Cap. 1
Cap. 2
Fuentes y bibliografías
Cap. 3
Cap. 4
Epílogos
Cap. 5
Anexos

Capítulo 4

El concurso de extensión de la ciudad de Ceuta de 1930

En la portada del número 1 de la revista AC. Documentos de Actividad⁶ Contemporánea, órgano de difusión del Grupo de Arquitectos y Técnicos para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATEPAC), aparece la noticia de la publicación de un artículo sobre el ensanche de Ceuta. Sin embargo, no sería hasta el número siguiente cuando finalmente aparezca publicado el artículo bajo el mismo título: «El Ensanche de Ceuta»63, firmado por el arquitecto zaragozano Fernando García Mercadal. Dicho artículo contenía la descripción de su propuesta para el concurso de ensanche de la ciudad convocado por su ayuntamiento en 1929. La revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea fue, durante los años treinta, una de las pocas revistas españolas de vanguardia especializada en arquitectura y urbanismo. Desde otras posiciones intelectuales bien distintas estaban las revistas La Ciudad Lineal, editada por la Sociedad Madrileña de Urbanización, Arquitectura, publicada por la Sociedad Central de Arquitectos, y por tanto de acentuado carácter profesional, La Construcción Moderna, de propiedad particular; y otras como la Revista de Obras Públicas, editada por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de España, que nos remitían a un momento plural y abierto en lo que respecta a las publicaciones periódicas con presencia entre sus contenidos de la temática urbanística.64

4.1. La ciudad funcional de los CIAM

Fue en el número 5 de la revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea 65 donde, por primera vez, se expusieron en España los principios de la ciudad funcional, con el objetivo de transformar las urbes españolas en ciudades funcionales. Se definían tres funciones básicas perfectamente acotadas: la función de la habitación, que requería de la presencia de vegetación, del sol y del aire puro; la función del reposo, anexa a las zonas de habitación y en pleno contacto con la naturaleza; y la de producción, que englobaba a los espacios fabriles y comerciales, y se desarrollaría utilizando los adelantos técnicos en base a los principios de previsión, higiene y seguridad, con la circulación como elemento de enlace y articulación. El viario era el encargado de unir los elementos espaciales de la ciudad funcional, de igual modo que lo hacía el sistema sanguíneo, siguiendo el símil organicista utilizado para definir los diferentes tejidos urbanos. Y se convertiría además en la espina dorsal necesaria para el desarrollo supramunicipal a través del plan regional, según la aportación del biólogo escocés Patrick Geddes, uno de los padres fundadores del urbanismo moderno. La ciudad funcional y los principios sobre los que descansaba fueron desarrollados en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna. Inicialmente

previsto para celebrarse en Moscú, la indignación suscitada por el desenlace del concurso del Palacio de los Soviet en Moscú ―donde se facilitó el paso, frente a las propuestas presentadas, entre otros, por Le Corbusier, al monumentalismo arcaizante que predominaría en la arquitectura soviética durante el periodo estalinista― hizo que finalmente se realizara en el verano de 1933, entre las ciudades de Marsella y Atenas, a bordo del vapor Patris II. El resultado de las reflexiones que tuvieron lugar allí se plasmó en una publicación firmada por Le Corbusier que se convirtió en la guía de la ciudad funcional: la Carta de Atenas. La ciudad funcional de los CIAM se definía como «un conjunto de órganos ordenados según su función». Las pautas marcadas primero por Herbert Spencer y, posteriormente, por Patrick Geddes en la utilización del lenguaje propio de las ciencias naturales para definir los conceptos relativos a la ciencia de la ciudad fueron asumidas por los técnicos urbanistas adscritos a los CIAM, en el caso español fundamentalmente arquitectos, independientemente del trasfondo ideológico que guió su modo de aprehender la ciudad. El lenguaje arquitectónico moderno utilizado y la actitud hacia la ciudad histórica fueron quizás los puntos más distantes entre los urbanistas que formaron parte de los CIAM y los otros. Para los primeros, la ciudad histórica debía de adaptarse a los nuevos desarrollos tecnológicos, principalmente del transporte, y, si no fuera posible, había de sucumbir.

