Los Ḥammām-s de la madīnat Sabta
Una aproximación a partir de los textos árabes y de la arqueología
INTRODUCCIÓN¹
En el Islam, se utiliza la palabra ḥammām (pl. ḥammāmāt) para designar el baño. Representa el lugar donde se realiza el aseo, ya sea en un edificio especificado o una simple habitación. Puede ser construido en varios lugares como ciudades, fortalezas, casas y palacios. De origen árabe, el término ḥammām deriva de la raíz ḤMM que evoca la idea de calor. El lexicógrafo egipcio Ibn Manẓūr (m. 1311) muestra en su diccionario de árabe, el Lisān al-ʿArab (Ibn Manẓūr 1981: 1006‐1112), que el agua puede ser calificada de maḥmūm cuando está caliente, que el sustantivo ḥamīma designa un agua caliente o calentada, y que el miḥamm es el utensilio para calentar el agua. Según este mismo autor, el mustaḥamm es el sitio donde uno puede lavarse con agua caliente; del mismo deriva el vocable ḥammām. El verbo istaḥamma, formado sobre la misma raíz, significa “lavarse con agua caliente” (mā’ ḥamīm) o “tomar un baño caliente”. Desde un punto de vista etimológico, las palabras ḥammām como ḥamma (o ḥāmma) están asociadas al agua y al calor². Ibn Manẓūr habla también de otro término, ḥamma, que es una fuente de agua caliente con una finalidad terapéutica que puede curar enfermos. Contrariamente al agua del ḥammām, calentada artificialmente, en este caso el agua está caliente de manera natural. Se utilizan estos dos vocablos durante la Edad Media y se refieren para ḥammām a un espacio donde se realiza el aseo con agua caliente y para ḥamma a una fuente termal.
En el Islam, se utiliza la palabra ḥammām (pl. ḥammāmāt) para designar el baño. Representa el lugar donde se realiza el aseo, ya sea en un edificio especificado o una simple habitación. Puede ser construido en varios lugares como ciudades, fortalezas, casas y palacios. De origen árabe, el término ḥammām deriva de la raíz ḤMM que evoca la idea de calor. El lexicógrafo egipcio Ibn Manẓūr(m. 1311) muestra en su diccionario de árabe, el Lisān al-ʿArab (Ibn Manẓūr 1981: 1006‐1112), que el agua puede ser calificada de maḥmūm cuando está caliente, que el sustantivo ḥamīma designa un agua caliente o calentada, y que el miḥamm es el utensilio para calentar el agua. Según este mismo autor, el mustaḥamm es el sitio donde uno puede lavarse con agua caliente; del mismo deriva el vocable ḥammām. El verbo istaḥamma, formado sobre la misma raíz, significa “lavarse con agua caliente” (mā’ ḥamīm) o “tomar un baño caliente”. Desde un punto de vista etimológico, las palabras ḥammām como ḥamma (o ḥāmma) están asociadas al agua y al calor2. Ibn Manẓūr habla también de otro término, ḥamma, que es una fuente de agua caliente con una finalidad terapéutica que puede curar enfermos. Contrariamente al agua del ḥammām, calentada artificialmente, en este caso el agua está caliente de manera natural. Se utilizan estos dos vocablos durante la Edad Media y se refieren para ḥammām a un espacio donde se realiza el aseo con agua caliente y para ḥamma a una fuente termal.
1. Quiero agradecer en primer lugar el Instituto de Estudios Ceutíes por haberme concebido una beca de investigación y por su disponibilidad durante mi estancia en Ceuta. También, mi gratitud va a Caroline Cano quién realizó la revisión del texto de este estudio.
2. Se puede notar que la palabra thermae, empleada durante la Antiguëdad romana, indica la presencia de espacios calentados y sirve para designar los baños calientes (Rebuffat 1991: 23).
El lugar para lavarse puede adoptar formas tan diversas como una sencilla habitación en casa (por ejemplo, una zona reservada con un barreño de agua) o grandes establecimientos públicos. El ḥammām como elemento arquitectónico es fácilmente identificable desde un punto de vista arqueológico porque necesita instalaciones específicas: un sistema de calefacción con hipocausto, horno y chimeneas de evacuación del aire caliente y, por otra parte, un sistema hidráulico compuesto de cisternas, pilas, canalizaciones de abastecimiento y evacuación del agua. Porque hay un intenso calor y un importante índice de humedad, las construcciones de ḥammām-s presentan a menudo gruesos muros y cubiertos por bóvedas para una eficaz circulación del aire caliente. El conjunto de estos elementos permite reconocer una estructura balnearia. Gracias a esta robusta configuración, hoy en día se conservan numerosos baños. Los primeros ḥammām-s aparecen en el Oriente Próximo en el siglo VIII. Están asociados a menudo con residencias de época omeya llamadas “los castillos del desierto”. Al contrario, no se conoce muy bien los baños públicos al principio del periodo islámico. En al‐Andalus, por ejemplo, aparecen ahora varios vestigios de ḥammām-s y se pueden fechar en la primera mitad del siglo IX³. Los baños, ya sean públicos o privados, se construyen hasta el final del periodo nazarí, en el siglo XV⁴. En el Magreb, las informaciones son actualmente mucho más escasas. Algunas excavaciones, como las recientes del baño de Aġmāt en el sur marroquí, nos hacen pensar que en el futuro conoceremos más precisamente el baño magrebí⁵. Se nota la existencia de edificios tempranos como el baño de Walīla en Marruecos, del final del siglo VIII (El Khayari, 1994), o de la fortaleza de Dougga en Túnez, de época aglabí (Poinsot 1958: 41), así como algunos baños de épocas almorávide, almohade y meriní, pero no existe ningúna síntesis. Nos consta que durante la Edad Media el ḥammām no se encuentra solamente en las zonas urbanas. La arqueología muestra que se utiliza también en el mundo rural y que está presente en los pueblos. Los geógrafos árabes, como Al-Idrīsī, mencionan, por ejemplo, estructuras balnearias en las zonas rurales andalusíes o en las qarya-s y territorios dependientes de ḥiṣn-s. Gracias a la arqueología, empezamos a conocer un poco más estos baños en la Península ibérica para las épocas almohade y sobre todo nazarí. Ningún estudio existe sobre este tipo de baño para el norte de África.
