Fortificaciones Militares
Introducción
Influido y muchas veces determinado el ser humano por el medio geográfico que le rodea y en el que desarrolla su quehacer cotidiano, desde el principio de los tiempos ha procurado adaptarse a él y sacarle el máximo aprovechamiento posible. Este valor pragmático del entorno se nos muestra claramente diferenciador en el diseño poliorcético ,de las plazas y ciudades que, como Ceuta, iniciaron su andadura histórica bajo la dirección y hegemonía militares.
Estas notas anteriores fueron las que me hicieron reflexionar sobre el estudio de los sistemas defensivos ceutíes, aún muchos de ellos en pie y, a partir de esas primeras pautas, me dejé llevar en mi camino investigador por el encantamiento visual y estético que me suponían las murallas de mi entorno. Empecé a fijar una serie de objetivos de estudio partiendo del hecho geográfico e histórico de la plaza de Ceuta como fortaleza y ciudad portuaria situada en la orilla sur del Estrecho de Gibraltar, de incalculable valor estratégico, punto de paso hacia la Península Ibérica, y baluarte defensivo contra los ataques procedentes del norte de África y del Mediterráneo oriental. Su envidiable situación entre el mundo cristiano y el islámico la hicieron cobrar tal consideración que, a lo largo de mi trabajo, he intentado dejar claro cómo los intentos de defensa de unos serán rebatidos con los de su conquista y dominio por parte de otros.
Esta cuestión básica me llevó a valorar la actividad desplegada, sobre este territorio, de escasa veintena de kms cuadrados, de todo un elenco destacadísimo de arquitectos-ingenieros militares, tanto nacionales como extranjeros que, partiendo de meditaciones teóricas, llegaron a realizaciones tan novedosas sin las cuales la plaza habría sucumbido prontamente sin lugar a dudas. Los modelos de fortificación de cada momento histórico se vieron aquí traducidos a la mayor perfección: portugueses, italianos, franceses, holandeses, españoles, etc; y en todos ellos la técnica impuso un decisivo impacto urbano en aspectos tan decisivos como el uso de determinados materiales de construcción y su resistencia, los sistemas de ataque y defensa militares, la aplicación y ubicación de la pirobalística, la reestructuración y adaptación urbanísticas... En todo ello hay que incluir el peso manifiesto de las estrategias de defensa existentes en la plaza desde el último periodo meriní de los siglos XIV y XV, de las que tomarán buena nota los ingenieros militares, derribando muchas de ellas y conservando otras, perdurando algunas de ellas hasta nuestros días.
Esta obra está concebida como un trabajo de investigación interdisplinar, siendo tratado el sugestivo campo de la ingeniería militar desde distintos enfoques, como el propiamente arquitectónico militar, el urbanístico y el artillero; aunque también incluye aspectos políticos, económicos, científico-matemáticos, tecnológicos, sociales y humanos. Con especial énfasis desarrollo el trabajo de los profesionales de la ingeniería militar, que se verá corroborado a través de sus planes de actuación in situ, sobre el territorio de la plaza de Ceuta a lo largo de casi tres siglos, acumulando un voluminoso currículum, con una envidiable preparación científica, y pasando de casi una preparación autodidacta hasta la académica y especializada dada por las Reales Academias de Matemáticas del siglo XVIII, entre las que se contaba en 1739 la de Ceuta. Igualmente, he registrado, del estudio profundo de la documentación manejada, su intensísima actividad de campo desarrollada, tanto para encargos de obras reales de defensa y complementarias, como del estamento nobiliario y religioso. Citemos como ejemplo de ello la realización en Ceuta de cisternas, balsas y fuentes, reparación de la catedral, almacenes para el grano, calles y paseos, hospitales...Y me he encontrado con que muchos de ellos ejercían, a veces al unísono, de arquitectos, maestros de obras, ingenieros civiles y militares, capitanes de artillería, cercos y trincheras, catedráticos de Matemáticas, maestros mayores, maestros de minas...Se confirma también, del estudio realizado sobre los expedientes personales de estos profesionales, cómo muchos de ellos realizaron proyectos y planes de defensa sin pertenecer siquiera a la carrera de las armas, como ocurría con algunos jesuitas y dominicos que ejercían en la corte de catedráticos de Matemáticas y Fortificación. Igualmente, muchos gobernadores locales tenían competencia en dicha actividad, recomendando o rechazando al ingeniero que propusiese el Consejo de Guerra; así como dirigiendo las obras encomendadas.
En el conjunto del estudio he intentado tratar los contenidos de cada capítulo, apartados y subapartados con el máximo equilibrio globalizador, siempre complementados con el soporte visual gráfico. Lógicamente, algunos de ellos, por su especial importancia, como son la segunda y tercera partes, han requerido de una mayor atención y ampliación, puesto que los siglos XVII y XVIII supusieron para Ceuta su cenit poliorcético; aunque ello no me haya hecho perder el sentido de análisis global que desde los comienzos del trabajo me propuse. Mi pretensión de seguir una rigurosa metodología de trabajo, me ha llevado a estudiar concienzudamente un millar de documentos manuscritos, y casi otros tantos documentos iconográficos, entre mapas, grabados, planos, croquis, dibujos y fotografías antiguas, y más de doscientos documentos impresos, entre libros y revistas sobre el tema. Por lo que respecta al contenido de la obra que se publica, debo decir que respeta el texto original, con algunos cambios en cuanto a su amplitud y aportación de imágenes, pero que ello no perjudica en líneas generales a su conjunto.
