron controlando un territorio cada vez más amplio alrededor de Ceuta. Así, conservamos un documento de 1453 en el que el rey otorga al conde de Barcelos los nossos paços que son na villa d ́Alyazira que sta apar da nossa cidade de çepta con todas suas entradas e saidas e direitos e pertenecías (AZEVEDO, 1915, p. 447). Correa da Franca indica que el conde de Barcelos llevó a Portugal como botín seiscientas columnas de mármol y alabastro, que hizo con cuidado sacar del palacio del Gobernador, situado en la medina ceutí. También se llevó vn artesón dorado de excelentes labores de vna quadra del mesmo palacio, reutilizando todos estos elementos en su palacio de Barcelos. (CORREA, 1999, p. 118). Gozalbes Cravioto indica que estas piezas posiblemente no procedían del lugar indicado por Correa sino de los palacios del Āfrāg (GOZALBES, 1978, p. 56 y 57).

Nuevamente cambió la coyuntura y la presión de los musulmanes sobre Ceuta desde ines de la centuria del cuatrocientos hizo del al-Manṣūra otra vez un peligro para la seguridad de la ciudad. Esto motivó en 1549 que el rey D. Juan III diese la orden de derribar la Aljazira para evitar este hostigamiento. Las obras comenzaron al año siguiente si bien avanzaban lentamente debido a la falta de hombres (GOZALBES, 1978, p. 57).

La destrucción distó mucho de ser total y afectó principalmente a la esquina nordeste del conjunto como muestran los numerosos planos conservados de los siglos XVII, XVIII y XIX y la noticia recogida por Correa de que en 1578 las murallas de al-Manṣūra sirvieron de refugio a tropas musulmanas (CORREA, 1999, p. 191)10.

A partir de este momento las fuentes cartográicas son la mejor guía para seguir su evolución. La precisión de la información que trasmiten es muy dispar y resulta imposible en el espacio disponible realizar un exhaustivo estudio. Por ello, y sin ánimo de agotar este análisis, seleccionamos algunos ejemplos (la mayor parte de los planos a que se hace referencia pueden verse en el capítulo Textos e imágenes en esta misma obra).

La representación más antigua de Ceuta conocida hasta el momento es la de Piri Reis que puede fecharse en las postrimerías del siglo XV. Interesado en otras cuestiones, el Āfrāg no es dibujado (PIRI REIS, 2008).

Ya en el siglo XVI contamos con dos representaciones muy semejantes, el grabado incluido en el Civitates Orbis Terrarum y el fresco del palacio de D. Álvaro de Bazán en el Viso del Marqués. En ambas la imagen del Āfrāg está muy idealizada aunque se observa con claridad el doble cerco amurallado (el exterior y el que rodea el alcázar) con los restos del minarete de la mezquita. Quizás el elemento más signiicativo, como ya indicábamos, sea la presencia de dos puertas ambas abiertas en el frente oriental, una en el lienzo que rodea el alcázar y la segunda en la cerca exterior a las que ya hicimos mención.

Del siglo XVII seleccionamos tres planos.

El primero, fechado en 1643, lleva por título Dessenho da cidade e fortaleza de Cejta com discripçao da terra da Almina e da do Campo de Berberia S. Simao (AGS, MPD, 12, 078). Se discute su autoría aunque es atribuido a Lope de Acuña pues acompañaba un informe de este maestre de campo (VILAR, VILAR, 2002, p. 79).

