Primera parte: Prólogo e Introducción
Segunda parte: Inventario de Ánforas
Tercera parte: Anclas antiguas y conclusiones.

Aportación al estudio del comercio antiguo a través de los hallazgos submarinos de la zona de Ceuta

ELEMENTOS DE ANCLAS ANTIGUAS:

INVENTARIO

1. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos y rectángulos. Su peso es de 75 kg. y mide 67 cm. Hallado en la zona Norte.

2. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos. Su peso es de 77 kg. y mide 112 cm. Hallado en la zona Norte.

3. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos y figura. Su peso es de 110 kg. y mide 125 cm. Hallado en la zona Norte.

4. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos y lucerna. Su peso es de 44 kg. y mide 92 cm. Hallado en la zona Norte.

5. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos. Su peso es de 45 kg. y mide 98 cm. Hallado en la zona Norte.

6. Arganeo rectangular. Su peso es de 13 kg. y mide 29 cm. Hallado en la zona Norte.

7. Zuncho contrapeso. Su peso es de 26 kg. y mide 73 cm. Hallado en la zona Norte.

8. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 106 cm. Hallado en la zona Norte.

9. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 51 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

10. Cepo sin pasador. Su peso es de 48 kg. y mide 90 cm. Hallado en la zona Norte.

11. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 72 kg. y mide 103 cm. Hallado en la zona Norte.

12. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 68 kg. y mide 106 cm. Hallado en la zona Norte.

13. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 43 kg. y mide 102 cm. Hallado en la zona Norte.

14. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 43 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

15. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 60 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

16. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 80 kg. y mide 98 cm. Hallado en la zona Sur.

17 Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 8 kg. y mide 54 cm. Hallado en la zona Sur.

18. Cepo con alma de madera. Su peso es de 105 kg. y mide 108 cm. Hallado en la zona Norte.

19. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 102 kg. y mide 120 cm. Hallado en la zona Sur.

20. Cepo con alma de madera y taladros para fijar a la caña. Su peso es de 38 kg, y mide 85 cm. Hallado en la zona Sur.

21. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 122 kg. y mide 163 cm. Hallado en la zona Sur.

22. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 291 kg. y mide 195 cm. Hallado en la zona Sur.

23. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 38 kg. y mide 111 cm. Hallado en la zona Sur.

24. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 166 kg. y mide 149 cm. Hallado en la zona Norte.

25. Cepo con alma de madera. Su peso es de 255 kg. y mide 183 cm. Hallado en la zona Sur.

26. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 81 cm. Hallado en la zona Norte.

27. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 22 kg. y mide 72 cm. Hallado en la zona Sur.

28. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 54 kg. y mide 106 cm. Hallado en la zona Norte.

29. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 112 kg. y mide 144 cm. Hallado en la zona Norte.

30. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 148 kg. y mide 153 cm. Hallado en la zona Norte.

31 Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 170 kg. y mide 148 cm. Hallado en la zona Norte.

32. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 119 kg. y mide 124 cm. Hallado en la zona Norte.

33. Cepo con alma de madera. Su peso es de 62 kg. y mide 105 cm. Hallado en la zona Sur.

34. Cẹpo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 92 cm. Hallado en la zoną Norte.

35. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 75 kg. y mide 108 cm. Hallado en la zona Norte.

36. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 80 kg. y mide 123 cm. Hallado en la zona Sur.

37. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 76 kg. y mide 90 cm. Hallado en la zona Sur.

38. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 36 kg. y mide 84 cm. Hallado en la zona Norte.

39. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 18 kg. y mide 76 cm. Hallado en la zona Sur.

40. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 31 kg. y mide 87 cm. Hallado en la zona Norte.

41. Cepo con alma de madera y taladros para fijar a la caña. Su peso es de 35 kg. y mide 92 cm. Hallado en la zona Norte.

42. Cepo con alma de madera. Su peso es de 87 kg. y mide 108 cm. Hallado en la zona Norte.

43. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 162 kg. y mide 148 cm. Hallado en la zona Norte.

44. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 75 kg. y mide 122 cm. Hallado en la zona Sur.

45. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 93 kg. y mide 113 cm. Hallado en la zona Sur.

46. Cepo con pasador de plomo con relieve rectangular. Su peso es de 170 kg. y mide 151 cm. Hallado en la zona Norte.

47. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 188 kg. y mide 157 cm. Hallado en la zona Norte.

48. Cepo sin pasador. Su peso es de 106 kg. y mide 126 cm. Hallado en la zona Norte.

49. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 106 kg. y mide 127 cm. Hallado en la zona Norte.

50. Barra-contrapeso. Su peso es de 22 kg. y mide 62 cm. Hallado en la zona Norte.

51. Barra-contrapeso. Su peso es de 24 kg. y mide 67 cm. Hallado en la zona Norte.

52. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 46 kg. y mide 85 cm. Hallado en la zona Norte.

53. Cepo con alma de madera. Su peso es de 40 kg. y mide 88 cm. Hallado en la zona Norte.

54. Cepo con alma de madera. Su peso es de 66 kg. y mide 121 cm. Hallado en la zona Norte.

55. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 39 kg. y mide 98 cm. Hallado en la zona Norte.

56. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 32 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

57. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 69 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

58. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 81 cm. Hallado en la zona Norte.

59. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 81 cm. Hallado en la zona Norte.

60. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 55 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

61. Cepo con pasador de plomo con relieves de astrágalos y delfines. Su peso es de 26 kg. y mide 72 cm. Hallado en la zona Norte.

62. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 34 kg. y mide 82 cm. Hallado en la zona Norte.

63. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 54 kg. y mide 102 cm. Hallado en la zona Norte.

64. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 45 kg. y mide 90 cm. Hallado en la zona Norte.

65. Contrapeso-plomo-piedra. Su peso es de 17 kg. y mide 72 cm. Hallado en la zona Norte.

66. Contrapeso-plomo-piedra. Su peso es de 14 kg. y mide 72 cm. Hallado en la zona Norte.

67. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 82 kg. y mide 111 cm. Hallado en la zona Norte.

68. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 230 kg. y mide 149 cm. Hallado en la zona Norte.

69. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 102 kg. y mide 128 cm. Hallado en la zona Norte.

70. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 75 kg. y mide 123 cm. Hallado en la zona Norte.

71. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 322 kg. y mide 161 cm. Hallado en la zona Sur.

72. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 88 kg. y mide 128 cm. Hallado en la zona Norte.

73. Cepo con alma de madera y pasador de plomo. Su peso es de 50 kg. y mide 100 cm. Hallado en la zona Norte.

74. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 28 kg. y mide 83 cm. Hallado en la zona Norte.

75. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 82 kg. y mide 121 cm. Hallado en la zona Norte.

76. Zuncho-contrapeso. Su peso es de 10 kg. y mide 51 cm. Hallado en la zona Norte.

77. Cepo con pasador de plomo con relieves de lucerna, de placa rectangular y de delfín o de atún. Su peso es de 117 kg. y mide 147 cm. Hallado en la zona Norte.

78. Cepo con pasador de plomo. Su peso es de 39 kg. y mide 95 cm. Hallado en la zona Norte.

(1) Bravo (1972), pág. 26. (2) Espasa-Calpe, tomo V. (3) Perrone (1979), pág. 13.

(4) Perrone (1979), pág. 14.

(5) Posac (1979), págs. 5-10, Lám. 1-4.

(6) Perrone (1979), págs. 14 y ss.

(7) Bravo (1972), pág. 9.

(8) Bravo (1976) (1), pág. 5.

(9) Bravo (1976) (1), págs 5 y ss.

(10) Bravo (1976) (1), págs. 14-16. Bravo (1964) (2), págs. 8-10.

(11) Bravo (1965), págs. 2-4. Bravo (1976) (1), pág. 17.

