Capítulo 6
El proyecto de extensión de Ceuta de Pedro Muguruza y Manuel Muñoz Monasterio de 1946
La guerra civil española erosiona enormemente, cuando no anuló, los impulsos que había habido en España a favor de la arquitectura y el urbanismo modernos desde finales de la década de los veinte. Además, trajo consigo, junto a la considerable sangría humana que provocó el conflicto bélico, una significativa destrucción física y una pérdida del clima intelectual auspiciado por la Segunda República. La ausencia de los arquitectos exiliados por su fidelidad y compromiso político con las ideas republicanas, los arquitectos depurados profesionalmente y las mermas sufridas por los que fallecieron en la contienda ―cabría mencionar por ejemplo entre los primeros a Josep Lluís Sert, exiliado en Estados Unidos; entre los segundos, a Fernando García Mercadal, depurado al finalizar la contienda civil e incorporado a la práctica profesional poco a poco pero nunca con la proyección que había tenido previamente; y, finalmente, entre los últimos, a Josep Torres Clavé, fallecido en combate en el frente de Lérida― están entre las causas que abocaron a la lamentable situación de penuria intelectual y material en la que se encontró la arquitectura española durante los años cuarenta.
Desde su creación en 1933, la organización política de Falange Española consiguió aglutinar en torno a sí a algunos jóvenes intelectuales de muy distinto perfil. Pedro Muguruza encabezó la nómina entre los arquitectos, donde también se encontraba el malogrado arquitecto donostiarra, líder del Grupo Norte del GATEPAC, José Manuel Aizpurua, asesinado al comienzo de la guerra civil. En el mes de febrero de 1938 se celebró en Burgos —sede del mando militar del ejército de Franco— una reunión de más de doscientos arquitectos bajo la presidencia de Pedro Muguruza,93 que asumió pronto un destacado papel de liderazgo en la reconstrucción del país, sin duda favorecido por una atractiva personalidad que le valió la confianza del general Franco.
Instalado en Madrid en la primavera de 1939, Pedro Muguruza ignoró y prescindió del plan general de la ciudad y alrededores que había realizado el ingeniero José Paz Maroto, al mismo tiempo que fue consciente de la labor que había realizado Pedro Bidagor, que en el momento de la liberación de Madrid tenía casi finalizado un nuevo plan para la ciudad. A Bidagor le encargaría Muguruza la redacción del nuevo plan general de ordenación urbana para Madrid, aprobado finalmente en 1946. Para una figura como Juan Daniel Fullaondo, el debate teórico urbanístico en los inicios de los años cuarenta se reducía exclusivamente a las aportaciones de César Cort y Pedro Bidagor94.
93 Sobre la figura de Pedro Muguruza véase el texto de Pascual Bravo, «Homenaje a don Pedro Muguruza Otaño», Arquitectura, no 132, diciembre de 1952, pp. 2-12.
94 Juan Daniel Fullaondo y María Teresa Muñoz, Los grandes olvidados. Historia de la Arquitectura Española, Tomo II, Madrid: Munilla-Lería, 1995, pp. 147-148.
Durante la década de los cuarenta el freno que supuso la situación de autarquía en la que se encontraba la España franquista afectó directamente a la producción de la vivienda y, por ende, al urbanismo. A ello habría que añadir la involución que suponía retomar las experiencias más próximas al pensamiento académico, presentes en la cultura urbanística española desde la preguerra. No sería hasta finales de la década de los cuarenta y primeros años cincuenta cuando la arquitectura española dio, como ha señalado Carlos Sambricio, un quiebro significativo que buscaba ofrecer nuevas soluciones al problema de la vivienda a través de una aproximación al debate racionalista de los años anteriores a la guerra civil y la recuperación, entre otras cuestiones, de las ideas de estandarización y prefabricación, con el propósito de establecer unos estándares mínimos en la vivienda social. Experiencias como la del GATEPAC y su homónimo catalán, el GATCPAC, aunque habían tenido ciertamente un ámbito de influencia minoritario antes de la guerra civil, habían quedado definitivamente truncadas con la misma.