El Āfrāg, denominado aquí Arzila, está trazado con cierta precisión indicando los quiebros de la muralla y su interior de abrupta orografía. Ningún otro elemento es señalado en su interior. Junto a los lienzos reza la leyenda “muros antigos e arruinados que nao serviem de nada”. Efectivamente, demolido el ángulo nordeste la posición del recinto se presenta vulnerable: el lado norte parcialmente demolido conserva parte de un lienzo reforzado con tres cubos; el occidental, completo, muestra un trazado rectilíneo con seis torres que quiebra en varias ocasiones para adaptarse a la topografía del terreno; el meridional presenta como rasgo más deinitorio la existencia de otra puerta lanqueada por dos torres, con un lienzo en el interior perpendicular a ella, que pudiera denotar, como ya indicamos antes, una entrada en codo parcialmente demolida; por último, el lanco oriental con cuatro cubos es rectilíneo y ha sido derribado en su mitad norte, posiblemente a la altura de la puerta allí situada a la que conduciría el puente que salva el arroyo.

Cabe señalar que la puerta de Fez no se representa.

Al norte, encontramos una torre cuadrada, la del Vicario, exenta con al menos tres plantas, las dos superiores con ventanas en sus lados. Dibuja también los arroyos que lo limitan a este y oeste, el puente que daba nombre al oriental así como otras construcciones defensivas portuguesas (caminos cubiertos y fachos).

El segundo, Planta de la ciudad de Ceuta y de su Almina en 1662 trazado por Genaro M. Alicto (AGS, MPD, 8, 87) presenta una imagen parcial del Āfrāg pues parte del mismo queda fuera de la hoja. El aspecto del Āfrāg es bastante semejante al anterior: una serie de colinas desprovistas de edificación en su interior en tanto que el lienzo torreado que la circunda aparece perdido en el ángulo nordeste. Como novedad hay que señalar que la puerta del lado meridional ni tampoco la de Fez aparecen dibujadas así como tampoco el puente ni los fachos ni la torre del Vicario, aunque sí los caminos cubiertos.

El tercero de 1691, es atribuido a Julio Bani (VILAR, VILAR, 2002, p. 90) y lleva por título Plano de las fortiicaciones de la Plaza de Ceuta: va delineado de puntos la planta remitida a esa Corte (AGS MPD 33, 007). Acompañaba, entre otros documentos, a una carta del gobernador de Ceuta don Francisco Bernardo Varona dirigida al Rey el 27 de abril de 1691, con una hoja que explica el plano y otra del cálculo de las obras proyectadas. El Āfrāg, que es representado parcialmente, ofrece una imagen muy similar a la ya descrita: aparecen dibujados los lienzos de la muralla con sus torres, la puerta meridional (ya sin el muro perpendicular interior) y el puente, aunque no los fachos y caminos cubiertos. La torre del Vicario se muestra en esta ocasión con un único orden de ventanas en el piso más alto.

Otros planos fechados en esta centuria (el incluido en el Atlas de Pedro de Teixeira por ejemplo) apenas aportan datos de interés o simplemente no relejan el Āfrāg si bien este hecho no debe hacernos dudar de su existencia, con- irmada por otras fuentes, sino que responde más bien al descuido y/o mayor interés puesto por sus autores en otros aspectos.

A partir de inales del siglo XVII la producción cartográica se multiplica con motivo de las sucesivas acciones hostiles que sufre la plaza y especialmente del cerco de Mawlay Ismā‘īl (1694-1727).

Está centrada por ello en buena medida en las defensas del Frente de Tierra y en Campo Exterior. Desgraciadamente, salvo excepciones, la información sobre el al-Manṣūra es parcial y, hasta cierto punto, repetitiva. El conservado en la Biblioteca Nacional de Francia de Clemens Paelio, Planta de la plaza de Ceuta sitiada por los Moros desde 4 de octubre de 1695, fechado en 1698, es buen ejemplo de lo que decimos: en su extremo inferior derecho representa tan sólo algunos cubos y lienzos de muro de su muralla oriental bajo la denominación de La Arzila (http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b77594056, consulta 12.11.2012).

De mayor interés son varios planos que, en buena medida, vienen a coincidir con el momento en que las tropas del marqués de Lede realizan diversos intentos para levantar el cerco.

