Más que cerámicas: Restos arquitectónicos medievales islámicos en Ceuta
Capítulo 1
El baño de la plaza de la Paz
Este baño fue identificado en 1970 por Posac tras el derribo de unas viviendas que lo ocultaban, y conservado, gracias a su gran tesón, en la plaza de la Paz. Fue objeto de estudio por parte de C. Gozalbes (Gozalbes, 1995) y Pavón (Pavón, 1990) que lo describieron, detallaron algunas de sus características constructivas esenciales, propusieron dataciones y realizaron propuestas en torno al posible uso de las distintas salas. Recientemente, Fournier lo estudió nuevamente gracias a una beca dotada por el Instituto de Estudios Ceutíes cuya memoria permanece aún inédito.
Dos campañas de excavación dirigidas por los autores fueron llevadas a cabo en 2000 y 2004 respectivamente. Permitieron identificar no sólo la función de cada una de las salas sino también la evolución sufrida por el edificio (lám. 1). Las intervenciones en el baño culminaron en 2006 cuando fue restaurado para su visita pública bajo la dirección del arquitecto Javier Arnáiz.
Lám 1. El baño árabe durante su excavación
En cuanto al primer aspecto, la identificación de la funcionalidad, ha de recordarse en que estos edificios responden a un esquema bastante repetitivo. Básicamente, presentan una planta de tendencia rectangular, en la que tras una primera sala de ingreso, que funciona como vestuario donde el usuario se despojaba de sus vestimentas y se calzaba con sandalias de altas suelas para aislarse del calor, se disponen sucesivamente las salas frías, tibia y caliente, de diferentes tamaños y equipamiento en función de cada espacio concreto. Las zonas de servicio con la caldera, almacén de leñas, transporte de agua, etc., quedaban restringidas al personal de servicio y separadas de la zona pública.
Desde un punto de vista estructural, el punto más complejo es la sala caliente y el horno. El calor producido mediante la combustión de la leña se hacía circular bajo la sala caliente saliendo a través de unas conducciones empotradas en las paredes que acababan en las cubiertas. Ha de recordarse que estos baños, a diferencia de las termas romanas, no eran generalmente de inmersión -aunque en algunos de ellos se han documentado algunas bañeras- sino de vapor, que se generaba arrojando agua fría sobre el suelo caliente. A veces, el vapor producido al calentar agua en una caldera era conducido también al interior de la sala caliente.
Las salas estaban cubiertas con bóvedas en las que se abrían pequeños vanos o luceras con cristales, que iluminaban el interior. Estos y las puertas eran los únicos huecos abiertos al exterior lo que permitía una mínima pérdida del calor producido, aprovechamiento que era maximizado además por la construcción semienterrada de estos edificios.
En el caso concreto del baño ceutí la entrada se realizaba, en el momento de su abandono, a través de una estancia de planta cuadrangular situada al SE posiblemente utilizada como vestuario y sala de ingreso. En ella se localizó un aljibe, unas letrinas y una pequeña estructura destinada a contener agua en su esquina SW que desaguaba mediante una canalización en un pequeño estanque ya dentro de la sala fría. La localización de algunas basas marmóreas de columnas permite pensar que este espacio estaría posiblemente porticado. No pudo ser excavada en su totalidad por lo que no puede determinarse con exactitud si el vano de entrada se encontraba en el lado sur o en el este.
Desde allí, y a través de una estrecha puerta rematada con un arco ultrasemicircular, se accedía a una nueva sala, la sala fría, de planta rectangular y cubierta por una bóveda de cañón con luceras troncopiramidales. Contaba con una alhanía en su extremo sur enmarcada por arcos ultrasemicirculares geminados. Su lado oeste se encontraba inusualmente abierto a otra sala, que consideramos una am pliación de esta sala fría construida en época mariní. A la que se accedía a través de una doble arquería también de arcos ultrasemicirculares (lám 2). Esta ampliación contaba a su vez con dos alhanías cerradas con techo plano, en tanto que la cubierta del espacio central se resolvía con una bóveda de crucería. También aquí existían luceras, en este caso de forma estrellada.