6.1. La Alta Comisaría de España en Marruecos y la ordenación urbanística de Ceuta en la posguerra española
Uno de los mayores condicionantes del desarrollo urbano de Ceuta en este periodo autárquico fue, sin lugar a dudas, la transitoriedad de los responsables municipales, vinculados casi siempre al mando militar. Por otra parte, los intentos por llevar a cabo el plan de Gaspar Blein habían sido infructuosos y vanos ante su inviabilidad económica. Y eso que en 1936,95 José Blein, desde la Oficina Técnica Municipal, todavía animaba a la puesta en marcha del plan que había redactado su hermano. Tras el parón de la guerra civil, la ciudad de Ceuta continuaba sin disponer de un plan de extensión que ordenase su crecimiento y solventase sus problemas de un modo general.
Bajo la dictadura franquista, el teniente general Luis Orgaz Yoldi (1881-1946) asumió la reorganización de toda la obra pública en el Protectorado español como parte prioritaria de su dirección de la Alta Comisaría de España en Marruecos entre 1941 y 1945. Como parte de esa política, encargó al entonces director general de Arquitectura, Pedro Muguruza Otaño, la formación de un equipo de técnicos para el desarrollo de los planes urbanísticos de las principales ciudades del Protectorado español. En 1943 los trabajos del equipo redactor estaban lo suficientemente avanzados para que estuvieran presentes en la exposición de arquitectura y urbanismo mostrada en el salón de recepciones de la sede de la Alta Comisaría en Tetuán,
95 José Blein, «La transformación urbana de Ceuta», La Gaceta de África, no 63, 1936 (Número Extraordinario), pp. 63-64.
capital del Protectorado español. En la muestra se presentaron los proyectos de Tetuán, Xauén y Río Martín y los protagonistas fueron el general Orgaz, Pedro Muguruza Otaño y el jalifa Muley Hassan.96 Quedaban todavía pendientes de desarrollar los planes de extensión de Larache, cuyo estudio comenzó en 1943, Alcázarquivir, Villa Sanjurjo (Alhucemas) y Villa Nador, cuyos trabajos no comenzarían hasta 1949. En las propuestas se incluían también intervenciones puntuales en Ketama, Arcila y Tánger.
En esta iniciativa, las ciudades de Ceuta y Melilla, a pesar de no formar parte del Protectorado español en términos estrictos, fueron obligadas a someterse a las directrices marcadas en cuanto a su extensión urbana por el Alto Comisariado. Esta es la razón por la que Pedro Muguruza asumió también la dirección de los planes urbanísticos de Ceuta y Melilla.
En agosto de 1943 Pedro Muguruza especificaba los contenidos técnicos que habían de tener los nuevos planes:
a) Recopilación de planes parcelarios con curvas de nivel.
b) Fotografías panorámicas y de detalle.
c) Localización industrial y comercial.
d) Emplazamiento de los edificios religiosos, administrativos, de esparcimiento y sanitarios existentes.
e) Delimitación de los barrios “indígenas y europeos”, siendo las zonas más aptas para la extensión.
f) Líneas generales de una primera zonificación y línea limitativa de la extensión.
g) Estadísticas de crecimiento y provenir. Actividades. Porcentajes europeo, musulmán y hebreo.
h) Espacios libres (existentes).
i) Tráfico (conflictos).
j) Plan de cuarteles.
k) Plan de accesos.
l) Zonas para emplazamiento de viviendas económicas.
m) Plan de necesidades urgentes.
96 «La exposición de Urbanismo y Arquitectura de la zona española», ABC, 4 de noviembre de 1943, p. 21.
El contenido de los diferentes puntos dejaba entrever de forma clara el inequívoco sustrato ideológico y la intencionalidad que subyacían ante tales trabajos.