De 1717 es el Plano de Zeuta, y almina, frente de sus ataques y tierra irme, su deinición y descripción de todas sus partes (reproducido en REDONDO, MARTÍNEZ, GONZÁLEZ, 2009, p. 20-21). En él, bajo la denominación de Zeuta la Vieja, se reproduce esquemáticamente la muralla del Āfrāg y las elevaciones de su interior, con la leyenda Los Terrones y junto a su lanco oriental “Campamento de los Moros”. Su principal novedad consiste en situar en el Āfrāg una serie de personajes y animales dedicados a labores agro-ganaderas, algún caserío, tierras de labor y varios caminos que recorren su interior.

El Plano del Frente de la Plaza de Ceuta y Campamento del exercito de S.M.con el Retrincheramento que este formo contra los Moros, (AGS, MPD, 57, 001) fechado en 1720 representa la topografía del terreno. La cerca con sus torres es dibujada con detalle, indicando todos los quiebros conocidos en la actualidad. Las puertas, tanto la de Fez como la del sur, aparecen reforzadas con otras dos torres interiores. A ambos lados del recinto amurallado se presentan construcciones modestas, que aparecen también en la meseta superior y ladera que desciende hacia la puerta de Fez. Estas ediicaciones bastante homogéneas parecen corresponder a viviendas comunes, destacando tan solo una situada en la meseta superior por su mayor tamaño y planta circular que no puede ser interpretada como tal. En la otra vertiente del arroyo de Fez también encontramos un caserío de cierta envergadura pero la zona de mayor densidad se sitúa al sur del recinto en la que, junto a ediicaciones semejantes a las descritas, aparecen otras de mayor entidad. Corresponde al lugar denominado en otros planos “Casas de Jadú”.

Básicamente son los mismos datos que recoge el Plano del frente de Zeuta y la sallida que hizieron las tropas de Su Mag[es]tad el dia 15 de [noviem]bre como la Linea que hizieron las dichas tropas y sus Campos (AGS, MPD, 54, 098) que se ajustan a lo descrito en un documento fechado el 24 de mayo de 1720: mirando desde la Plaza al Campo, sobre la derecha, ay una antigua cerca de muro con sus torres ô cubos que llaman la Alzira, ô Ceuta Vieja: hállase en grandes espacios arruinada y abierta y solo se sirvieron los Moros de ella para formar Chozas arrimadas al muro (BACAICOA, D., 1961, citado en VILAR, VILAR, 2002 p. 109).

Tras el levantamiento del cerco surge con fuerza la cuestión de la ampliación de límites de Ceuta que dará como resultado la irma de sucesivos acuerdos entre los gobiernos de España y Marruecos, de controvertida interpretación y origen de diferentes incidentes fronterizos. En este contexto, las pretensiones hispanas incluyen habitualmente como uno de los límites del territorio que se pretende utilizar Ceuta la Vieja.

A título de ejemplo podemos citar el diseño de 1766 de Luis Huet Plano de la Plaza de Ceuta indicando los nuevos límites que se desea dar a las guardias de los moros para que quede pasto a los ganados (AGS MPD, 15, 177) que muestra un bosquejo de la que aquí se denomina Ceuta la Vieja, sin señalar más que su contorno, y en el que puede apreciarse la consolidación del asentamiento situado al sur del recinto y llamado Casas de Jadú. Acompaña a este plano una carta de Diego María Ossorio a Juan Gregorio Muniaín que tratando de la conveniencia de rectiicar los límites fronterizos indica la necesidad de ganar para el mantenimiento de Ceuta de los lugares en que se hallan las casas de Jadú y Ceuta la Vieja (VILAR, 2002, p. 287).

A partir del siglo XIX la cartografía se vuelve más detallada aunque el Āfrāg es dibujado básicamente con la coniguración que ya conocemos. Contamos en la segunda mitad de la centuria con el esencial apoyo de la imagen fotográica que nos permite conocer el estado en esos momentos del frente occidental de la muralla. Las fotografías tomadas por Wilson en 1874 son especialmente significativas.