Lám 2. Sala fría del baño tras su restauración.
En el extremo norte de la sala fría, se abría otra puerta que comunicaba con la sala tibia, algo mayor que la anterior, también con cubierta de bóveda de cañón y luceras troncopiramidales. En el lado oeste de esta sala es claramente visible otra puerta que se encontraba cegada (lám. 3) y que, en la actualidad, conduce al exterior del baño. Se trata de una solución muy extraña en este tipo de construcciones que sugiere que el baño había sufrido importantes reformas (lám. 4). Un nuevo vano abierto en la pared este conducía a la sala caliente, con dos alhanías en sus extremos algo elevadas respecto a la cota de suelo general que quedaba formalizada con dos arcos ultrasemicirculares y columna o pilar central. Como en el caso anterior, también aquí la cubierta era una bóveda de cañón con luceras troncopiramidales. En el extremo noroccidental de esta sala, una puerta conducía a un espacio situado a una cota sensiblemente inferior al que se descendía mediante unas escaleras se interpreta hipotéticamente este espacio como una piscina o estanque destinado a contener agua.
Lám 3. Vano cegado en el muro occidental de la sala tibia.
Lám 4. Sala templada del baño. A la izquierda puede verse el vano que permite el acceso a la sala cálida. Al fondo, tras la alhanía, vano que comunica las salas frías y tibia.
El suelo de esta estancia se sostenía sobre varios pilares de ladrillos de notable envergadura que formaban entre ellos una serie de pasillos por los que discurría el aire caliente. Empotrados en sus muros oeste y este fueron descubiertas cuatro conducciones verticales construidas con piezas tubulares encajadas unas en otras, que facilitaban el tiro permitiendo la salida del aire caliente del subsuelo al exterior calentando de este modo también las paredes de esta sala y de la sala tibia (lám. 5).
Lám 5. Sala caliente.
Al este de la sala caliente y sin comunicación con ella más que en el subsuelo se encontraban las dependencias del servicio del baño (leñera y horno). Como hemos mostrado, este esquema es bastante peculiar lo que, unido a otros indicios, nos ha llevado a trazar una hipótesis de su evolución. Existen algunos indicios de su primitiva configuración.
En primer lugar, en las fotografías conservadas tras el derribo de las edificaciones que lo ocultaban, observamos lo que parece ser un aljibe en el lado oeste, algo alejado del actual edificio (lám.6). Por otra parte, la presencia de una puerta cegada en la pared oeste de la sala templada, a la que ya nos hemos referido, parece indicar la existencia de otra sala hoy desaparecida (lám. 3).
Lám 6. Imagen del baño poco después de la demolición de las viviendas que lo ocultaba. En los círculos, la entrada de los dos albijes señalados en el texto.
Antes de la construcción del baño existía en este lugar otra edificación, quizás una vivienda. El único muro identificado de ella (el resto fue destruido por la construcción del baño o permanece oculto bajo su suelo) fue reaprovechado como cimiento del muro este de la actual sala caliente. Fue horadado en algunos lugares para permitir el paso del aire caliente producido en la caldera. Ningún otro indicio cronológico, salvo la relación estratigráica entre ambas estructuras, ha podido ser documentado, por lo que su datación no puede concretarse más allá de señalar que, dado que la ocupación de este espacio se produce en época omeya o ligeramente posterior y la construcción inicial se sitúa posiblemente en el periodo almohade, su datación debe situarse en algún momento entre la segunda mitad del siglo X y el siglo XIII.
Basándonos en estos indicios y en los resultados obtenidos en la excavación proponemos la siguiente hipótesis en la evolución de este baño.
En una primera fase, que disponemos aproximadamente en el periodo almohade, fue construido un baño que respondería al esquema clásico de salas rectangulares sucesivas de dimensiones semejantes, con cubiertas de bóveda de cañón y recorrido en sentido oeste-este (fig. 1).