4.2. El concurso de anteproyectos para el ensanche de Ceuta

La extensión de Ceuta era una necesidad acuciante para las autoridades municipales tanto por constituir un medio para conseguir financiar las obras municipales con las plusvalías generadas como por la obligación impuesta por el Estatuto Muni- cipal de disponer de un plan de extensión a ciudades de más de 10.000 habitantes y alta tasa de crecimiento. Además, y por otra parte, el concurso de la ciudad-satélite de Loma Larga de 1927 no había tenido continuidad ni desarrollo. La necesidad de disponer de un soporte cartográfico que permitiera el desarrollo de los proyectos parciales de reforma interior sobre el que acotar los terrenos para las extensiones fue una responsabilidad asumida como propia por los ayuntamientos españoles a partir de la entrada en vigor del Estatuto Municipal.

Esta información cartográfica constituía una herramienta fundamental de trabajo para los urbanistas y técnicos municipales.66 Los municipios, tal y como figuraba en la legislación, debían facilitar a los profesionales participantes en los concursos convocados para la redacción de los proyectos de extensión ―una de las opciones más seguidas por los ayuntamientos para la elaboración de los proyectos de extensión―, una información mínima que permitiera realizar los trabajos. Parte fundamental de esa información eran los levantamientos cartográficos. Se consideraba un trabajo previo que no podía ser asumido por los concursantes, dado el sobreesfuerzo que supondría para ellos y por otra parte evitaba que los posibles errores de base parcelaria que hubiera en los proyectos fueran achacables a los autores. El más completo de estos informes municipales fue el que elaboró el Ayuntamiento de Madrid para su concurso de extensión de 1929.67

Las autoridades municipales de Ceuta comenzaron a trabajar en la elaboración de un levantamiento taquimétrico de los terrenos para que fuera posible la realización de una propuesta de ensanche de la población y de cualquier otra intervención urbanística que se pudiera considerar. La autoridad municipal contrató en 1927 al arquitecto José Blein Zarazaga para realizar ese levantamiento topográfico taquimétrico.

La Comisión permanente de la Junta Municipal, presidida de forma accidental por el ingeniero de caminos Álvaro Bielza Laguna (1895-1985), decidió en marzo de 1928 abrir un concurso de proyectos de ensanche entre ingenieros y arquitectos españoles estimando un reparto de premios de 115.000 pesetas.68 El 12 de abril de ese año se publicó en el Boletín Oficial de Ceuta el acuerdo de aceptación de «las bases del concurso de urbanización del primer y segundo ensanche de Ceuta». El arquitecto municipal José Blein Zarazaga fue el encargado de elaborar las bases del concurso.

El 30 de abril de 1928 la revista La Construcción Moderna se hizo eco de la convocatoria del concurso especificando la dotación de 155.000 pesetas para repartir en premios entre los participantes.69 Esta elevada cantidad económica da idea de la alta consideración que se quería dar al concurso. Un referente que podría servir de comparación es la dotación económica de los premios del concurso de extensión de Madrid de 1929, que en su resolución final optó por la siguiente distribución de las 300.000 pesetas destinadas a los premiados: para el anteproyecto de Jansen-Zuazo, 100.000 pesetas; para Ulargui-Czekelius, 75.000 pesetas; para Paz Maroto, 35.000 pesetas; para Fonseca-Chávarri-Cárdenas, 35.000 pesetas; para Escario, 30.000 pesetas; y para Cort-Stübben, 25.000 pesetas. En el concurso de anteproyectos de extensión de Bilbao de 1926 el ganador, el prestigioso urbanista alemán Josef Stübben, recibió un premio de 12.000 pesetas; el segundo premio, para los bilbaínos Estanislao Segurola y Félix Agüero, fue de 9.000 pesetas; y siete premios más de 3.000 pesetas para otros concursantes, por presentar ideas de interés: César Cort, Emiliano Amann, Federico Ugalde, Fernando Rosales, Francisco Durán, Francisco Wais y Antonio M. Setién; en este concurso también participaron Fernando García Mercadal y Otto Bünz. En todas las bases de las convocatorias se especificaba que el ayuntamiento pasaba a ser propietario de las propuestas presentadas, con autoridad para disponer libremente de cualquiera de las ideas presentadas por los concursantes que resultaran premiados con alguna retribución.