(12) Bravo (1964) (1), págs. 4-6. Bravo (1966), págs. 16-17.

(13) Bravo (1976) (2), pág. 3. Bravo (1972), págs. 15-17.

(14) Bravo (1976), pág. 7.

(15) Bravo (1976) (2), pág. 9.

(16) Bravo (1976) (2), pág. 15.

(17) Bravo (1976) (2), pág. 16.

(18) Pascual (1959), págs. 176-180.

(19) Bravo, Muñoz (1965), págs. 11-13.

CONCLUSIONES

Antes de intentar una aproximación al panorama del comercio antiguo en la zona de Ceuta, hay que hacer hincapié en varios puntos importantes. En primer lugar, todos los esfuerzos que hemos realizado encaminados a la localización exacta de un pecio han sido inútiles, ya que existe al respecto un absoluto mutismo. Por otra parte, nos encontramos con que parte del material objeto de estudio ha sido bien comprado o bien donado en casos muy aislados a la Sala Municipal de Arqueología. Por tanto, carecemos de información exacta sobre las circunstancias del hallazgo, desconociendo los materiales que acompañaban a estas ánforas, por lo que tenemos que basarnos únicamente en el criterio tipológico a la hora de fecharlas.

En el mapa de recuperaciones marítimas de vestigios arqueológicos antiguos (Lám. 22), podemos observar que la mayor concentración de hallazgos se sitúa en la Bahía Norte. Al respecto tenemos que destacar un hecho significativo: en el inventario que hemos incluido de elementos de anclas antiguas, de las 78 piezas recuperadas, 62 lo han sido en esta zona. Esto nos induce a pensar que esta bahía era más frecuentada en época antigua como fondeadero, posiblemente porque tuviera mejores condiciones que la Sur. No podemos olvidar, sin embargo, que la zona Norte se sitúa frente a las costas españolas y ello ha de tenerse en cuenta en base a unas posibles relaciones comerciales con Hispania.

Como habíamos dicho, al carecer de un elemento cronológico preciso, debido al desconocimiento de los contextos respectivos, los materiales que hemos estudiado los englobaremos teniendo presente toda la época en que estuvieron en vigor siguiendo un esquema tipológico. Así, nos encontramos con:

  • Ánforas no anteriores al siglo IV a.C.: forma Mañá A.

  • Ánforas del siglo III y II a.C.: forma Mañá Cy greco-itálica de Benoit.

  • Ánforas del siglo II a.C.: forma Dressel 1A.

  • Ánforas del siglo I a.C.: forma Dressel 1B.

  • Ánforas del siglo I de la Era: forma Beltrán I y II.

  • Ánforas del siglo II: forma II de Beltrán y Forma 57.

  • Ánforas del siglo III: forma 57.

De todo ello podemos deducir que existe una actividad marítima desde el siglo IV a.C. hasta el siglo III de la Era.

Ahora bien, conviene tener presente que de estas ánforas, unas son con toda seguridad importadas (greco-itálica y forma Dressel 1) (1). Otras habría que considerarlas como de posible origen norteafricano (formas Mañá A y C) (2). En cuanto a la forma Beltrán I, su origen bético parece demostrado (3), aunque su abundante presencia en el litoral ceutí permite plantear la posibilidad, totalmente hipotética por a hora, de que se haya fabricado también en el Norte de África. La forma Beltrán II, aunque se le asigna un origen bético (4), el hallazgo de una fábrica de salazón en Ceuta (5) —con ejemplares de esta forma II—, demuestra que se ha fabricado también en el Norte de África. Por último, la forma 57 tiene con seguridad un origen africano (6).

Hemos observado que distintos tipos coexisten en una misma época; ello puede deberse a que unas formas no dejan de utilizarse hasta mucho tiempo después que hayan surgido otras nuevas. Las ánforas púnicas, si son de cronología relativamente reciente, aparecen con las itálicas fechadas en el siglo II a.C., -como sucede en nuestro estudio indicando que tras la desaparición del poderío cartaginés perviven una serie de envases que fueron fabricados según Blázquez (7), bien en el Norte de África o bien en el Sur o Sudeste de la Península Ibérica.