Fig 1. Recreación del baño correspondiente a su primera fase.
Para su edificación se procedió a rebajar el terreno, que presentaba un pronunciado buzamiento en dirección sur-norte. Se formó por tanto una terraza en la que el baño quedó parcialmente encajado. Esto contribuía a preservar el calor necesario dentro de sus instalaciones y facilitaba el abastecimiento de aguas aprovechando el desnivel natural del terreno.
Como indicamos, la disposición inicial del baño puede ser intuida a través de diversos indicios. Es muy posible que el aljibe que se observa al oeste de la edificación actual en las fotografías tomadas cuando fue descubierto el baño marcase el emplazamiento de la sala de ingreso original. Desde ella se accede ría a las salas fría, tibia y caliente sucesivamente. La sala fría en esta primitiva configuración del baño habría desaparecido por completo quedando como único testimonio de su existencia el vano cegado en la pared occidental de la actual sala tibia que permitiría la comunicación entre ambas salas. Es muy posible que en ese primer momento las salas fría y tibia formasen una única estancia⁵, siendo también probable que la sala caliente fuese de mayores dimensiones al ocupar parte de la presente sala de ingreso.
5. La actual disposición de estas salas es bastante peculiar. Así, y dejando de lado la cuestión de la ampliación de la sala fría claramente posterior, la sala fría presenta una única alhanía en su lado sur abriéndose el acceso a la sala tibia frente a ella. Traspasado el umbral, se ingresa a la sala tibia por una alhanía lo que no es habitual. Es posible que las actuales salas fría y tibia (ambas son contiguas y comparten idénticas características constructivas) formasen en un primer momento una única estancia con sendas alhanías en sus extremos.
Una importante reforma se produce algo después. El baño reduce sus dimensiones al ser demolidas la sala de acceso y la sala fría inicial. Ello obligó a una completa reestructuración, manteniendo la ubicación de la sala caliente y la caldera, pero trasladando el acceso al otro extremo y subdividiendo la primitiva sala templada a in de destinar parte de la misma a sala fría. Es posible también que la sala caliente viese reducidas sus dimensiones a in de instalar la nueva área de ingreso (fig. 2).
Fig 2. Recreación del baño correspondiente a su segunda fase.
La solución no pareció demasiado satisfactoria pues quizás entonces o poco después, ya en época mariní, un nuevo cuerpo fue añadido a la sala fría (fig. 3).
Fig 3. Recreación del baño correspondiente a su tercera fase.
El baño de la plaza de la Paz, en el arrabal que al-Bakri había denominado de los Tres Baños, se encontraba en un área plenamente urbanizada. Lugares de encuentro social y de gran afluencia de público, los baños solían situarse junto a calles principales o en las principales puertas de las ciudades y su perímetro es taba ocupado por numerosas tiendas que aprovechaban el intenso tránsito de sus inmediaciones. Así debió de ser también en el caso que nos ocupa.
Para terminar, indicaremos de una parte, como ya hemos señalado, que han sido encontrados vestigios de una edificación, quizás una vivienda, anterior a la construcción del baño en este emplazamiento. De otra, que la planta final con servada del hamman presenta unas salas ligeramente irregulares debido a que el muro perimetral al norte no es exactamente paralelo al sur, quizás debido ello a la necesidad de adaptarse a un elemento preexistente⁶ que obliga a esta solución de compromiso.
6. Tal vez se trate de la muralla que defendía el arrabal por su frente norte.
En resumen, lo que no eran más que unos vestigios de un edificio del que apenas sabíamos su función (baño) y su cronología aproximada (islámica) es hoy un monumento relativamente bien conocido en cuanto a su evolución, cronología y funcionamiento, restaurado y abierto al público para su disfrute y conocimiento (figs. 4 y 5 y lám. 7).
Fig 4. Plano actual del baño.
Fig 5. Reconstrucción axonométrica realizada por C. Navío del baño en su tercera fase.
Lám 7. El baño antes y después de su restauración.