El 28 de noviembre de 1929 se publicó en la prensa local y nacional el anuncio de la convocatoria del concurso de anteproyectos para el ensanche de Ceuta.70 El 8 de diciembre de 1929 se publicó finalmente la convocatoria del concurso para el ensanche de la ciudad de Ceuta con tres premios de 8.000 pesetas para los tres mejores anteproyectos y un premio de 45.000 pesetas a la propuesta ganadora.71 La convocatoria no tuvo mucha repercusión, a pesar de la elevada cuantía económica de los premios, que, con una rebaja sustancial respecto a la cantidad prevista inicialmente, era bastante alta comparada con los concursos de similares características. Sin duda, la lejanía de la ciudad debió ser un condicionante de peso a la hora de lanzarse a la participación en el concurso. Se presentó una sola propuesta firmada por el arquitecto Fernando García Mercadal y su colega alemana Erna Foertsch.72 Esta arquitecta, de familia de origen alemán aunque nacida en Argentina, había sido discípula de Hermann Jansen en Berlín, por cuya universidad se había titulado, y vivía afincada en España por su matrimonio con un periodista español. Dado que Fernando García Mercadal había tenido una estrecha relación con Hermann Jansen al hilo su estancia en Berlín, en el Seminario de Charlottemburg, durante el curso 1925-1926, fruto de su pensionado en la Academia de España en Roma, no resulta extraña esta colaboración profesional.

Los trabajos conjuntos en materia de urbanística entre arquitectos alemanes y españoles no eran infrecuentes. Mercadal participó en el concurso de extensión de Bilbao junto con Otto Bunz, profesor asistente de Jansen en el Seminario de Charlottemburg, y tradujo el libro Urbanización. Plan Regional de Otto Bunz (1930), que aunque ciertamente no tuvo mucha difusión, fue una traducción y edición resultado de la colaboración entre Fernando García Mercadal y el arquitecto alemán Otto Czequelius. Y nada menos que tres fueron las parejas mixtas hispanoalemanas participantes en el concurso de extensión de Madrid de 1929: Secundino Zuazo con Hermann Jansen, César Cort con Josef Stubben y Saturnino Ularqui con Otto Czequelius.73

Éste no era el primer acercamiento de Fernando García Mercadal a la ciudad de Ceuta. En sus trabajos arquitectónicos en el ámbito de la arquitectura doméstica había redactado en 1925 el proyecto de una vivienda para el mencionado ingeniero Álvaro Bielza Laguna, que había sido subdirector de la Junta de Obras del puerto de Ceuta a la par que había ocupado determinados cargos en la Junta Municipal. Así, en 1926 fue nombrado vocal titular de la Comisión Permanente y un año después vicepresidente primero de la Junta Municipal hasta que en julio de 1928 fue destinado a la dirección del Canal de Isabel II en Madrid. Por otra parte, Bielza Laguna estaba relacionado con la familia de los Díaz-Caneja ―para los cuales García Mercadal había realizado en 1931 un proyecto de vivienda en la calle de Zurbano de Madrid― por amistad y matrimonio. La maqueta de la vivienda realizada por García Mercadal para Álvaro Bielza fue ampliamente difundida al ser una de las primeras propuestas de vivienda racionalista de las proyectadas en España. Fernando García Mercadal74 había sido uno de los introductores de la arquitectura del Movimiento Moderno en España, ejerciendo un papel pionero en Madrid del mismo modo que Josep Lluís Sert lo haría un poco más tarde en Barcelona. Además, había sido el anfitrión y guía de Le Corbusier en Madrid durante su primer viaje a España en mayo de 1928, lo que propició que asistiera a la reunión del castillo de La Sarraz en Suiza donde se fundaron los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM), dedicados a difundir los principios de la arquitectura y la ciudad funcional. En España, esta propaganda internacional contó con un efectivo medio de difusión a través de la publicación de la mencionada revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea, soportada por el GATEPAC, grupo al que perteneció García Mercadal como miembro fundador.