En cuanto a los productos que contenían estas vasijas, podemos englobarlos en dos grupos, uno de vino (y como tal incluiríamos la forma greco-itálica de Benoit y las Dressel 1A y 1B) y otro de garum (8) (formas Beltrán I, II y 57). En cuanto al producto que contenían las ánforas púnicas, es difícil de precisar. La mayoría de los investigadores apuntan al vino, aunque también es posible que contuvieran aceite, pescado salado y productos varios (9). Parece ser que las primeras exportaciones que se realizaron de garum tienen lugar en el siglo V a.C. desde la región del Estrecho hasta Atenas (10).

Esto implicaría que en esta época las factorías fenicias, en el círculo del Estrecho, alcanzaron tal desarrollo que les permitieron conquistar mercados lejanos. Nosotros nos inclinamos a pensar, a falta de otros datos, que las ánforas del litoral ceutí pudieron contener garum. En el histograma (Lám. 23) podemos ver cómo la mayor concentración está en torno a las de garum —59 ejemplares- y el resto —7— transportarían vino.

Un punto interesante lo constituyen las relaciones que pudieron desarrollar las poblaciones norteafricanas con otras civilizaciones. Si seguimos a Trouvenot (11) estas relaciones tienen lugar, según la tradición, desde el segundo milenio antes de Cristo. Los vestigios arqueológicos demuestran que la colonización fenicia fue intensa ya desde el siglo VIII a.C. o quizás desde el siglo IX a.C. (12). Los descubrimientos de uña serie de factorías fenicias, que desempeñaron un papel fundamental en los intercambios, datadas en los siglos VII-VI a.C., indican la existencia de contactos comerciales en esta época (13).

A partir de la II guerra púnica el trasiego marítimo del Estrecho debió aumentar, puesto que era la única posibilidad de que disponían los cartagineses para enviar refuerzos desde África a España (14). Parece ser que en el año 206 a.C., cuando Roma se hizo dueña de la costa española, las relaciones se intensificaron (15). Prueba de estas relaciones corrientes entre España y África la tenemos, por ejemplo, cuando Bogud pasó el Estrecho para apoyar primero a César contra Pompeyo y luego a Marco Antonio contra Octavio Augusto (16).

Con la Pax romana este movimiento debió intensificarse. Debieron pasar muchos africanos a España y viceversa. Como ejemplo, citaremos que el Emperador Augusto, no sabemos por qué razón, cuando fundó la colonia de Julia Constantia Zilis -actualmente Arcila- llevó a parte de la antigua población africana a Julia Traducta —actualmente Tarifa― (17).

Se han encontrado pruebas de estas relaciones, numerosas asas de ánforas cuyas marcas de productores españoles, principalmente del valle del Guadalquivir, nos indica que los romanos o romanizados del país se aprovisionaron durante mucho tiempo del país vecino (18). Parece ser que la Mauritania tuvo cierta dependencia de la Bética: tras la anexión de la Mauritania Occidental por Calígula, ésta se abrió considerablemente a la actividad de los ibero-romanos de la Bética (19). Bajo Claudio, la Bética abastecía las tropas que operaban en la Mauritania (20). Por el año 68 el Emperador Otón, no sabemos en qué condiciones y por qué, incorporó a la Bética ciudades libres mauritanas (21). Por último, en este apartado queremos señalar que este equilibrio en las relaciones entre la Mauritania e Hispania se mantuvo hasta el final del siglo III o principios del IV (22).

Otro apartado interesante en este estudio lo constituyen las fábricas de salazón, tanto de Hispania como de la Mauritania. Parece ser que éstas se remontan a la época en que estaban activas las factorías fenicias; a fenicios se debe la creación de una serie de instalaciones en los dos continentes, cuya unidad originó el «Circuito del Estrecho» (23), que se mantendrán al margen de las divisiones políticas y administrativas durante el período romano.