6.2. El plan general de ordenación de Ceuta de 1946
El 4 de octubre de 1944 se inauguró en el Ayuntamiento de Ceuta una exposición del proyecto de urbanización de la ciudad que contó con la presencia del arquitecto Manuel Muñoz Monasterio, responsable de Planeamiento en la Dirección General de Arquitectura, bajo la dirección de Pedro Muguruza. En dicho acto, Muñoz Monasterio expuso los objetivos que se pretendía conseguir con el nuevo plan, donde la ciudad se concebía como la aglutinación de tres espacios urbanos bien diferenciados: el monte Hacho, el centro urbano y el Campo Exterior. Este último era el ámbito urbano susceptible de ser utilizado para la implantación de los nuevos usos industrial y militar, con la presencia de los acuartelamientos militares. Esta premisa de partida tendría su importancia para el desarrollo del proyecto. Los tres espacios urbanos en que se dividía la ciudad se proponían como unidades autónomas en cuanto a su funcionamiento, donde el viario serviría de enlace entre las tres zonas y los nuevos servicios que necesitaba la ciudad. No se proponían nuevas centralidades como hizo Gaspar Blein en la primera zona de ensanche del Campo Exterior en su ambiciosa propuesta de 1932, ganadora del concurso convocado al efecto.
Pedro Muguruza expuso su propia metodología para abordar el proyecto de urbanización en un artículo publicado en la revista Revista Nacional de Arquitectura sobre el proyecto de Ceuta. Se debía comenzar con el análisis de tres aspectos fundamentales de toda ciudad: las condiciones naturales en cuanto a sus características geográficas, el estado de la ciudad en el momento del estudio mediante la recopilación gráfica, fotográfica, cartográfica y numérico-estadística, de tal modo que se pudiera extraer la problemática que había que solucionar y el posible crecimiento poblacional y de actividad que debía servir de base a la propuesta. Esta primera fase de contacto era lo que los técnicos llamaban «información urbanística» sobre la ciudad, traducción de la expresión inglesa civic survey.
Este urbanismo partía de una visión de la realidad a modo de foto fija, sobre la cual se habrían de aplicar las predicciones estadísticas poblacionales y de actividad económica. Estos sistemas de trabajo ya se habían consolidado plenamente
97 «Informaciones de Marruecos», ABC, 4 de octubre de 1944, p. 9.
98 Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945, pp. 281-310.
en los años treinta teniendo su mayor exponente en el ingente trabajo desarrollada en el survey del New York Regional Plan and Its evironments de 1929.
En base a las previsiones presentadas, el nuevo plan de Ceuta respondía a las demandas de una ciudad que alcanzaría los 150.000 habitantes para el año 2000. Curiosamente esta cifra se aproximaba bastante al estimado de población con la que trabajaron Blanco Soler y Bergamín en su propuesta para Ceuta de 1927, que era de 130.000 habitantes, distando ambas de la situación real de la ciudad, que en la actualidad asciende a 85.000 habitantes.
Sin embargo, Ceuta tenía entonces cerca de 60.000 habitantes y continuaba arrastrando los mismos problemas que habían tratado de resolver las propuestas anteriores a la guerra civil:
1. Insuficiencia de accesos al centro urbano.
2. Predominio de zonas militares, especialmente en el Campo Exterior.
3. Falta de organización del tejido industrial.
4. Insuficiente capacidad de las vías principales de comunicación.
5. Desorden en las alturas de las edificaciones existentes.
6. Carencia de parques y jardines en el ámbito urbano.
Los criterios de diseño de la propuesta de Muguruza, que pretendía dar respuesta a esa problemática, se basaron en minimizar el impacto económico mediante el control de las expropiaciones, para lo cual se obligaba a respetar muchas de las preexistencias parcelarias y optar por la adaptación a la difícil topografía ceutí, ahorrándose con ello el coste que hubieran supuesto grandes movimientos de tierras. El tercer criterio de diseño era dotar a la ciudad de una unidad compositiva, tal y como se exponía en la memoria.