4.3. La descripción de la propuesta de Fernando García Mercadal

En el artículo «El Ensanche de Ceuta»75 sobre su propuesta de extensión de la ciudad norteafricana, García Mercadal incluyó entre sus ilustraciones varias perspectivas en las que destacaba la utilización de un claro lenguaje racionalista en edificios como el restaurante o la estación marítima. En ese caso se obviaba cualquier tipo de reminiscencia neoárabe. Sin embargo, el trazado urbano de la propuesta de ensanche presenta todavía un tratamiento académico en sus criterios compositivos, utilizando sólo una incipiente zonificación en el uso de las tipologías de vivienda y en la intención de separación del núcleo residencial de la localización de la zona industrial. Por otra parte, Mercadal introdujo en su propuesta la piscina y los parques infantiles como ejemplo de los nuevos usos urbanos que desde los CIAM empezaban a publicitarse bajo el concepto de ocio de las masas. Como dato de partida para el proyecto, García Mercadal consideró una población de 26.000 personas, a las que se sumaban 4.000 habitantes más que vivían en el Campos Exterior. El problema principal que había que resolver era la sobreocupación de la ciudad, aislada entre sus tres recintos amurallados, y que contaba con un patrimonio edilicio en estado muy precario. La solución a esta problemática pasaba por la propuesta de un ensanche como único modo de abordar el problema. La superficie considerada llegaba hasta el límite marcado por el arroyo de Fez, coincidente con el límite de la ciudad de 1844. El ámbito de la intervención incluía por tanto las ruinas de Ceuta la Vieja, cuyas murallas, al igual que ocurriría en las propuestas posteriores, no suscitaron ningún tipo de interés en cuanto a su posible conservación patrimonial.

García Mercadal especificaba en la memoria de su anteproyecto cómo su propuesta de ensanche se organizaba en tres grandes áreas residenciales cuyas dotaciones, con independencia de su localización, no presentaban ninguna singularidad respecto de las manzanas residenciales, destacando sólo el caso de las varias iglesias proyectadas. Toda la propuesta era soportada por una estructura reticular que se deformaba para adaptarse a la topografía del lugar. Las manzanas con edificación perimetral cerrada se localizaban en la zona más próxima a la ciudad consolidada, dando paso en las zonas más alejadas a una edificación en forma de bloque abierto y vivienda aislada para organizar el espacio urbano, donde enfatizaba el frente edificado si había intención de potenciar la calle o daba permeabilidad a los espacios interiores cuando quería dar porosidad al espacio abierto. Un primitivo cul-de-sac o fondo de saco con una edificación residencial como cierre de perspectiva fue el recurso utilizado por García Mercadal para cortar las calles que no tenían salida.