Las fábricas de salazón son numerosas a lo largo de las costas del Estrecho (Lám. 24). Datarlas con precisión es difícil ya que, como sugieren Ponsich y Tarradell, han sufrido constantes transformaciones durante un largo período de tiempo (24). Fábricas se han descubierto en excavaciones llevadas a cabo tanto en África (Lixus, Kouas, Tahadart, Cotta y Alcazarsegher, entre otras) (25) como en la costa peninsular (Javea, Calpe, Santa Pola, Torrox, Torremolinos, Villavieja y Bolonia) (26). Junto a éstas hemos de señalar parte de una fábrica que se descubrió en Ceuta, situada en lo que hoy es el Hotel La Muralla. Sobre esto sólo disponemos de una breve comunicación de Juan Bravo (27) en la que adjunta dibujos de las ánforas halladas, que pertenecen, como decíamos anteriormente, a la forma Beltrán II.

La pesca fue la ocupación principal de las ciudades costeras, en cuya actividad participaría la mayor parte de sus habitantes, siendo una de las fuentes esenciales de riqueza tanto de la Bética como de la Mauritania (28). Los atunes surcaban la costa de la Mauritania Tingitana durante mayo y junio; la Ibérica durante los meses de julio y agosto (29). Al carecer de puerto propio, las factorías obtenían los pescados a través de las almadrabas. A continuación, se procedía a conservar los atunes, cuyo método era aplicado en todas las fábricas del Estrecho de Gibraltar, y que Blázquez (30) detalla minuciosamente: «...los atunes eran sacados a la arena e introducidos directamente en un depósito; a continuación se almacenaban en otros dos depósitos, hasta que el agua y la sal escurrieran bien; luego eran troceados en otra sal y finalmente se almacenaban en cubas mezclados con sal».

Las conservas hispanas alcanzaron tal prestigio que se convirtieron en un producto tan codiciado como las pónticas, según indica Estrabón (III, 2, 6): «Tiene sal fósil y muchas corrientes de ríos salados, gracias a lo cual, tanto en estas costas como en las de más allá de las Columnas, abundan los talleres de salazón de pescado, que producen salmueras tan buenas como las pónticas...» (31).

Antes de concluir, queremos destacar que nos ha llegado información de que en aguas de Ceuta se han recuperado ánforas de la forma Dressel 20, destinadas al transporte de aceite. No hemos podido localizarlas pero queremos reseñarlo como una nota 1 tener en cuenta cara a futuros estudios.

A partir de lo anteriormente expuesto, consideramos que bien porque Ceuta, en época romana, fuera ciudad populosa o bien porque era el primer puerto del Estrecho donde podrían refugiarse los barcos que se veían sorprendidos en su travesía por un fuerte temporal, pudo haber desarrollado una actividad comercial.

Las ánforas vinarias descubiertas en el litoral ceutí probablemente eran producto de una importación bien desde lugares hispánicos o bien itálicos, hacia la Mauritania. no podemos precisar el origen de estos productos, ya que la ausencia de todo tipo de marca en las ánforas que hemos estudiado nos impiden clarificar este punto.

El problema se nos plantea a la hora de ver una posible importación/exportación de garum. Debemos recordar que uno de los productos hispanos de exportación que alcanzó gran prestigio en la antigüedad fue el de los salazones. No hemos de olvidar que los atuneros bordeaban las costas de la Mauritania Tingitana los meses de mayo y junio y la Ibérica durante julio y agosto, pudiendo trabajar estos marineros en ambas orillas. Quizás en un principio se realizase una exportación de garum de la Bética a la Mauritania y como consecuencia de las relaciones hispano- africanas surgiesen pronto, a lo largo de la costa mediterránea de Marruecos, una cadena de factorías de las cuales la descubierta en Ceuta sería un eslabón más. Esto nos lleva a pensar que en un momento determinado (aunque el artículo de Bravo no cita ninguna cronología, por los dibujos de las ánforas halladas pertenecientes a la forma Beltrán II—las encuadraríamos, grosso modo, desde la época de Augusto, siglos I y II de la Era) Ceuta creó su o sus propias factorías y quizás, al margen de que eran para el consumo de la población, pudo contar con un excedente que le permitiera mantener una exportación de sus productos derivados de la pesca.