La zonificación de usos fue el punto de partida. La zona del monte Hacho asumía un uso residencial con predominio del espacio verde, destinado principalmente a fines turísticos. En la zona interior se incluían usos residenciales, comerciales y una gran concentración de edificios públicos. El Campo Exterior permitiría la organización residencial en barrios distribuidos según distintas alturas edificatorias que irían modelando los diferentes ámbitos urbanos. Soportaría también las áreas portuaria, industrial y militar.
Las tres zonas de la ciudad se conectaban por medio de la continuidad del sistema viario, al que se superponía una serie de zonas verdes preexistentes, como la Puntilla, situada al sur del puerto, y la zona del arroyo de la Ribera del Puente, y se añadían otras en la Almina, la zona sur de la ciudad. En la bahía sur se situaba el balneario y las piscinas públicas que suplían las deficiencias de la playa. Los nuevos espacios libres propuestos presentaban el papel de satisfacer las necesidades de higiene y belleza.
Pedro Muguruza Otaño también planteaba en su propuesta una serie de operaciones quirúrgicas del tejido urbano preexistente, que irían realizándose en sucesivos desarrollos parciales. Entre ellas destacaba la propuesta de una Gran Vía, rémora de prácticas provenientes del urbanismo decimonónico, que estructuraría el casco viejo de la ciudad en una retícula de nueve manzanas, con una Gran Vía de 15 metros de ancho como eje principal. La Gran Vía tenía su inicio en una ajardinada plaza de África, delimitada mediante una estructura porticada, cuyo protagonismo recaería en la nueva fachada propuesta para la catedral, y llegaba hasta la Almina, donde planteaba una plaza que se abría a la Marina Norte de la ciudad y que se prolongaba en los parterres que conformaban un jardín lineal en el frente marítimo.
En la propuesta de Muguruza la Almina presentaba dos fachadas muy distintas. La Marina Norte presentaba una fachada construida con edificación de seis plantas de altura, que respondía a un tejido más o menos reticular salpicado de algunas plazas ajardinadas. La abrupta fachada sur se organizaba de un modo más orgánico adaptándose a sus condiciones topográficas, con edificación de una o dos alturas organizada en manzanas cuyas calles transversales salvaban la topografía mediante su escalonamiento.
La nueva conexión propuesta del recinto interior con el Campo Exterior se situaba en el límite sur, cuestión ésta que ya había sido aprobada por el Ayuntamiento con anterioridad, produciéndose por tanto la conexión de ambas zonas por los extremos, ya que el puente existente en esos momentos se situaba en el lado norte, tal y como César Cort incluyó en su propuesta para el concurso de 1931, a diferencia de la propuesta del propio Muguruza, consistente en un nuevo puente que conectaba el casco urbano a través de la apertura de una puerta en el punto medio del baluarte, en coincidencia con lo planteado por Gaspar Blein. Muguruza incluyó en uno de sus bocetos un paso central de carácter peatonal.
En la propuesta de Pedro Muguruza para el Campo Exterior éste se organizaba en dos nuevos barrios de similares características, separados por la vaguada del arroyo de la Ribera del Puente y conectándose por la vía de circunvalación norte, que separaba la zona residencial del puerto. En estos dos barrios del norte es donde se situaba la mayor densidad edificatoria. Funcionan a modo de entidades autónomas, con una plaza como centro urbano en la cual se situaba el consabido binomio iglesia-mercado (y ocasionalmente escuela), constante en la teoría cortiana de la nucleología. Esa estructura se planteaba también para los barrios existentes en el Campo Exterior, como Villa Jovita, El Morro, Hadú, General Orgaz, Benítez y España.