3. Se trata entre otros del baño de Oreto-Zuqueca situado en el municipio de Granátula de Calatrava (Ciudad Real, Castilla-La Mancha) excavado en los años 1996, 2000 y 2001 por Ana María Garcés Tarragona y Helena Romero Salas (Garcés Tarragona y Romero Salas, 2004).
4. Es posible que hubiesen sido construidos a principios del periodo moderno, en el siglo XVI por los moriscos. Por ejemplo, el baño de Cogollos de la Vega, en la región de Granada, habría sido construido hacia 1530 (Moya Morales 2004: 118).
5. Este baño de los siglos X-XIV, situado en la región de Marrakech, fue excavado en los años 2000 bajo la dirección de Ronald Messier (Vanderbilt University, Estados Unidos) y Abdallah Fili (Universidad El-Jadida, Marruecos). Ver: Fili, Capel y Meniser 2014.
El baño pertenece a diferentes espacios tanto públicos como privados: casas, palacios, fortalezas, ciudades y alquerías. A través de los textos árabes de la Edad Media y por los datos arqueológicos, se sabe que en Ceuta y en la región cercana, existieron baños en la madīna, en casas, en el alcázar y en la alcazaba, por lo menos de época meriní. Sabemos por la arqueología que existen ḥammām-s en los lugares de veraneo, en la zona periurbana y rural de Beliunes (Terrasse, 1976; Cressier et al., 1986a; Cressier et al., 1986b). Al principio del siglo XV, Al-Anṣārī no olvida en su descripción de la Ceuta medieval, y de su territorio sin el cual no puede vivir, que existían baños públicos en Beliunes y en los pueblos cercanos (Al-Anṣārī 1982-1983: 155). Baños públicos y baños privados equipan la ciudad como el espacio rural. Así, el baño pertenece a la estructura urbana de la madīnat Sabta a lo largo de la presencia árabe y musulmana en la Edad Media. La ciudad de Ceuta aparece como un área geográfica de estudio muy interesante ya que está situada entre al-Andalus y el Magreb, es decir, entre Europa y África del norte. Este puerto del Occidente mediterráneo es también una zona de intercambios y de traslados tanto económicos como culturales entre dos continentes y entre dos espacios del dār al-Islām. El estudio de los baños, a escala de una ciudad, permite tener una visión más precisa sobre un conjunto de cuestiones desarrolladas en una investigación reciente a propósito de los ḥammām-s andalusíes (Fournier, 2010). Asociando textos árabes de la Edad Media y los datos de la arqueología, se puede hacer un estudio en profundidad sobre los ḥammām-s ceutíes. Aunque falte una síntesis sobre los baños del Magreb, es posible ahora comparar los datos sobre los baños de Ceuta con las informaciones que tenemos para los edificios balnearios andalusíes y magrebíes. Así, quizás, sea posible esbozar las influencias e intercambios que pueden tener lugar en la construcción de este tipo de establecimiento entre al-Andalus y el Magreb. Es también interesante entender su uso y su función en la sociedad ceutí.
Antes de continuar con el estudio sobre los baños, es necesario describir la organización general del ḥammām que conocemos en la parte occidental del dār al-Islām. Se trata de un edificio relativamente sencillo y compuesto de dos zonas. La primera es la zona seca donde se encuentra el vestuario. La segunda es la zona húmeda con las salas del baño: fría, templada y caliente. A veces, la sala fría se confunde con el vestuario. En relación con los datos arqueológicos, tanto el ḥammām andalusí como el magrebí parece ser un baño de vapor. Un calor importante y una elevada humedad provocan la sudación del bañista para quitarse las impurezas. No es un baño por inmersión. Existen pilas en las diferentes salas del baño pero sirven para rociarse o coger agua con la que aclararse en alcobas individualizadas. El bañista entra primero en un vestuario donde puede dejar su ropa. A continuación, penetra en la sala fría y, poco a poco, hasta la última sala que es caliente. Los recorridos balnearios son generalmente sencillos: axial o acodado y retrógrado porque se vuelve siempre por las salas templada y fría al vestuario. Para designar cada uno de los espacios del ḥammām, emplearemos el vocabulario que parece en uso durante la época medieval (Fournier 2010:188-189). Así, se habla de bayt al-maslaj para el vestuario, bayt al-bārid para la sala fría, bayt al-wasṭī para la sala media y bayt al-sajūn para la sala caliente. Como estos elementos ya son precisados, tenemos ahora que presentar las fuentes que permiten un estudio sobre los baños de Ceuta. Los textos y la arqueología son las dos principales bases de datos. Se pueden completar por algunas observaciones etno-arqueológicas realizadas en algunas ciudades marroquíes.