He destacado en mi trabajo de investigación la trayectoria evolutiva de la plaza de Ceuta y la disposición que presentaba ya desde finales del siglo XV, apreciándose claramente cómo el urbanismo local fue siempre a remolque de los principios emanados por el estamento militar que, buscando más la funcionalidad de los edificios y obras, llegará al máximo de racionalidad y simplificación de las formas arquitectónicas en todo tipo de construcciones militares, sin exceptuar como era lógico a las fortificaciones ceutíes, tanto aéreas como subterráneas. El esqueleto vertebrador del sistema táctico en la plaza de Ceuta fue desplegándose con el paso del tiempo hacia afuera, hacia la zona continental, tanto en cantidad como en calidad: murallas reales, obras avanzadas, obras de circunvalación, baterías costeras, ciudadelas, puertos, hospitales, cuarteles, caminos de ronda, miradores, calles militares, medias lunas, lunetas, cortinas, tenazas, baluartes, empalizadas, hornaveques, fosos, garitas, paralelas, fachos, torres, casamatas, estacadas, caminos cubiertos, minas, contraminas, cortaduras, troneras, almacenes, rampales, banquetas... A partir de este entramado defensivo se fueron articulando y situando el resto de vías complementarias y edificios civiles y eclesiásticos, hasta llegar al siglo XVIII en que la plaza alcanzó la máxima perfección formal poliorcética en las cuatro subunidades nítidamente delimitadas, como eran el Campo Exterior o del Moro, la Plaza de Armas o zona avanzada próxima al Foso inundado, la Ciudad o zona comprendida entre el Foso inundado y el semiseco, y donde se ubicaban la mayoría de las edificaciones y actividades urbanas; y el Monte Hacho o Almina, como zona rural casi despoblada y donde se potenciaría la defensa de retaguardia.
Como es natural en este tipo de trabajos de investigación destinados a configurar una tesis de doctorado, el contenido fue reduciéndose paulatinamente en función de su significación. En este sentido, si bien analizo los entramados poliorcéticos islámicos ceutíes como antecedentes directos de los que vendrán siglos después, opté finalmente por reducir sus contenidos, centrándome en profundidad en el análisis y estudio cronológico de las fortificaciones de Ceuta hasta finales del siglo XVIII.
Una vez definida la motivación en la elección de este tema de investigación, quiero expresar en las siguientes líneas mi más sincero agradecimiento a todas las personas que, como representantes de instituciones, archivos, museos, bibliotecas y organismos públicos y privados, me han ayudado en su realización. En primer lugar, a mi Director y Doctor, Delfín Rodríguez Ruíz, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, quien confió y me animó desde el principio en la propuesta de estudio, apoyándome con sus profundas orientaciones en la línea de investigación más adecuada. Asimismo, agradezco a los Directores del Servicio Histórico Militar, del Servicio Geográfico del Ejército, del Museo del Ejército, de la Biblioteca Central Militar, del Museo Naval, del Archivo Histórico Nacional, de la Biblioteca Nacional, todos ellos en Madrid, y además al del Archivo General de Simancas, del Archivo General Militar de Segovia y de la Subdirección de publicaciones del Ministerio de Defensa; la posibilidad de consulta, estudio y reproducción de cuantas obras y documentos me fueron imprescindibles para este trabajo. También mi agradecimiento y reconocimiento a Victor Nieto Alcaide que con tanta amabilidad presidió el tribunal de tesis doctoral (producto de la cual es la presente publicación), y a los doctores componentes, Alicia Cámara, Alfredo Morales, Pedro Galera y Miguel Ángel Castillo, por sus juicios, recomendaciones, valoración y evaluación. Por último, mi agradecimiento al Instituto de Estudios Ceutíes y al Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Ceuta, instituciones que han apoyado económicamente esta publicación.
Un recuerdo especial y muy emotivo para mis padres, mi familia y amigos que, con sus sacrificios, comprensión y paciencia, contribuyeron a que mi tesis doctoral pudiese ser leída y defendida en abril de 1999 en la sede central de la U.N.E.D de Madrid.
Señalar, igualmente, que este libro que ahora sale a la luz pública es el resultado de un proceso investigador largo, intenso y de grandísimas dificultades, de más de diez años de dedicación, en los que he debido desplazarme continuamente a organismos e instituciones de la Península supra reseñados, con el hándicap de tener que hacerlo arañando tiempo a mis propias vacaciones, puesto que en Ceuta la documentación impresa y gráfica relativas al tema es prácticamente nula. Igualmente, y dado que al principio desconocía el volumen real de fondos documentales existentes sobre el tema, me encontré con tanto material disponible que la labor de transcripción y selección me resultó ardua y harto compleja.
Por último, y para concluir este texto introductorio, debo añadir que con la presente publicación, y paralelamente a mi docencia en el Departamento de Historia del Arte del Centro Asociado de la U.N.E.D en Ceuta, espero que mi contribución al conocimiento de las fortificaciones ceutíes pueda allanar el camino a todos aquellos investigadores que se inicien en dicho tema, y animarles a introducirse en el estudio de un campo ingenieril que tanta importancia alcanzó en la organización de los Estados modernos y al propio tiempo en el desarrollo del arte de la guerra, la arquitectura, el urbanismo, la artillería y la tecnología.