Por lo que respecta a su propuesta de manzanas residenciales, éstas no presentaban ninguna aportación relevante en cuanto a su estructura morfotipológica, a pesar del concienzudo análisis presente en su artículo sobre Ceuta. Por otra parte, la plaza prevista para la remodelación del barrio situado en la ladera norte del Hadú ―presidida por la imponente fachada neoclásica de una iglesia coronada por una desproporcionada torre― estaba previsto que alojara un mercadillo ambulante bajo las pérgolas que ordenaban el conjunto urbano. En las manzanas cerradas que delimitaban la plaza la edificación residencial se dotada de patios interiores. El único bloque lineal existente no respondía más que al ajuste del tipo edificatorio a la escasa dimensión de la manzana correspondiente. Este tipo de viviendas con patio interior había sido prohibido explícitamente por Gaspar Blein en la memoria de su proyecto para Ceuta, ya que la presencia de patios interiores implicaba irremediablemente carencias en la iluminación y en la ventilación de las viviendas afectadas.
El lenguaje clasicista, casticista unas veces y neobarroco otras, tan afín a la retórica franquista, estaba plenamente instalado en su arquitectura, habiendo cortado de raíz toda influencia racionalista, tan presente en los proyectos para Ceuta de finales de los años veinte y primeros treinta. Arcadas de corte clásico, pináculos, frontones, etc. se repiten en la arquitectura no sólo de Ceuta, sino en todos los planes de las ciudades del Protectorado español. Resulta de interés valorar el contraste entre las imágenes arquitectónicas de esta propuesta y las de su propuesta para el concurso de los años treinta, de un carácter más ecléctico. Probablemente tuvo que ver con ello el coautor del proyecto, Manuel Latorre. De hecho, Latorre se reafirmaba años más tarde en ese lenguaje aconsejando un estilo colonial de influencia andaluza (1954) como reacción al «barroco gris madrileño» que impregnaba los proyectos de la Alta Comisaría, primando siempre el criterio de la adecuación a la climatología del lugar como base proyectual99.
El proyecto en algunos aspectos retomaba las ideas de modernidad introducidas en los fracasados intentos previos, como la importancia de los espacios libres destinados a zonas verdes y de ocio, la funcionalidad basada en la zonificación y el papel conexionador del viario. En otros, como en la escasa calidad proyectual de las edificaciones propuestas, daba la espalda a los esfuerzos y las reflexiones realizadas previamente.
99 Antonio Bravo Nieto, Arquitectura y urbanismo español en el norte de Marruecos, Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Transporte de la Junta de Andalucía, 2001.
El 18 de noviembre de 1945 tuvo lugar en Ceuta una nueva exposición del proyecto de extensión de Pedro Muguruza. Fue inaugurada por el nuevo alto comisario, el general José Enrique Varela Iglesias, que sustituía en el cargo al general Luis Orgaz Yoldi y que para la ocasión estuvo acompañado por toda la corporación municipal. En este caso el cambio de mando no influyó en la continuidad de los trabajos. El plan se aprobaría finalmente en el pleno municipal de 20 de febrero de 1946 y la Comisión Central de Sanidad, que constituía el único órgano de control centralizado sobre el desarrollo urbano de las ciudades, dio su aprobación en 1949. Aunque tuvo un escaso desarrollo, el plan mantuvo su vigencia hasta la aprobación del plan general de ordenación urbana de 1992, ya en pleno periodo democrático.
El arquitecto Pedro Muguruza Otaño y el general Francisco Franco durante una visita a las obras del Valle de los Caídos, de las que Muguruza era su responsable. Revista Nacional de Arquitectura, no 132, 1952, p. 12.
Vista de Ceuta. África, 1 de marzo de 1936, p. 11.
Plano de la ciudad de Ceuta realizado por el U.S. Army Map Service, 1943. http://www.lib.utexas.edu/maps/ams/morocco_city_plans
Muestra del proyecto de extensión de Ceuta presentado por el Ayuntamiento de Ceuta en una exposición celebrada en Melilla en 1945. Se incluye material del proyecto de Pedro Muguruza de 1943 y una maqueta de la propuesta de Gaspar Blein para el concurso de 1931. Archivo General de Ceuta.