A falta de datos más concretos, sólo podemos mantener el siguiente interrogante: ¿Era Ceuta en época romana una ciudad que por sus condiciones materiales pudo llevar a cabo un importante comercio de exportación de garum? Próximos descubrimientos darán la clave a este enigma. Sólo un hecho podemos asegurar: desde el siglo IV a.C. hasta el siglo III de la Era, como decíamos anteriormente, se desarrolló un trasiego marítimo comercial fruto de las relaciones entre dos continentes, Europa y África.



(1) Lamboglia (1955), págs. 264 y ss.

Benoit (1957), págs. 251 y ss.

(2) Juan Ramón (1981), págs. 40-41.

Ponsich (1970), pág. 189.

(3) Beltrán (1970), págs. 399-415.

(4) Beltrán (1970), págs. 420-448.

(5) Bravo (1968), pág. 30.

(6) Beltrán (1970), págs. 547-563.

(7) Blázquez (1978), pág. 59.

(8) «El garum provenía de la maceración en la sal de los desechos de pescados, de lechanzas, huevos y sangre; a continuación se elaboraba con tal o cual pescado, con langostinos, ostras u otros mariscos, su gusto era diferente pero siempre muy apreciado en la cocina rica; al principio combatía los perfumes domésticos y según Alpicius, reemplazaba casi siempre a la sal en la cocina y a la salchichería. Mezclado con agua, vino o vinagre refrescaba; era un medicamento a la vez excitante, estimulante y digestivo...». Ponsich-Tarradell (1965), pág. 98.

(9) Juan Ramón (1981), pág. 388.

(10) Tarradell (1968), pág. 87.

(11) Trouvenot (1954), pág. 388.

(12) Tarradell (1968), pág. 84.

(13) Tarradell (1968), pág. 83.

(14) Trouvenot (1954), págs. 381-382.

(15) Trouvenot (1954), pág. 382.

(16) Trouvenot (1954), pág. 383.

Criado, Ortega (1931), pág. 20.

(17) Trouvenot (1954), págs. 383-384.

Balil (1954), pág. 388.

Thouvenot (1973), pág. 152.

(18) Trouvenot (1954), págs. 384-385.

Balil (1954), pág. 388.

(19) Thouvenot (1973), pág. 244.

(20) Thouvenot (1973), pág. 329.

Bali (1968), pág. 320.

(21) Trouvenot (1954), pág. 385.

Troncoso (1979), pág. 20.

(22) Trouvenot (1954), pág. 386.

(23) Tarradell-Ponsich (1965), pág. 5.

Ponsich (1970), pág. 8.

(24) Tarradell-Ponsich (1965), págs. 5-6.

(25) Tarradell-Ponsich (1965), págs. 9-75.

Tarradell (1950), págs. 50-56.

Tamuda (1958), págs. 372 y ss.

(26) Tarradell-Ponsich (1965), págs. 81-90.

Fernández Miranda, Caballero (1975), págs. 199 y ss.

(27) Bravo (1968), pág. 30.

(28) Blázquez (1978), pág. 54.

Thouvenot (1973), pág. 236.

(29) Tarradell-Ponsich (1965), pág. 93.

(30) Blázquez (1978), pág. 55.

(31) García y Bellido (1976), pág. 80.

Primera parte: Prólogo e Introducción
Segunda parte: Inventario de Ánforas
Tercera parte: Anclas antiguas y conclusiones.