Más que cerámicas: Restos arquitectónicos medievales islámicos en Ceuta

Introducción
Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Bibliografía

Capítulo 2

Pasaje Fernández

Si en el caso del baño nos encontramos ante un edificio que nos ha llegado aislado de su contexto urbano y del que al menos se tenía constancia desde hace 40 años, una de las más notables sorpresas de la arqueología ceutí en estos últimos años ha sido la recuperación de un fragmento de esa Ceuta medieval en un excelente estado de conservación en el solar del Pasaje Fernández.

Los trabajos dieron comienzo en 2008 con una intervención arqueológica preventiva dirigida por J. Suárez. En ella se documentó un cementerio del siglo XVIII. La continuación de las pesquisas, dirigidas por J. Suárez y F. Villada, hizo posible localizar en el sector oriental de la parcela los vestigios de un mihrab, a una notable profundidad, lo que obligó a ampliar el área investigada. A la conclusión de la excavación, un fragmento de casi unos mil metros cuadrados de la medina ceutí fue puesto al descubierto, lo que convierte a este lugar, junto a Huerta Rufino, en una de nuestras principales fuentes de información sobre el urbanismo medieval de Ceuta.

En el espacio del que disponemos tan solo podemos ofrecer nada más que una primera aproximación sobre estos hallazgos (lám. 8).

Lám. 8. Pasaje Fernández durante su excavación. Fotografía Arqueotectura S. L.

Las construcciones excavadas, levantadas en dos terrazas, se articulan en torno a un eje viario principal, de casi cuatro metros de ancho, que atraviesa en dirección norte-sur la parcela. Diversas calles de menor rango conducen perpendicularmente a ella permitiendo la comunicación entre las distintas terrazas (lám. 9).

Lám. 9. Vista general de los restos exhumados en Pasaje Fernández. Fotografía Figlina S. L.

Entre las viviendas documentadas destaca una, situada al sur del oratorio, por haberse conservado íntegramente su planta con una superficie aproximada de 60 m². Responde al modelo ya conocido de casa con patio central a cielo descubierto y crujías en algunos de sus lados en las que se ubican las distintas estancias. El acceso a la casa se hace a través de un zaguán en recodo con un escalón de ingreso marcado por un sillar elevado respecto a la cota de la calle principal. A la derecha, encontramos una pequeña letrina y a continuación el patio central. Este ocupa la mayor parte del espacio de la casa y se encuentra a un nivel algo inferior a las tres habitaciones perimetrales que se abren a él, una de ellas identificada como cocina.

Una novedad aportada por el estudio de esta vivienda ha sido la localización de una escalera que desde el interior del patio permitiría el acceso a un segundo nivel (fig. 6 y lám. 10).

Fig. 6. Restitución volumétrica de una de las viviendas de Pasaje Fernández

Lám. 10. Detalle de la escalera de acceso dentro de una de las viviendas. Fotografía Figlina S. L.

Ha podido ser investigado también un sistema viario con calles de distinta consideración. La más importante, de casi cuatro metros de anchura, debió de ser uno de los ramales en dirección norte-sur que partía de la arteria principal que atravesaba el actual sector de la Almina. En esta calle confluyen una serie de adarves de menor tamaño, trazado rectilíneo y ortogonales respecto al eje principal (lám. 11).

Lám. 11. Vista parcial de la vivienda y la calle lateral. Al otro lado de la calle, restos de otras edificaciones. Fotografía Figlina S. L.

Pero sin duda el edificio más destacado de los puestos al descubierto es un oratorio de planta rectangular, conservado hasta una altura de dos metros. Se accede a su interior desde la calle principal a través de un pequeño patio. En su qibla se abre el mihrab (fig. 7 y láms. 12, 13 y 14).

Fig. 7. Restitución del oratorio de Pasaje Fernández

Lám. 12.Quibla del oratorio. Fotografía Arqueotectura S, L.

Lám. 13.El oratorio. Fotografía Arqueotectura S, L.

Lám. 14.Detalle del mihrab. Fotografía Arqueotectura S, L.

La urbanización planificada e intensiva del lugar se produce en momentos anteriores a los de otros lugares conocidos como Huerta Ruino, Calle Santander o Serrano Orive. En este caso, parece que debemos remontarnos a una fase tardoalmohade o azafí, mientras que en los lugares antes citados la urbanización de la zona no se realiza posiblemente antes del siglo XIV. Ligado a ello, y a diferencia de estos otros lugares donde sólo se han podido apreciar modificaciones o reestructuraciones que afectan al interior de los edificios, en este caso apreciamos importantes reformas urbanas en las que las edificaciones son adaptadas a elementos preexistentes.

Otros datos de interés se relacionan con las infraestructuras urbanas ligadas al aprovechamiento del agua. Las excavaciones pusieron de manifiesto la existencia de un complejo sistema colectivo y jerárquico de evacuación de aguas pluviales y residuales del que no se tenía documentación en la ciudad. Hasta el momento, sabíamos de la existencia de letrinas y desagües que vertían de manera independiente a pozos ciegos y calles. Hoy sabemos de la existencia de un complejo sistema de alcantarillado subterráneo al que iban a confluir las evacuaciones de los edificios colindantes con la calles, al menos en algunos sectores de Ceuta (lám. 15).

Lám. 15.Interior de la red principal de evacuación de aguas

En las viviendas de Huerta Ruino la evacuación de pluviales y residuales se realiza de forma independiente. Las aguas pluviales que no se captaban para su consumo se vertían hacia las calles a través de los muros perimetrales de las viviendas mediante canalones, atarjeas o aberturas practicadas en ellos. En Pasaje Fernández se ha documentado la existencia de un sistema conjunto de evacuación de aguas que implica un planeamiento urbanístico previo y un mayor grado de complejidad. Partiendo de cada una de las casas se extiende una red por debajo del trazado urbano que recoge tanto las aguas pluviales (mediante sumideros y albañales) como residuales y fecales. Esta red de canalizaciones entre otras funciones minimizaba los perjuicios que el agua de lluvia pudiera causar en el núcleo urbano pues su rápida evacuación impediría los deterioros causados por avenidas de agua y las humedades en los paramentos de los edificios. Esto es especialmente relevante en el caso ceutí en el que gran parte de la trama urbana estaba dispuesta en terrazas a distintas alturas que regularizaban los desniveles de su topografía.

Su organización iba en orden creciente desde las atarjeas de menor diámetro que daban salida al agua de las viviendas hasta unos colectores de mediano tamaño que las recogían y que irían a concluir en los grandes desagües que conducirían el conjunto de las aguas al exterior de la ciudad. En la zona central de la calle excavada en el mencionado solar se documentó una gran canalización subterránea construida mediante ladrillos y lajas de piedra a la que iban a desaguar otras de dimensiones menores procedentes de los inmuebles cercanos.

La importancia de este conjunto de edificaciones llevó a la Comisión de Patrimonio Cultural y a la Ciudad de Ceuta a tomar la decisión de conservarlos obligando a modificar el proyecto constructivo del edificio de viviendas allí previsto y permitiendo de este modo su futura adecuación para la visita.

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