Los textos
Intentamos realizar un examen exhaustivo de las fuentes escritas para asociarlas a los datos arqueológicos. Examinamos los textos árabes con el fin de apuntar todas las menciones de baño y todo indicio sobre el abastecimiento y el almacenaje del agua en la Ceuta medieval. El examen de la documentación portuguesa no dio resultados muy significativos, excepto algunas menciones como la famosa “cisterna mora” de Valentim Fernandes, al principio del siglo XVI (Fernandes 1938: 21-23). La mayor parte de las informaciones viene de la literatura de los autores árabes de la Edad Media, tanto de la de los occidentales como de la de los orientales. Más que simples menciones de baños, ofrecen, una visión del interior del edificio y de su importancia en el seno de la sociedad islámica. Aunque estas obras fueron redactadas por una élite letrada, presentan una imagen peculiar y subjetiva del baño. Por eso, realizamos una lectura sistemática de los textos árabes publicados y traducidos en una lengua occidental. La mayoría fue leída en versión árabe con el fin de observar el vocabulario empleado por los autores árabes. La palabra ḥammām en relación con la ciudad de Ceuta aparece varias veces en diferentes tipos de textos: descripciones de los geógrafos (Al‐Bakrī, Al-Idrīsī, Abū l-Fidā’ y Al-Anṣārī), obras enciclopédicas e históricas (Al‐ʿUmarī, Aḥmad al-Qalqašandī, Al-Bādisī e Ibn Marzūq) o en los textos jurídicos (Ibn ʿIyāḍ y Abū ʿUmar ibn al-Makwī al-Išbīlī). Completamos este primero inventario por las descripciones de Ibn Abī Zār’ y de León el Africano a propósito de las ciudades del Magreb (Fez y Tremecén). En paralelo, fue importante apuntar todo lo que podía estar relacionado con el agua. Los geógrafos parecen, en efecto, atentos a este elemento. Lo notamos desde la descripción de Al-Bakrī, al final del siglo XI, hasta la famosa descripción de Ceuta por Al‐Anṣārī, al principio del siglo XV. Así, estos autores ofrecen informaciones elementales sobre las estructuras balnearias. A veces, mencionan precisamente los edificios con un nombre y en ocasiones de manera muy general. Por eso, es aún muy difícil localizar estos baños en la ciudad medieval de Ceuta; su localización es más bien global. No obstante, podría ser interesante observar si estos establecimientos balnearios estaban asociados a otros edificios públicos. Quizás sean mencionados en diferentes periodos a lo largo de la Edad Media. Existen también menciones de ḥammām en algunas fatwā-s ilustrando asuntos, cada uno en su contexto preciso. Estas informaciones, circunscritas a un espacio y a una etapa en particular, permiten ver la postura de los juristas frente al baño público. También podemos conocer a través de estos textos los diferentes estatutos jurídicos del ḥammām. Finalmente, se pueden tener en cuenta los libros eruditos e históricos aunque ofrecen muy pocos datos. Así, los textos dan informaciones diversas y notables sobre los baños y el agua en la Ceuta medieval. Sigue una presentación detallada de los autores, obras y contextos de redacción.
Comenzamos con los libros geográficos y descriptivos de los autores árabes: los masālik wa-l-mamālik–s que mencionan instalaciones hidráulicas y edificios balnearios ceutíes. Ibn Ḥawqal es uno de los primeros autores en hacer referencia al abastecimiento en agua de la madīnat Sabta. Es originario de la Alta Mesopotamia y empieza, a partir del año 943, una serie de viajes hasta la parte occidental del dār al-Islām. Su Configuración de la Tierra escrita en los años 970-988 (Ibn Ḥawqal, 1938 e Ibn Ḥawqal, 1964) parece inspirada en el texto de Al-Iṣṭaḫrī (Miquel 1971: 810). Pinta un cuadro muy preciso de los lugares recorridos. En consecuencia, su Kitāb ṣurat al-ard es una obra de un valor incontestable y el historiador puede fiarse en sus datos.
Otro autor importante es el sabio andalusí Al-Bakrī. Acabada en 1068, su obra geográfica, el Kitāb al-mamālik wa-l-masālik, se conserva en fragmentos dispersos. La mayor parte trata del Occidente musulmán y presenta descripciones precisas de ciudades, aunque no parece que Al-Bakrī sea un viajero real (Lévi-Provençal 1960: 159). Habría escrito su kitāb desde su despacho de Córdoba o Sevilla, y a partir de testimonios orales de hombres originarios del Magreb. Se apoya también en compilaciones de obras como el libro de Al‐Warrāq de la segunda mitad del siglo X, hoy desaparecido. Describe Ceuta como una ciudad dotada de baños y hace referencia a su abastecimiento en agua sin olvidar una descripción del campo de Beliunes y del Ŷabāl Mūsà.