Para la evolución posterior remitimos a los artículos de Gómez Barceló y Arnaiz Seco en este mismo volumen.

VIII. Los elementos conservados en la actualidad

La fortificación del Āfrāg puede definirse como una fortificación simple, sin elementos defensivos adelantados, si bien algunos autores han considerado la denominada torre del Vicario (hoy destruida) como la culminación de una albarrana.

Sus lienzos, de trazado rectilíneo en cremallera, describen entrantes y salientes para adaptarse a la topografía del terreno. Alcanzan alturas de ocho metros hasta el parapeto de protección pudiendo estimarse su altura total en unos veinte codos. Su espesor es algo inferior a los dos metros (4,5 codos).

Están reforzados por torres huecas, de las que se ha airmado que presentan un frente más elevado que los laterales. Sospechamos que este efecto, claramente apreciable en la actualidad, responde a acciones de intervención restauradora de las que poseemos poca documentación. La altura original de estas torres no es sencilla de calcular debido como indicamos a las diversas restauraciones sufridas. Las que lanquean la puerta de Fez, que hemos cotejado con fotografías de época y parecen no haber sufrido alteraciones importantes, oscilan entre los 12,5 y los 13 m (aproximadamente 30 codos), incluida la merlatura. Se adelantan con respecto al lienzo 3,57 m (8,5 codos) y presentan frentes de 6,55 m (15,5 codos aproximadamente).

La distancia entre torres es regular, de aproximadamente 20 m (48 codos), lo que conlleva que algunas de las esquinas que forma el lienzo carezcan de lanqueo.

Sobre estos lienzos discurre un camino de ronda protegido al exterior por parapeto y merlatura, siendo la mayor parte de la que hoy se observa fruto de reconstrucciones contemporáneas. La conexión entre este camino de ronda y la plataforma que coronaría las torres no se ha conservado en ningún caso pero cabe suponer que la diferencia de cota entre ambas se salvaría mediante escalas o escaleras. Quizás, como puede observarse que ocurría en Chellah (Rabat), los accesos estarían protegidos por algún tipo de estructura construida.

Torres y muros están construidos con hormigones puestos en obra mediante el empleo de cajones de madera reservándose el empleo del ladrillo y la mampostería únicamente para la puerta de Fez (un análisis constructivo del monumento en GURRIARÁN, en este mismo volumen).

De las edificaciones interiores o cercanas al Āfrāg nada permanece hoy, al menos que conozcamos. También ha desaparecido completamente cualquier rastro de la cerca interior conservándose muy parcialmente la exterior y, aún en este caso, gravemente afectadas por diversas patologías (YAMUR, 2006, vol. 1, p. 27 y ss.).

Los lienzos y torres conservados en mejor estado están situados en el lado occidental, si bien parcialmente ocultos por edificaciones adosadas. Suman en total una longitud de 417 m divididos en varios tramos reforzados por trece torres en muy diferente estado de conservación.

Del frente sur, una prospección en 2011 ha permitido confirmar la presencia de los restos muy destruidos de un lienzo de muralla de aproximadamente unos diez metros de desarrollo que discurre en sentido este-oeste, y de una torre.

En el lado occidental, había sido identificado un pequeño tramo de muralla, de unos 15 metros de longitud, entre el arroyo de la ribera del Puente y las traseras de los grupos El Rocío (BERNAL, inédito).

Una nueva inspección del terreno en 2011 ha permitido localizar unos metros más al sur la base posiblemente de una torre, prácticamente irreconocible al estar cubierta de vegetación y escombros.

Aún más al sur, se desarrollan dos nuevos tramos de lienzo de muralla sobre los que se desarrolla un edificio de reciente construcción. A ellos, debe añadirse los localizados durante la excavación del solar sito en Avenida Ejército Español, no 15 (véase Villada, Suárez en este mismo volumen).