Visita del Alto Comisario José Enrique Varela Iglesias a la exposición del proyecto de urbanización y ensanche de Ceuta que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Ceuta en 1945. Archivo General de Ceuta.
Las tres zonas en las cuales se dividió la ciudad para el desarrollo del plan de Muguruza de 1943: el Campo Exterior, el recinto interior y el monte Hacho. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Esquemas explicativos de la propuesta de extensión de Ceuta de 1943. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Esquemas explicativos de la propuesta de extensión de Ceuta. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Propuesta del equipo de Pedro Muguruza, Servicio de Arquitectura, escala 1:2500, julio1944. Archivo General de Ceuta.
Detalle de las manzanas de la zona del Campo Exterior, del Casco Interior y de la Almina.
Elaboración propia en base a los planos del proyecto de Pedro Muguruza publicados en el artículo «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
«Diferentes tipos adoptados en la parcelación de manzanas, observándose la evolución desde la manzana cerrada con patio interior, la semiabierta con patios ajardinados y la proyectada con bloques lineales envueltos en jardín adoptada para el ensanche futuro». Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Detalle del barrio residencial de la propuesta de Pedro Muguruza (arriba) y maqueta del proyecto ganador del concurso de 1931, correspondiente a Gaspar Blein (abajo), 1945. Archivo General de Ceuta.
Estado actual (arriba) y propuesta para la Gran Vía (abajo), desde el puente de la Almina a la plaza de África. Destacan el frente ajardinado y los nuevos edificios proyectados. Archivo General de Ceuta.
Fachada de la iglesia de Nuestra Señora de África en 1945 (izquierda) y representación de la misma en una portada de la revista África de 1 de julio de 1935 (derecha).
Aspecto de la propuesta para la plaza de África con el arranque de la Gran Vía, destacando en primer término la nueva arquería proyectada y la iglesia con nuevas torres (arriba) y plano de alineaciones del entorno (abajo). Se incluye un nuevo acceso rodado por el sur y un acceso peatonal central. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Reportaje fotográfico del Fuerte de San Antonio en el monte Hacho para la redacción del proyecto de residencia oficial en la ermita de San Antonio. Legado de Pedro Muguruza. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
Reportaje fotográfico del Fuerte de San Antonio en el monte Hacho para la redacción del proyecto de residencia oficial en la ermita de San Antonio, 1943. Legado de Pedro Muguruza. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
Alzados y planta del proyecto de residencia oficial en la ermita de San Antonio en el monte Hacho, firmado por la Alta Comisaría de España en Marruecos, junio de 1943. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Perspectivas de la propuesta de residencia oficial en la ermita de San Antonio en el monte Hacho. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Dos propuestas de ordenación urbana para Ceuta en zonas de orografía pronunciada no especificadas, donde se aprovechan las vaguadas para zonas verdes y plantea la presencia de un edificio representativo en la zona más alta. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
El barrio ceutí del Jadú (arriba) y perspectiva de la propuesta para el mismo barrio (abajo), que incluye unas pérgolas dispuestas para acoger un mercadillo de venta ambulante. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Alzado y planta de la plaza propuesta para el barrio ceutí del Jadú, presidida por la nueva iglesia. En la planta pueden observarse los patios de luces de las nuevas edificaciones de viviendas proyectadas, prohibidos en la propuesta de Gaspar Blein de 1931. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Perspectiva y plano general donde se señala un conjunto de viviendas en torno a una plaza en el paseo de la Marina, en la bahía norte del barrio de la Almina. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
La piscina y el balneario propuestos (arriba) y plano de su localización (abajo). Esta dotación suplía las deficiencias de la playa sur, al mismo tiempo que atendía la demanda de satisfacer el ocio de la población. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.
Plano de propuesta general y estado actual. Pedro Muguruza, «Plan General de Ceuta», Revista Nacional de Arquitectura, no 44, agosto de 1945.