En el siglo XII, el ceutí Al-Idrīsī describe la madīnat Sabta y el territorio de Beliunes en su Kitāb nuzhat al-muštāq fī ẖtirāq al-āfāq (Al-Idrīsī, 1968 y Al-Idrīsī, 1999). Como se sabe, este kitāb fue redactado bajo el orden del rey Roger II de Sicilia con el fin de ilustrar un gran planisferio de plata (Al-Idrīsī 1999: 19-22). Según Al-Idrīsī, la redacción del texto empezó en el mes de enero de 1154 y duró tres años. Necesitó una quincena de años para recoger los datos procedentes de varios libros anteriores y de diferentes hombres: mercaderes, marineros o diplomáticos. Probablemente Al-Idrīsī viajó mucho tanto por la Península ibérica como por África del norte (Al-Idrīsī 1999: 16-18). A propósito de Ceuta, no menciona que la ciudad estuviese equipada de baños pero aporta informaciones interesantes sobre los recursos de agua en el territorio ceutí.
Entre las descripciones de carácter enciclopédico más tardías, tenemos que mencionar la obra de Abū l-Fidā’, quien no habla de baño sino que hace referencia al abastecimiento en agua de la ciudad y de Beliunes. Con su Taqwin al-Buldān (1321), Abū l-Fidā’ realiza un gran compendium de geografía universal presentado de manera sistemática. El autor parece utilizar fuentes contemporáneas y antiguas. Sus menciones pueden ser fiables pero resulta difícil fecharlas con precisión. Se data para la misma época el Nujbat al-Dahr fī ʿaŷā’ib al-barr wa-l-baḥr del oriental Al-Dimašqī (1256-1327) que contiene una gran cantidad de información. Desgra- ciadamente, el autor se muestra sin sentido crítico (Dunlop 1971: 299) y es posible que su referencia a los baños ceutíes esté sacada del Masālik de Al-Bakrī.
En la primera mitad del siglo XIV, el oriental Al-ʿUmarī realiza un importante libro enciclopédico titulado Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār. Escribió esta obra al final de su vida, en su despacho de Damas entre 1342 y 1349 (Al-ʿUmarī 1927: II). Se trata de un largo resumen de los conocimientos esenciales de un hombre cultivado. Parece construido a partir de varios fragmentos (diversas lecturas e informaciones orales) como lo precisa el autor al principio de su obra. Entre las obras geográficas utilizadas probablemente por Al‐ʿUmarī, se puede citar los kitāb-s de Al-Bakrī, Al-Idrīsī e Ibn Saʿīd. Como sus predecesores, Al-ʿUmarī presenta la ciudad de Ceuta dotada de baños, con su abastecimiento en agua y la presencia de lugares de recreo cercanos como Beliunes.
Existe una mención similar en el Ṣubḥ al-aʿšā fī ṣināʿat al-inšā’, de Aḥmad al‐Qalqašandī, un manual famoso de secretaría y enciclopedia de moda durante el periodo mameluco. Este autor originario de Egipto, que trabajó para la ad- ministración de los mamelucos a partir de 1389 en el Cairo, acabó este kitāb en 1412 cuyas fuentes parecen diversas. Para la descripción geográfica del Maġribal-Aqṣā, el autor se inspira probablemente en el Taqwīn al-Buldān de Abū l-Fidā’, en el Rawḍ al-Mi’ṭār de Al-Ḥimyarī y en el Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār de Al-ʿUmarī, así como en la obra de Ibn Jaldūn para la parte histórica. Hemos utilizado la traducción publicada en Tetuán en 1951 por Luis Seco de Lucena que trata de Marruecos (Al-Qalqašandī, 1951).
Entre las descripciones significativas del final de la Edad Media, se nota especialmente la descripción de Al-Anṣarī sobre la Ceuta musulmana⁶. Este autor, un notable que podemos considerar procedente de Ceuta, expone con minuciosidad la increíble importancia de la ciudad durante los siglos XII y XIII, es decir, en el momento de su extensión urbana, económica y política (Al-Anṣārī 1962: 400-401). El autor alaba una ciudad perdida aunque es posible restituirla parcialmente. Como precisa él mismo, este texto es un resumen (Ijtiṣār al-ajbār ammā kāna bi-ṯaġr sabta min saniyy al-āṯar) de una obra más importante titulada Al-Kawākib al-waqqāda al-ŷāmiʿ limā fī ṯaġr sabta min tarāŷim al-sāda. Fue escrita por AbūʿAbd Allāh Muḥammad b. Abī Bakr al-Ḥadramī, un autor de la segunda mitad del siglo XIV, de la misma época de Ibn al-Jaṭīb y predecesor en algunos decenios de Al-Anṣārī (Al-Anṣārī 1982-1983: 114). Este resumen, terminado en 1422, es un homenaje a la ciudad de Ceuta y su territorio cuando ya están bajo el control de los portugueses. Es de una gran riqueza para los arqueólogos porque es raro que los autores describan de manera tan precisa los monumentos y materiales utilizados (Terrasse 1962: 218), la arquitectura interior o los usos, como es aquí el caso para los baños. Se trata, ciertamente, según apunta el autor, de “los edificios que son tantas marcas reveladoras de la importancia de una región” (Al-Anṣarī 1982-1983: 119), es decir, de los elementos prestigiosos o memorables en el paisaje monumental. Sin embargo, tenemos también elementos concretos sobre diferentes monumentos. Completa su descripción con la del territorio periurbano y particularmente de Beliunes. Este añadido no es gratuito: Beliunes tenía, a lo largo de la época medieval, un papel peculiar e importante para Ceuta como lugar de recreo, medio de subsistencia o abastecimiento en agua.