IX. Interpretación del Āfrāg

La construcción del Āfrāg ceutí puede ponerse en relación con la edificación de otras ciudades regias por los soberanos mariníes (véase Cressier, en este mismo volumen).

Los motivos que se esconden tras la decisión de construir el Āfrāg son diversos (asegurar la posesión de la levantisca Ceuta, garantizar la seguridad del soberano, los dignatarios y de las tropas leales, propagandísticos, no “molestar” a los ceutíes con la presencia de tropas en la ciudad, etc.) y están ligados tanto a las necesidades del estado mariní que tiene en su legitimación un eje fundamental como en una determinada forma de concebir el poder, propia del mundo islámico.

Pavón interpreta que tanto Alcazarseguer como Ceuta “funcionaron como ribat-s a lo largo de los siglos XII, XIII y XIV, ribat-s intermedios o de paso, puentes entre los de tierra adentro –Zagora, Tit, Dchira, Oued Iquem y sobre todo Rabat- y los andalusíes, a partir de Gibraltar, Tarifa y Algeciras La Vieja, Alcalá de los Gazules, los husun onubenses, Cádiz –el Populo-, fortaleza de San Romualdo en la isla de San Fernando y la del Puerto de Santa María, Gaiq, Montemolín y Reina, Cáceres y Badajoz, Trujillo y Medellín, la también extremeña Albalate y otros de la zona de Talavera, amén de las fortalezas del Sur de Portugal. En realidad, aunque meriní fundado por Abu Said en 1328, el Afrag de Ceuta, con 20 hectáreas aproximadas, se fundaría como campamento ribat de concentración de tropas reclutadas en el interior para hacer guerra Santa en al-Andalus, de ahí el sobrenombre que se le dio, al-Manṣūra” (PAVÓN, 2003, p. 72).

1. Esta ciudad ha conocido distintos nombres a lo largo de la historia. Āfrāg es llamada por al-Anṣãrī e ibn Jaldun. La denomina ibn Marzuq al-Manṣūra (Victoriosa). Tras la conquista portuguesa las crónicas de Zurara la denominan Aljazira o las Aljaziras, apareciendo también en algunos planos como Arzila. Más adelante, se conoce este lugar como “Ceuta la Vieja” (así dice Correa da Franca que se llamaba en el siglo XVIII), Terrones o Torreones, según recoge diversa cartografía. En el siglo XX los vestigios de su cerca han recibido popularmente la denominación de murallas merinidas o mariníes.

2. Mariníes, meriníes o benimerines son tres formas de designar a los miembros de una de las tribus zanata originaria de Ifrīqiya que emigraron hacia el oeste en el siglo XI. Lucharon con escaso éxito contra los almohades entre 1145 y 1169. A partir de ese momento, inician la conquista del Magreb occidental desde el sur conquistando Fez en 1244, que convierten en su capital. Dominaron el Magreb occidental entre mediados del siglo XIII y mediados del siglo XV hasta que fueron derrotados por los Watasíes.

En al-Andalus realizan incursiones que les permiten dominar el sur de la península Ibérica en mayor o menor medida desde inciales del siglo XIII hasta que son definitivamente derrotados en la batalla del Salado por un ejército castellano y portugués en 1340.

3. La ubicación de Maḍrib al-Šabka (almadraba de la red) no es segura. Allí sitúa al-Anṣārī dos cementerios, uno dentro del arrabal de Afuera y el segundo al exterior de Bāb al-Aḥmar. C. Gozalbes (1995, p. 51-53) apunta que el más antiguo de ellos puede corresponder al mencionado por al-Bakrī en baḥr al-Ramla, es decir sobre la bahía norte. Una intervención arqueológica llevada a cabo en 2006 en la Avda. de España permitió documentar los restos de una necrópolis islámica que por su situación pueden corresponder con este cementerio citado por al-Anṣārī (MARTÍNEZ et al., 2012). Ḥāfat al-Guddār (el barranco del ladrón) separaba, según este mismo autor, el arrabal de Afuera del Āfrāg.