Estas diferentes áreas se conectaban con la carretera de Tánger, que pasaba a convertirse en un paseo marítimo en su prolongación en la fachada norte de la ciudad histórica, y con una vía a modo de circunvalación en la fachada sur, que conectaba con el viario de la primera zona de ensanche. La continuidad viaria entre el casco urbano y la extensión se conseguía con dos vías paralelas. Una calle interior paralela a las anteriores, que se bifurcaba en la plaza de África hacia las vías perimetrales, estructuraba el casco urbano. En la zona de acceso al Campo Exterior se localizarían la estación de autobuses, vinculada a la estación de ferrocarril y a la terminal portuaria, potenciando así las infraestructuras de comunicación como elementos de trabazón entre la extensión y el casco urbano. Amplias superficies boscosas absorbían el desnivel topográfico que había entre las diferentes zonas, como ocurría por ejemplo en el entorno del arroyo de la Ribera del Puente. Además, la conexión sur entre las diferentes zonas incluía la construcción de un viaducto para salvar la pronunciada pendiente. Otras zonas verdes de la propuesta eran el parque de La Puntilla y los alrededores de la piscina pública, localizada próxima al Llano de las Damas. El concurso fue declarado desierto por un jurado compuesto, entre otros, por los arquitectos José Blein, como arquitecto municipal, Antonio Flórez Urdapilleta76, nombrado por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y Luis Lacasa, designado por los concursantes como secretario. El motivo de la decisión adoptada fue la inviabilidad económica de la única propuesta presentada, que era la de Fernando García Mercadal y su socia alemana. Su valoración fue resumida en una escueta y rotunda frase: el «único anteproyecto presentado no reúne a su juicio, condiciones suficientes para que al ser desarrollado responda exactamente a las futuras necesidades de la ciudad, reconociendo en sus autores gran competencia en esta materia y aconseja a la Junta Municipal que abra un nuevo concurso con ligeras modificaciones en las bases».77 La opción de declarar desierto el concurso de extensión de la ciudad, no siempre llevaba implícito la convocatoria de un nuevo concurso, ya que las autoridades municipales podían decidir desarrollar un proyecto con los medios internos disponibles y retomar algunas ideas de las diferentes propuestas presentadas.

Fotografías realizadas por Fernando García Mercadal de la Puerta de Ceuta en Tetuán (arriba); de una calle de Ceuta (abajo izquierda) y del puerto de Ceuta (abajo derecha). Servicio Histórico del COAM.

Fernando García Mercadal y Le Corbusier,El Escorial, mayo de 1928. Fondation Le Corbusier, París.

Retrato de Erna Foertsch. Reproducido en Margarita Nelken, «La vida y nosotras», Blanco y Negro, 6 de julio de 1930, p. 89.

Proyecto de casa para Álvaro Bielza en Ceuta de Fernando García Mercadal, 1925. «FGM: 1919-1972», Nueva Forma, no 69, 1971.

Fotografías de la maqueta de la casa para Álvaro Bielza en Ceuta de Fernando García Mercadal, 1925. «FGM: 1919-1972», Nueva Forma, no 69, 1971.

Portada del primer número de la revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea en el que aparece el título del artículo «Ensanche de Ceuta», finalmente no publicado hasta el siguiente número.

Portada del número 2 de la revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea donde se incluye el artículo «Ensanche de Ceuta».

Fernando García Mercadal, «Ensanche de Ceuta», AC. Documentos de Actividad Contemporánea, no 2, p. 34. Propuesta de Fernando García Mercadal para el concurso de ensanche de Ceuta de 1929, publicada en la revista AC. Plano de ensanche (arriba) y proyecto de restaurante en un parque (abajo).

Fernando García Mercadal, «Ensanche de Ceuta», AC. Documentos de Actividad Contemporánea, no 2, p. 35.

Plano del ensanche de Ceuta de Fernando García Mercadal, 1930. «FGM: 1919-1972», Nueva Forma, no 69, 1971.

El ensanche de Ceuta de Fernando García Mercadal, 1930. «FGM: 1919-1972», Nueva Forma, no 69, 1971.

Proyecto de Hermann Jansen para Ankara, Der Stadtebau, 11, 1929, p. 283. Su influencia se deja sentir en el trabajo de Fernando García Mercadal y Erna Foertsch en Ceuta.

Espacios urbanos de la propuesta de ensanche de Ceuta de Fernando García Mercadal y Erna Foertsch, 1930.

Propuesta de Fernando García Mercadal para el concurso de ensanche de Ceuta de 1930, donde se han marcado las diferentes zonas definidas por el autor.

Exposición de los principios de la ciudad funcional con motivo de la preparación del IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), cuya celebración estaba prevista en Moscú. «La ciudad funcional», AC. Documentos de Actividad Contemporánea, no 5, 1932, p. 17.F

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