6. Existe varias ediciones y traducciones del texto de Al-Anṣārī. Hemos utilizado las siguientes: “Iẖtiṣār al-Aẖbār, une description de la Ceuta musulmane du XVe siècle”, texto árabe editado por Évariste Lévi-Provençal en 1931; “Descripción de la Ceuta musulmana”, por Vallvé Bermejo en 1962; y “La physionomie monumentale de Ceuta: un hommage nostalgique à la ville par unde ses fils, Muḥammad b. Al-Qāsim Al-Anṣārī”, por Abdel Magid Turki en 1982-1983.
No podemos olvidar, en una perspectiva comparativa, el largo pasaje que León el Africano dedica a los baños de Fez en su Descripción de África (León el Africano, 2004). Este personaje, que recibe el nombre árabe de Ḥasan Ibn Muḥammad, nació en el momento de la toma de Granada por los cristianos (Anónimo 2005: 728-729). Su familia encontró en Fez un refugio donde disfrutaba de una situación social privilegiada. En 1515, realizó un viaje hasta Oriente y decidió hacer el peregrinaje a la Meca. En 1518, durante su regreso, fue capturado por corsarios sicilianos que lo llevaron a Roma donde lo ofrecieron al Papa León X. Transcurrido un año, se convirtió al cristianismo y pasó a llamarse Johannes Leo de Médicis. Parece que antes de morir, en 1550, pasó unos años en Túnez. Aunque su Descripción de África fue redactada en un torpe italiano, es una fuente de informaciones muy importante sobre la vida social del siglo XVI en el Magreb. Las dos páginas dedicadas al funcionamiento y al uso del baño en Fez son únicas y notables. Escribe con detalle y cuenta anécdotas originales que podemos tener en cuenta para el uso del baño en el Magreb medieval.
Aparte de la geografía y de las obras de carácter enciclopédico, debemos señalar la mención de un baño en el libro hagiográfico de Al-Bādisī. Su Maqṣad al-ṣarīf fī-ḏikr ṣulaḥa’ al-Rīf, redactado en 1311-12, recoge las biografías de los santos del Rif que vivieron entre los siglos XII y XIII. Con abundantes detalles sobre la vida religiosa del norte de Marruecos durante la Edad Media, el autor ofrece numerosas informaciones de orden histórico, geográfico y económico (Al-Bādisī 1926: 2). Parece ser que el autor, originario de Bādis –una localidad portuaria de época medieval situada en la costa mediterránea a unos 110 kilómetros al sureste de Tetuán– viajó hasta Ceuta, pasó una temporada en la ciudad y conoció al maestro Abū ʿAbd Allāh al-Dabbāġ (Al-Bādisī 1926: 4). El baño citado por el autor debía de ser aún utilizado en ese momento, es decir, a principios del siglo XIV.
Hay que subrayar otra mención interesante en el Muṣnad de Ibn Marzūq (libro acabado en 1371). El Musnad fue escrito en pocos meses para destacar la excelencia del sultán meriní Abū l-Ḥasan y de sus sucesores al trono de Fez. Parece ser que la obra fue redactada rápidamente y, por eso, Ibn Marzūq copió pasajes enteros de muchos libros anteriores (Ibn Marzūq 1977: 45-46). Es probable que el autor se inspirase en las referencias históricas del Rawḍ al-Qirtās de Ibn Abī Zār’. Indudablemente, la primera finalidad de esta obra es evocar los hechos memorables de Abū al-Ḥasan. Por eso, no es particularmente objetivo. Sin embargo, es interesante observar la implicación de un soberano en una política de grandes obras y construcciones y a escala de un reino en el que Ceuta no queda al margen.
Finalmente, algunas informaciones sobre el baño aparecen en la literatura jurídica. Se conocen los Maḏāhib al-Ḥukkām fī nawāzil al-aḥkām del cadí Ibn ʿIyād, gracias a una única copia manuscrita conservada en la biblioteca de Rabat, publicada en 1998 por Delfina Serrano (1998). Se trata del hijo del famoso cadí Ibn ʿIyāḍ que nació en Ceuta. Los biógrafos aportan poca información sobre el hijo del cadí. Se sabe que estudió junto a su padre. Fue cadí de Denia durante la época de Abū Yaʿqūb Yūsuf b. ʿAbd al-Mu’min (1163-1184) y de Granada. Murió en el año 1179 (Serrano 1998: 23). Los Maḏāhib al‐Ḥukkām se presentan bajo la forma de cincuenta capítulos jurídicos en relación con transacciones (al‐muʿāmalāt), estatuto personal (al-aḥwāl al-šajṣiyya) y cuestiones rituales (ʿibādāt) (Serrano 1998: 25). Conocemos dos asuntos con mención de baños. El primero no designa precisamente el edificio como tema del debate sino que se cita para localizar un elemento en la ciudad. Permite, así, conocer la existencia de un baño más y su nombre. El segundo forma parte de un acto de conciliación (ʿiqd al-ṣulḥ) del que poseemos datos sobre la adquisición o el alquiler de tal edifico desde una perspectiva jurídica. Es igual que en las fatwā-s compiladas por Al-Wanšarīsī. La fatwā, como sabemos, es una opinión jurídica dada por un muftī en relación con una situación particular y que precisa la intervención de un jurista. El conjunto de los juicios permite al cadí zanjar la cuestión durante un proceso. A partir del siglo XII, y más precisamente en círculos suníes, se adoptó la costumbre de constituir selecciones de fatwā-s susceptibles de ser consultadas (Sourdel 2004: 288). Originario del Magreb, Al-Wanšarīsī pertenece a esos muftī-s del final del medioevo quien realiza una colosal compilación de fatwā-s andalusíes y magrebíes fechadas entre los siglos IX al XV (Lagardère 2005: 154). Un antiguo asunto expone el problema de la partición de un baño situado en Ceuta. Permite conocer uno de los diferentes estatutos jurídicos del ḥammām.
