Camino cubierto del fuerte del Sarchal al castillo del Desnarigado
HS01
(R.I)-53-0000500-00015
Ingeniero: Desconocido
Siglo XVIII
Información extraída del Plan Especial de Protección de Conjunto Histórico de las Fortificaciones del Recinto de la Almina (autores: Gurriarán Daza, García Villalobos, Pascual Origosa, Muñoz Marín)
DESCRIPCIÓN
Este “camino cubierto” es más vía de comunicación que elemento de fortificación propiamente dicho, lo que no le resta importancia en el esquema defensivo del frente sur de la península del Hacho o de la Almina. Se trata de un camino que recorre los elementos fortificados de esta parte del Hacho, flanqueado por un pretil corrido que oculta a quienes transitan por él de miradas procedentes de embarcaciones. Excepcionalmente pudo emplearse como parapeto para fusileros e incluso como batería provisional que reforzase los emplazamientos fijos de artillería costera.
El camino cubierto es un vial de comunicación que recorre todo el frente sur del Hacho sirviendo de nexo de unión entre todas las fortificaciones existentes entre las calas del Sarchal al oeste y el Desnarigado al este. El camino consta de unos 5 m de ancho y se configura mediante un piso de cantos rodados. Queda protegido al exterior por un bajo parapeto; en algunos puntos de su trazado el pretil se bifurca para permitir el acceso a alguna fortificación o sencillamente dar salida al campo exterior.
Las fuentes cronísticas no señalan la existencia de murallas islámicas por esta parte de la Península. Ello responde a que la agreste topografía existente nunca debió exigir la construcción de un amurallado medianamente potente, fuera de las calas aptas para el desembarco. A este respecto, Ruiz Oliva descarta la existencia de tal amurallamiento, mientras que sostiene la de la banda septentrional¹. Para este autor, al finalizar el siglo XVI la situación era similar². Los planos del siglo XVII todavía no muestran rastro alguno del mismo, como el bien conocido de 1643 de Lope de Acuña³ o el de Joao Thomas Correa de finales de la centuria⁴, ambos representados en el apartado gráfico correspondiente del final de esta ficha. Al finalizar el siglo, concretamente en 1691, llegó a Ceuta el ingeniero Toreli, que hizo un detenido reconocimiento de su fortificación y analizó el perímetro de la península de la Almina. No dispuso ninguna obra de fortificación en el frente sur, ordenando incluso la retirada de un cañón emplazado para defender una de las calas más aptas para desembarcos con lanchas. Opinaba que las dificultades que ofrecía el terreno para desembarcos masivos hacían que fuese suficiente con que pudiesen llegar fuerzas de caballería para repeler desembarcos de gente de a pie.
Sin embargo, en la primera mitad del XVIII constatamos la existencia de algún elemento previo en el lugar que nos ocupa en el completo estudio que J. A. Ruiz Oliva dedica a esta época en sus Fortificaciones militares de Ceuta: siglos XVI al XVIII. En él constatamos que el 15 de agosto de 1734, Felipe V, por mediación de José Patiño, aprobó un paquete de seis proyectos para la fortificación de la ciudad. El quinto de ellos comprendía un proyecto para “levantar un parapeto desde el Fuerte del Desnarigado hasta el pie del Sarchal, correspondiéndose con la muralla antigua, la cual podría ser aprovechada añadiéndole unos revestimientos a lienzos en mal estado y levantándole cuatro pies de altura. Contando con canteras próximas, esta zona costera podría quedar bien defendida con poco gasto. Desde el Fuerte de Santa Catalina hasta la playa del Desnarigado también había una parte de muralla antigua que precisaba del mismo reparo que la anterior. En esta zona de la península de la Almina algunas partes accesibles desde la costa podrían ser incomunicadas o cegadas con barrenos por dos brigadas de desterrados, de 50 hombres cada una, con cabos que les dirigieran convenientemente”⁵.
Estos datos proceden de los proyectos en que participan Ignacio Sala (que llega a Ceuta en agosto de 1734), los “tenientes e ingenieros ordinarios Diego Cardoso y Miguel Sánchez Taramas (que) tuvieron como ayudantes (...) al Ingeniero Voluntario Alonso González de Villamar y Quirós y al ingeniero Extraordinario Luis Díaz Navarro”⁶. En ellos y los datos previos, atestiguan que la “muralla antigua” existía entre 1691 y 1734, habiéndose construido en algún momento impreciso de ese período. Sin embargo, algunos datos indirectos permiten aproximarse a su cronología, como que en 1693, cuando se data el proyecto de la remodelación del Desnarigado⁷, sin duda existía el camino, imprescindible tanto para acopiar los materiales necesarios para la obra como para el tránsito de las fuerzas de caballería que garantizaran su seguridad. El ingeniero Huet vio conveniente y muy útil plantar cuatro líneas de tunas y pitas desde Fuente Caballos hasta el Fuerte del Desnarigado, todas ellas en redientes y con plazas de armas de distancia en distancia, para que entrelazándose, guiándolas y creciendo en poco tiempo, se lograse tener en tres o cuatro años una línea de difícil acceso por su mutua defensa e impenetrabilidad. El mismo sistema aplicaría, dado lo escarpado del terreno y la mayor consistencia de las peñas, desde dicho fuerte hasta el de Santa Catalina“⁸.
RUIZ OLIVA, J. A., Op. Cit., p. 19.
Ibídem, p. 47, Fig. 14.
Plano de Ceuta 1643 AGS N.G. Leg. 1918 Lope de Acuña.,
Plano de Joao Thomas Correa de finales del siglo XVII.
RUIZ OLIVA, J. A., Op. Cit., p. 257.
Ibídem, p. 253.
Plano de Ceuta del AGS, NG, Legajo 2915, 1693 (copia de 1852, J. Aparici).
Ibídem, p. 419.