4. Efectivamente, existió un puente en época islámica que atravesaba este arroyo y permitía la comunicación entre el Āfrāg y Ceuta. Este puente está presente en algunos planos como por ejemplo el denominado Dessenho da cida de e fortaleza de Cejta con discripçao da terra da Almina e da do Campo de Berberia S. Simao (AGS, MPD, 12, 78)de 1643 o en el trazado por D. Julio Bani en 1691 titulado Plano de las fortiicaciones de la Plaza de Ceuta (AGS, MPD, 33, 7).

5. Hemos superpuesto al denominado “Plano del Frente de la Plaza de Ceuta y campamento del exercito de S.M. con el retrincheramiento que este formó contra los moros”, (AGS, MPD, 57,001), fechado en 1720, al actual. Para el cálculo de la ubicación de la esquina nororiental se han prolongado los ejes de los lienzos norte y este, parcialmente perdidos. Los datos obtenidos coinciden básicamente con la delimitación propuesta en el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (MONTES, ALCALÁ, 2006).

Restitución virtual del Āfrāg

(Óscar Hernández)

6. Salvo que consideremos como parte este conjunto defensivo la denominada torre del Vicario, al norte del conjunto, que para Gozalbes pudo tratarse de una coracha unida al recinto principal por un tramo de muro (GOZALBES, 1978, p. 59). Esta torre fue destruida en el siglo XIX.

Al-Manṣūra en 1643 (AGS, MPD, 12, 78)

7. al-Anṣarī cita en este caso el bā ́ como unidad de medida (TURKI, 1982, p. 150). Previamente explicita que el paso, para los habitantes de Ceuta, es el equivalente del bā ́, que según su uso convencional corresponde a tres pies.

8. La puerta de Fez y torre homónima aparecen citadas en algunas fuentes como pertenecientes a al-Manṣūra pero en otras parecen designar elementos del amurallamiento de la medina. Se ha pensado que el paso del tiempo llevó a trasladar estos topónimos del recinto del Āfrāg al de la medina, lo cual puede inducir a confusión como han señalado Ricard y Gozalbes Cravioto (RICARD, 1955, p. 18; GO- ZALBES, 1978, p. 56)

9. E em este dia como cousa, que elles de longe traziam cuidada, puseraõ naquellas Ortas até mil Mouros em cillada, e quando sentirom, que o Conde con aquelles, que o seguiam eran jaa fora da Cidade, começáraõ de se retraher, como gente temerosa, mostrando, que se retrahia pera acharem segurança, e assy foram hindo, até que os nossos passáraõ a cillada; ee misto sahirom do cerco dos Paços hum grande tropel delles a im de se emburilharem con os nossos, e os retraherem com sua força, até que os da cillada ouvessem razón de ilharem as portas da Cidade, e que entom torniaraõ sobre os outros, e ilhariaõ os nossos n ametade [...]

10. Se hallava el xarife Hamet, en 23 de abril del mesmo año, dentro de las murallas de Algecila, no lejos de las de Ceuta. Y don Manuel de Meneses, con la noticia de que Mulei Moluco, enemigo del xarife Hamet, le venía a encontrar, propúsolo en iunta y se determinó se aumentasen cien soldados a esta guarnición y que el xarife se recogiese al rebellín, respecto que el rei tenía prevenido se tubiese cuenta con su persona y se le diese aiuda porque no se viese en algún trabajo. Se advierte que las murallas, que al presente se llaman de Arcila y Ceuta la Vieja, en aquel tiempo se conocían por Algecila y que el rebellín no es el de la Almina sino el parage donde aora está la galería de nuestra derecha.

Al-Manṣūra en un plano

(AGS, MPD 33,007) de 1691

El Āfrāg en un plano

(AGS, MPD 57, 001) de 1720

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Cap. 6