Las fuentes escritas compiladas para la Ceuta medieval varían entre descripciones de geógrafos, obras enciclopédicas, hagiográficas, históricas y jurídicas. Si estos textos son el producto de una élite letrada e intelectual, ofrecen sin embargo informaciones primordiales sobre el baño ceutí. El baño se convierte en un espacio cotidiano, en relación con el aseo individual. El hecho de mencionar el ḥammām no es el fruto del azar para estos autores. La ausencia de mención es también reveladora de la idea que el kātib se hace de este edificio. En asociación con los textos, tenemos ahora que observar los datos arqueológicos evocando una breve historia de la arqueología islámica de Ceuta.
Los datos arqueológicos
La madīnat Sabta es descrita como suntuosa por Al-Anṣārī en 1422, pocos años después de la conquista portuguesa. Pero actualmente no subsisten muchas huellas de ese excepcional paisaje monumental. La ciudad conoció una profunda transformación urbana a partir de la época portuguesa a principios del siglo XV. Se puede pensar que, en ese momento, numerosos edificios fueron destruidos, ocupados de nuevo o bien reformados para un uso diferente. No obstante, esta parte de la historia de Ceuta se revela poco a poco gracias a los estudios arqueológicos realizados desde los años 1950 en el istmo ceutí. Para comenzar, tenemos que mencionar los estudios pioneros de Carlos Posac Mon. Publicó en 1961 un Estudio Arqueológico de Ceuta que constituye uno de los primeros inventarios arqueológicos de la ciudad, y en el que no olvidó el periodo islámico de la ciudad (Posac Mon 1962: 40-46). Este capítulo nos permite conocer el estado de las investigaciones arqueológicas de época medieval y más precisamente para los siglos XIV y XV como lo precisa él mismo (Posac Mon 1962: 44). Refiere, entre otros, al descubrimiento de una cisterna cercana al Afrag y de casas meriníes abastecidas de agua gracias a canalizaciones de barro cocido o de tubos de plomo vinculados con cisternas y pozos (Posac Mon 1962: 45). Entre los años 1950 y la mitad de los años 1980, se desarrolla una arqueología de “rescate” en la que los apasionados investigadores intentan intervenir ante la destrucción total de los vestigios. Las piezas preservadas fueron mostradas en la Sala Municipal de Arqueología. Creado en 1964, este espacio fue destinado a proteger el patrimonio histórico y arqueológico de la ciudad. Entre 1971 y 1986, su administración corrió a cargo del Instituto de Estudios Ceutíes, y en 1986 pasaría a convertirse en el Museo Municipal. En este contexto de excavaciones de “rescate” fue descubierto el único baño islámico que conocemos hoy en día. En los años 1960, en el momento de demoler antiguas casas, sólidas estructuras abovedadas fueron sacadas a la luz. Carlos Posac Mon las identificó como correspondientes a un baño árabe. Ninguna excavación arqueológica fue llevada a cabo en el edificio. Solamente, en el mes de mayo de 1977, Juan Mendoza realizó dibujos y observaciones arquitectónicas y levantó un “Plano de los antiguos Baños Árabes”, conservado en el Archivo de Ceuta.
Las investigaciones de esta época son particularmente notables porque surgió una conciencia de protección del patrimonio histórico y arqueológico. Además, Carlos Posac Mon pertenecía a ese tipo de arqueólogos para quienes fue importante divulgar la historia de Ceuta más allá de la esfera regional con artículos en revistas nacionales e internacionales. Así, planteó las bases de una arqueología ceutí abierta a todas las épocas, esto es, de la Prehistoria a la Antigüedad y hasta el periodo medieval. Se puede decir que la arqueología islámica tiene sus raíces en la segunda mitad del siglo XX. No se limita a la ciudad en sí misma porque, como ya observara Carlos Posac Mon en su Estudio arqueológico de Ceuta, existen vestigios en el sector de Benzú, especialmente en Beliunes, que se tendrían que estudiar más precisamente (Posac Mon 1962: 46). Se aprecia que ese espacio interesó desde 1957 a Leopoldo Torres Balbás quien en la revista Tamuda (Torres Balbás, 1957) publicó un artículo sobre “Las ruinas de Belŷūneš o Bullones”. Subrayamos, por otro lado, la existencia de una breve historia que, a propósito de Beliunes, Germain Ayache realizó en 1972 (Ayache, 1972). Un estudio arqueológico vio la luz en los años 70 gracias a un equipo francés y marroquí dirigido por Henri Terrasse y Joudia Hassar Benslimane (Terrasse 1976; Cressier et al., 1986a; Cressier et al., 1986b; Hassar Benslimane 2001). Se trata de las únicas investigaciones arqueológicas realizadas en el yacimiento de Beliunes. Desgraciadamente, no existe una publicación final sobre los resultados de las diferentes campañas arqueológicas. Algunos artículos permiten conocer las estructuras sacadas a la luz pero están faltas de precisión, especialmente para los pequeños baños privados excavados en las casas. Empezamos a conocer un poco más estos reducidos edificios balnearios en la península ibérica. Varias estructuras aparecieron estos últimos años pero están fragmentadas o en mal estado de conservación⁷. Por eso, no se puede comparar realmente todos estos datos. Es posible que tales baños existieran en las casas ceutíes. El ejemplo de Beliunes es particularmente interesante en este sentido. Porque una élite de la madīna Sabta pasó una temporada en Beliunes, la estructura doméstica es quizás comparable a las lujosas residencias ceutíes. Por el momento, no lo sabemos porque estas casas con baños asociados son poco conocidas.
7-Llamamos a estos baños “pequeños baños privados”, dentro de la tipología esbozada en nuestra tesis doctoral sobre los baños de al-Andalus (Fournier 2010: 281-283). Se trata de los edificios balnearios de la fortaleza de Albarracín, de Silves (Portugal), de la casa “Polo de Medina” en Murcia y de diferentes casas de la Alhambra. El baño de la qalʿā de los banū Hammād (Argelia) tiene una estructura similar (Golvin 1965: 62-63).
Podemos destacar, asimismo, los estudios de Carlos Gozalbes Cravioto, en los años 1980 y 1990, sobre la temática hidráulica. En 1981, publicó en el Boletín de la Asociación Española de Orientalistas un primer artículo sobre “el abastecimiento en la Ceuta medieval” (Gozalbes Cravioto, 1981). La problemática de los baños es especialmente desarrollada en un número de los Cuadernos del Archivo Municipal (Gozalbes Cravioto, 1989a). El autor propone en este artículo un inventario de los baños mencionados en los testimonios escritos y más precisamente por Al-Anṣārī. Intenta localizarlos en la topografía de la Ceuta medieval. Esta tarea parece muy difícil ya que los datos quedan muy incompletos en cuanto a la forma exacta de la ciudad a lo largo del periodo medieval. Algunos investigadores se interesaron en esta cuestión y así cada propuesta resulta diferente. No es posible por el momento proponer un esquema común o global (Hita Ruiz y Villada Paredes 2000a: 226). El autor presenta su investigación sobre el agua en la forma de una comunicación en el coloquio “El agua en las zonas áridas”, celebrado en Almería en diciembre de 1989 (Gozalbes Cravioto, 1989b). Esencialmente a partir de los textos árabes y de los escasos datos arqueológicos disponibles, Carlos Gozalbes Cravioto se pregunta sobre la red hidráulica de la ciudad, es decir, sobre su abastecimiento, almacenaje y distribución. Un artículo muy detallado recoge todos estos datos en la revista del Instituto de Estudios Ceutíes: Transfretana. Titulado sencillamente “El agua en la Ceuta medieval” (Gozalbes Cravioto, 1993a), este estudio se fundamenta tanto sobre textos árabes y portugueses como en otros estudios arqueológicos. Los baños aparecen de nuevo en su síntesis a propósito del urbanismo de la Ceuta medieval en 1995: El urbanismo religioso y cultural de Ceuta en la Edad Media (Gozalbes Cravioto, 1995). En 1996 completa su análisis con una investigación sobre “la distribución social del agua”, publicada en los Cuadernos del Archivo Municipal de Ceuta (Gozalbes Cravioto, 1996). Por fin, en 1998, se edita un trabajo sobre “El gran aljibe de la Almina en Ceuta”, en una publicación en homenaje al profesor Carlos Posac Mon (Gozalbes Cravioto, 1998). Utilizando los textos como los documentos iconográficos, el autor presenta una historia de esta cisterna desde la época medieval hasta el siglo XVIII. Todo el trabajo de este historiador y arqueólogo es interesante desde diferentes puntos de vista. Propone, en efecto, una primera síntesis de los datos disponibles sobre la temática hidráulica a partir tanto de las fuentes árabes como posteriores. En este momento, la arqueología ofrece pocos elementos precisos, excepto el baño descubierto en los años 1960 y la cisterna desaparecida a la altura del número 3 de la “Calle Independencia” (Posac Mon 1971: 233). Acerca de este tema debemos señalar la exposición en 2011 del Museo de Ceuta sobre “Agua, cerámicas y ciudad en la Ceuta medieval”. A partir de los textos y datos materiales, ofrece ahora una visión sintética y actualizada de los diversos usos del agua en la Ceuta medieval (Hita Ruiz y Lería Ayora, 2011).
El crecimiento de la ciudad en los años 90, con demoliciones y reconstrucciones, acarrea la multiplicación de las operaciones arqueológicas de “urgencia” como fue el caso del sector de “Huerta Rufino” en 1995 y 1998. La transferencia a partir de 1995 de la competencia de “cultura” y más precisamente de la de “arqueología” a la Ciudad Autónoma de Ceuta, condujo a la creación de un puesto de arqueólogo municipal, ocupado desde 2001 por Fernando Villada Paredes. Las intervenciones realizadas estos últimos años ofrecen hoy en día datos inéditos que permiten poco a poco precisar la historia y la estructura urbana de la Ceuta medieval. Es el ejemplo del importante vestigio de muralla califal excavada en 2003 (Hita Ruiz y Villada Paredes 2004a y 2004b) y de varias otras intervenciones que facilitan indicios en cuanto a la organización de una red hidráulica (Hita Ruiz y Villada Paredes 2000a: 228). No obstante, no se conoce muy bien los edificios públicos excepto los baños árabes de la Plaza de la Paz construidos probablemente en los siglos XII-XIII, durante la época almohade, con una importante reforma en el siglo XIV bajo los meriníes.
Las sólidas estructuras del baño aún existen pero los niveles están muy mal conservados. Corresponden esencialmente a niveles de destrucción y del nuevo uso del edificio en los años posteriores. Numerosos elementos del baño fueron expoliados a lo largo del tiempo. Pocos fragmentos de época medieval fueron descubiertos durante la excavación. Desde su descubrimiento en los años 60, el baño fue objeto de varias observaciones e investigaciones que nunca dieron lugar a una excavación completa. Al principio del 2000, la voluntad de rehabilitar el edificio con el fin de recibir al público llevó a una operación de arqueología preventiva. Estas excavaciones tenían como objetivo entender, más precisamente, la organización de estas estructuras balnearias. Fueron realizadas en 2000 y 2004 bajo la dirección de José Manual Hita Ruiz y Fernando Villada Paredes (Hita Ruiz y Villada Paredes, 2006a). El baño está inscrito desde el 13 de octubre de 2007 como Bien de Interés Cultural (BOE número 246). En la actualidad está abierto al público después de haberse llevado a cabo una importante consolidación y restauración de sus estructuras. Se trata del único vestigio de ḥammām conocido en la ciudad de Ceuta y uno de los raros edificios públicos de época islámica sacado a la luz. La excavación reveló un edificio complejo, difícil de entender. La intervención arqueológica fue limitada al baño pero una exploración más amplia, alrededor del edifico, podría permitir, quizás, un mejor conocimiento de su organización. Sin embargo, los datos descubiertos son importantes porque constituyen, por el momento, el único testimonio de un baño árabe en Ceuta. La ciudad, según la descripción de Al-Anṣārī, constaba de veintidós establecimientos públicos de este tipo. Es interesante estudiar este baño en una perspectiva comparatista con los ḥammām-s andalusíes y magrebíes aunque las informaciones no sean iguales entre la orilla norte y sur del mar Mediterráneo. Este estudio no es imposible y permite proponer algunas hipótesis en cuanto a la organización y el funcionamiento como el uso del baño.
Los datos arqueológicos son finalmente muy numerosos, aunque se conozca solo un baño excavado en la ciudad. Las numerosas informaciones sacadas a la luz estos últimos años en diferentes yacimientos ceutíes permiten igualmente tener un nuevo enfoque sobre puntos relativos a la construcción, el uso y el origen de los materiales. Además, porque el baño es un edificio que necesita agua, es necesario situarlo en su contexto y en la red hidráulica urbana gracias a la cual funciona. Aunque las informaciones sean incompletas, algunas excavaciones recientes permiten avanzar sobre esta problemática y proponer hipótesis diferentes de los datos ofrecidos por los textos.
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Ahora que los datos arqueológicos y escritos se reconocen en sus ventajas y limitaciones, se puede proponer una síntesis sobre el baño de la ciudad medieval. Asociando la materia arqueológica con los textos árabes de la Edad Media, tenemos un corpus de una quincena de baños. No olvidamos tampoco los edificios situados en el territorio periurbano de Ceuta, es decir, en Beliunes, que constituye un espacio estrechamente relacionado con la ciudad. Estos edificios balnearios, privados o públicos, se integran en espacios variados en plena ciudad: en los barrios, cuando son abiertos a todos, y en las casas, fortalezas y palacios, cuando son reservados a una élite. Así, el baño está presente en diferentes contextos pero probablemente no solo por su carácter sanitario. El estudio que sigue propone, en primer lugar, preguntarse sobre el uso y la función del baño en la ciudad medieval de Ceuta. Primero, es necesario localizar en el espacio urbano estos establecimientos que sean públicos o privados con el fin de entender más precisamente el papel social del ḥammām. Este análisis conducirá a inscribir los baños en la red hidráulica de la Ceuta islámica porque el agua es claramente un elemento imprescindible para el funcionamiento del baño. Permite también preguntarse sobre la gestión del agua en la ciudad medieval y su reparto tanto en los edificios públicos como en los privados. En segundo lugar, proponemos un estudio más detallado del baño de la Plaza de la Paz entre al-Andalus y el Magreb. Esta comparación basada sobre las formas y los materiales utilizados conducirá a una conclusión sobre los paralelos andalusíes o magrebíes y las especificidades del baño de Ceuta. No tenemos que olvidar que la ciudad es un puerto de numerosos intercambios y traslados durante la época medieval. Es posible que la forma de su paisaje monumental sea el resultado de diferentes influencias como este baño, por el momento uno de los únicos ejemplos de edificios públicos.

